Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico)

Sábado 28 de octubre del 2017.

—¡Aquí vamos Malibú! —grita Will toda eufórico.

Cada vez falta menos para la boda, después de esta misma se nos dificultará regresar y andar con las prisas de una vida de recién casados por lo cual a Willmer le ha aterrizado la idea de hoy mismo hacer el baby shower en su casa de Malibú. Ahora nos encontramos en carretera para ir a la casa de playa con música de Taylor Swift, Demi lovato y mi favorita latina estadounidense Becky G reventando las bocinas del nuevo Ferrari 458 Italia amarillo canario de Will que mantiene una de sus manos en el control del volante y la otra unida con la mía.

La casa es hermosa, pequeña y acogedora. La primera planta tiene en su mayoría las paredes de cristal, las pocas paredes de concreto son blancas con contrastes azules, tienen diseños marinos que van a la perfección con la espectacular vista del agua turquesa que se ve después de una arena blanca, los muebles son blancos de cueros finos y claramente costosos, las baldosas son extrañamente plateadas, jamás en mi vida las había visto de este color en azulejos pero se ven demasiado cool. El estilo de las escaleras es recatado de finos tablones tan delgados que parecen que se quebraran con mi peso, que es un poco elevado a lo que el doctor constantemente me pide que reduja las calorías, Will suele quejarse pero cada que tengo un nuevo antojo sale disparado a comprar los ingredientes para hacerlo él mismo ¡¿quién lo entiende?! La segunda planta tiene cuatro habitaciones, en la primera dormiremos Will y yo, en la segunda Alaska y Oli, en la tercera Allie y Florence, sé lo que están pensando, esto parece ser más una salida de amigos que un baby shower, probablemente lo sea.

—Te prepararé un nuevo baby shower, no te preocupes por el tiempo, en lo que están de luna de miel yo hago las invitaciones y todo lo que sea necesario, los juegos y esas cosas habituales de estos eventos, esto es más como un fin de semana para relajarnos entre amigos.

—Es exactamente lo que estaba pensando. —Observo como sube su maleta a su cama.

—Si quieres puedo ayudarte, con este caso tan importante de defender a tu cliente en los tribunales y esas cosas que quizá se lleve más de tu tiempo, creo que necesitaras ayuda. —Le ofrece Allie.

—Cierto Allie, te lo agradecería.

—¿No es raro? —le pregunto a Alaska, frunce su ceño en mi dirección.

—¿Qué es lo raro?

—El que seas abogada, trabajes en el departamento de abogados más cotizado de los Angeles y tu novio sea un chico que por ley deberías hundir en la cárcel. —Puedo ver claramente que mi comentario la saca de su órbita.

—Bueno... —Aclara su voz para disponerse a seguir, se ve un poco descolocada—. En primer lugar no es mi novio, en segundo creo que también tendría que hundir a Will, a su padre y a todos a su paso incluyendo a Harry, sé que por ética debería hacerlo, por ser leal a mi profesión, pero tengo una línea de lo familiar, son mis amigos América, no lo podría hacer, yo lucharía por ellos, pelearía en los juicios con todas mis fuerzas para sacarlos de prisión.

—Por eso te quiero. —La abrazo aún con la diferencia de distancias por mi vientre un poco más hinchado. Nos separamos y continuamos como si nada hubiera pasado, Allie tiene incluso los ojos cristalizados. Me levanto de la cama y me acerco al balcón.

—¡Vengan chicas! —les pido en un gritito, esta vez también viene Florence que va saliendo de una corta ducha. Nada más ver la escena a la distancia se votan a reír, descojonándose literalmente. Willmer y Oliver se encuentran con la difícil tarea de poner una carpa de manta a la orilla del mar, el oleaje está alto y la brisa salina es llevada a gran  velocidad por el viento haciendo que la carpa quiera volar.

Me pongo una fina capa de tul rosado, debajo de este traigo puesto mi bañador negro de dos piezas que deja prácticamente mi vientre al aire libre. Voy en su ayuda, Florence viene conmigo mientras Alaska y Allie se ponen sus respectivos trajes de baño.