Martes 11 de julio del 2017

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Me despierto con la calidez de un cuerpo abrazando el mío. Antes de voltearme observo la hora en mi reloj digital; las tres de la madrugada, me dormí esperándolo, nunca me había dejado plantada, nunca había dicho algo sin cumplirlo, suelto una bocanada de aire pesado.

—¿Vas llegando recién Will? —Vacila un poco antes de contestar, volteo y observo su rostro por la luz de la luna que se cuela en mi pequeña habitación, no tiene ni un ápice de haber conciliado una siesta.

—Sí.

—¿Y de dónde vienes?

—De una carrera clandestina. —Me siento en la cama con las piernas cruzadas, estiro mi mano y prendo la lámpara que ilumina sólo un poco más que la luz de la luna.

—¿Eso significa qué no dejarás de hacer cosas ilegales? Pensé que ya lo habíamos hablado por la mañana y ayer por la noche, pensé que estábamos bien. —Se pone de pie, lo observo mientras rodea la cama, se ha quitado su camisa y tiene el pecho descubierto, unos jeans reposan en sus caderas sin cinturón provocando que estos estén un poco por debajo de la liga de sus bóxers que tienen plasmados la reconocida marca Calvin Klein dejando de esta forma una atractiva V debajo de su six pack que se esconde y termina debajo de estos. Finalmente deja de caminar como si estuviera en una pasarela de moda de chicos esculturales y se sienta frente a mí, huele demasiado a colonia y una fina capa de sudor cubre su cuerpo que resplandece como si fuera aceite sobre su piel.

—No hablamos, no terminamos de hacerlo, prácticamente me echaste ayer y hoy por la mañana no dialogamos mucho que digamos. —Bueno, en eso tiene razón, pero me conozco, de no ser así ayer habríamos quedado en una muy mala situación, cuando saco mi temperamento no salen cosas buenas ni agradables de el.

—Bueno pues hablemos ahora, ¿dejarás de trabajar con tu padre? —Se lleva una mano a la nuca y se rasca con nerviosismo. Trato de poner mi rostro serio y no desviar mi mirada por su cuerpo tan bien esculpido como el de El David de Miguel Ángel y tan perfecto como el de un ángel caído.

—No puedo Mare.

—¿Tu padre te obliga a trabajar con él?

—No. No me obliga pero no quiero defraudarlo, me costó mucho que él confiara en mí, que creyera y notara que soy bueno para dar ordenes, para hacer que me respeten. —Su tono dolido me doblega pero no doy la mano a torcer, lo que hace no está bien y lo tiene que entender.

—Yo conozco algo en lo que eres demasiado bueno, tienes en ello el respeto y admiración de muchos porque te lo mereces a la buena. Yo creo en ti y noto la calidad de persona que en ti crece cada día, eres muy buen Chef y no necesitas derramar sangre para comprobarlo, ni vender droga o exponer tu vida en cosas que en cualquier momento te alejarían de mí para siempre y dime Will: ¿Qué sería de mí sin ti?

—No quiero que pienses así, yo estaré siempre a tu lado. —Acuna mis mejillas entre sus manos.

—¿Cómo lo sabes? En el narcotráfico hay enemigos, en un mal día, un día que la suerte no esté a tu favor y el chico del tatuaje cumpla su amenaza y vuelva por ti, ¿qué haría yo?

—Eso no pasará.

—¿Cómo estás tan seguro Will? ¿Acaso también ya lo eliminaste del mapa?

—No, pero él no está en el país, lo he investigado y es de la mafia de Inglaterra.

—¿Y si vuelve?, ¿y si esta vez no sólo viene por ti, y si también me sucede algo a mí Will? —Tomo sus mejillas de la misma manera que el toma las mías, lo miro directamente a sus bellos ojos.

—No tengas miedo Mare, te prometo que hablaré con mi padre y me iré retirando del negocio. No quiero que te pase lo que le sucedió a mi madre y a Rebeca.

—No solo somos nosotros dos ahora Will y eso es lo que más me preocupa.

—Lo entiendo, no te preocupes más, haré esto funcionar como lo hemos hecho en los últimos años.

—Gracias. —Acorto la distancia y beso sus labios, enseguida él me sigue el beso. Nos separamos momentos después con la respiración acelerada.

—Te tengo una sorpresa —dice metiendo una mano en la bolsa de su pantalón para sacar no sé que cosa—, cierra los ojos y extiende tu mano. —Como lo ha dicho sigo las instrucciones con confianza, cierro los ojos y extiendo mi mano, sobre esta siento sus dedos tibios dejar algo frío como el metal acompañado de algo de la textura del plástico. Cierro la mano sabiendo que es pero no de que. Abro los ojos para comprobarlo, es una llave que tiene la marca de un costoso automóvil, junto a un llavero y el mando a distancia de alarma.

—¿Es lo qué estoy pensando? —le pregunto con los ojos abiertos del asombro a tal punto que podría apostar a que casi se salen de los orificios.

—Era una sorpresa para mañana, pero ven, vamos a verlo. —Se pone de pie y me tiende una mano para ayudarme a salir de la cama, me pongo una frazada por los hombros y mis cómodas pantuflas de unicornio. Salimos al pasillo tomados de la mano, la rendija debajo de la puerta de Alaska está oscura en cambio de la habitación de Oli proviene una luz señal de que no puede dormir, ¿por qué será?, hago una nota mental para cuando volvamos pasar a verlo para darle apoyo moral, sospecho que es por saber de la heterosexualidad de Derek y más de eso saber que tiene novia, mi amigo es gay pero no es de los chicos que se dejan crecer el cabello, usan maquillaje y compran ropa de mujer, no hay nada de malo en ello pero si Oli no te dice que es gay o lo escuchas tirarle un piropo a algún chico en la calle no te das cuenta de que lo es, y que decir de Derek, quisiera que mi amigo no sufriera por un chico que sólo ha visto dos veces en su vida y que además es su jefe, pero es parte de experimentar la vida y esta es la suya, yo sólo puedo estar a su lado y tratar de aconsejarlo.

—¿Qué pasa? Te noto un poco ausente.

—No es nada Will, sólo Oli pero ya lo hablaremos después. —Las puertas del elevador se abren y esta vez el portero está ojeando el periódico, por lo menos está despierto. Will y él cruzan un vago saludo y exactamente a las puertas del recibidor hay un camaro blanco, el automóvil de mis sueños.

—Will es hermoso, pero no deberías.

—Eres mi novia y en unos meses serás mi esposa, claro que debo. —Me acerco al automóvil, toco la pintura brillosa y reluciente entre mis manos.

—¿Dónde lo compraste? —le pregunto.

Por favor que no sea robado...

—No lo he comprado. —Quito la vista del automóvil y la dirijo a él.

—¿Qué?, ¿entonces cómo...? —Dejo la pregunta sin terminar para que él responda.

—Lo he ganado en una carrera clandestina, es ilegal la carrera pero el papeleo que hice para que estuviera a tu nombre es completamente legal, te doy mi palabra de ello. —Regreso la vista de nuevo al automóvil, siento que aceptarlo sería como estar de acuerdo en que él se siga moviendo por esos malos pasos. Regreso la vista de vuelta a Will—. Algo bueno tengo que sacar de ser el mejor corriendo autos ¿no? —Alza sus hombros con expresión despreocupada mientras yo niego con la cabeza.

N/A.

Capitulo dedicado a : danceforevernever18

Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora