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—Estoy muy feliz que estés bien hermanita, me llamo Zac, soy mayor que tú pero menor que Taylor, no nos habíamos visto en mucho tiempo ni estado manteniendo buena comunicación desde que me mudé a aprender español a Belice, lo lamento y espero no se vuelva a repetir, ella es mi novia, Gila.

—¿Que significa tu nombre, Gila? —le pregunto, es un nombre que no había escuchado.

—Eterna Alegría. —sonríe al responder, bueno, al parecer su nombre encaja con su personalidad.

Cada uno se va presentando, mi padre, mi madre, un par de amigas más llamadas Camila, Allie y Florence. Ya no es necesario que se presenten Dominic y Robert, como sino hubiera pasado nada todos se levantan a abrazarme.

El pediatra ha llamado a Dominic y le ha dicho que no puedo lactar a los bebés por los medicamentos a los que fui suministrada, además porque los bebés ya se están acostumbrando a la formula que les ha recetado y cambiarla les haría mal para su estómago, por lo que siento los pechos pesados, me duelen ligeramente y se me desborda la leche haciendo que se me humedezca la tela del sostén y de la blusa haciéndolo notorio y sintiéndome incomoda subo a buscar donde he dejado la chamarra de Robert para ponermela.

Los dejo a todos preparando el almuerzo, entro en la habitación de mis hijos donde encuentro la chamarra doblada en el sillón, me la pongo y salgo dispuesta a reunirme de nuevo con mi familia en la cocina. Cierro la puerta a mis espaldas, pego un pequeño brinco llevando mi mano derecha a mi pecho por instinto.

—¡Me asustas Robert! —exclamo con la respiración acelerada. Robert se encuentra recostado en la pared con las manos en los bolsillos como se encontraba en la sala, en la misma posición, como para portada de revista, algo cool proveniente de un modelo.

—Una frase que las chicas no suelen decirme, no cabe duda de que eres única América.

—¿Eso a qué viene? —Camina hasta ponerse frente a mí, se ve hermoso el día de hoy.

—No viene a nada en particular, pero yo si vengo con un propósito. —Sonríe de lado.

—¿Qué propósito es?, claro, si se puede saber.

—Mi propósito del día es convencerte.

—¿Convencerme de qué? —Entre-cierro los ojos en su dirección.

—De que firmes contrato para ser la nueva modelo de mi compañía.

—¿Modelo yo? —Estoy atónita—. Si es una broma te golpearé —le digo divertida.

—Sí, modelo tú, América Castañeda.

—Yo no puedo ser modelo, creo que soy hermosa, pero las modelos no tienen cicatrices.

—¿Cicatrices? —me pregunta.

—Soy madre Robert, di a luz a mis hijos por cesárea, tengo una cicatriz en mi vientre bajo.

—Pagué para la que cesárea fuera estética déjame verla.

—¿Cómo qué pagaste Robert?

—A petición mía, yo me ofrecí a pagar la cuenta del hospital, Willmer como también Dominic no querían permitírmelo así que fui donde mi padre el cual por ética aceptó mi pago sin preguntarle a nadie de tu familia. ¿Qué puedo decir?, siempre me salgo con la mía, lucho por lo que quiero. —Toma mi barbilla para que lo mire a la cara.

—Pero aún no entiendo el porque —susurro.

—Fui yo el chico que por accidente chocaste conmigo, sé que no tenía la culpa, aún así seguía sintiéndome culpable, y aunque no me hacía sentir mejor pagué la cuenta, lo único que quería era que abrieras tus ojos, ver por primera vez su maravilloso color, de verdad América. —Aparto la mirada cohibida por sus palabras, sus ojos que me miran con adoración—. Mírame —ordena, sumisa hago lo que pide, lo veo a su rostro, sus facciones, su cabello, lo varonil que es, lo atractivo, un paro hormonal se desata dentro de mí—. Una modelo es una chica hermosa, segura de sí misma, con carisma, actitud, con metas, con ganas de volar y ser triunfadora, tú, América, tienes todas esas características, acepta por favor. —No respondo, aun me encuentro procesando sus palabras—. Déjame ver la cicatriz —pide, levanto la chamarra a la par de la blusa que llevo debajo de esta.

—No te la puedo mostrar del todo porque está aún parcheada —le enseño.

—Por dios América, es exageración tuya, estoy seguro que ni siquiera se notará, será cubierta por la ropa y en las secciones de traje de baño o ropa interior con sólo un poco de maquillaje serán historia, podríamos ir a comprar hoy mismo cremas que te ayuden a disminuir lo poco que se nota hasta que desaparezca. ¿Qué dices?

—¿Serás mi jefe?

—Tanto como tu jefe no, seré tu amigo y más que eso, después de todo el mánager es el que nos termina ordenando que hacer. —Se encoje de hombros.

—¿Y ya sabe tu mánager de tu proposición?

—Sí, lo sabe.

—¿Y qué dijo?

—Dijo que soy brillante.

—Creo que antes de darte una respuesta certera primero tengo que hablar con tu mánager. —Sonríe y acerca nuestros rostros, nuestras respiraciones se vuelven una sola, nuestros labios se rozan, me mira pidiendo una señal de aprobación, cierro los ojos para que así sea, une de una buena vez sus labios a los míos, los mueve sin prisa, aún ritmo lento y pausado que me permite saborear por completo la calidez de su boca, es algo que disfruto, las sensaciones se disparan en todas direcciones, es como si alguien hubiera soltado mariposas dentro de mi estómago y estas revolotearan sin parar extasiadas, sus manos han pasado de estar de mis mejillas a mi cintura atrayéndome a su cuerpo que me recibe como si ahí estuviera mi hogar. Nos separamos por un carraspeo proveniente del mal tercio.

—Deberían respetar, no están en su casa. —Apunten un punto menos al cliché, no es Dominic, es Harry, el amigo de este y el casi novio de Alaska —aunque lo nieguen— el cual niega ligeramente con la cabeza en nuestra dirección.

—Cierto hermano, gracias por el aviso. —Se escucha el sarcasmo y poca importancia de Robert al responder, por mi parte sólo sonrió con falsedad obvia. Robert toma mi mano, camino a su lado dejando detrás al pelirrojo, aún tomados de la mano entramos en la cocina. Me dirijo a Dominic que tiene cargando a Sofia, le doy un beso en su tierna mejilla y me despido de ella, es difícil pero tengo que hacerlo.

—¿Ya te vas?

—Sí, Dominic, tengo cosas que hacer —respondo en voz alta yendo ahora con Alaska que tiene a Damon en sus manos, también le doy un beso en su frente y él sonríe.

—¿Ya te vas? ¿A dónde? —Mi madre frunce el ceño al preguntar, todos tienen su atención en mí esperando mi respuesta.

—Sí, haré algunas cosas, unas compras, como por ejemplo, necesito un móvil nuevo.

—¿Dónde vivirás? ¿A qué acuerdo has llegado con Dominic?, él es el padre de tus hijos. —Pongo los ojos en blanco, es mi madre pero no es para que me regañe enfrente de todos como si tuviera cinco años.

—Todo eso ya lo he resuelto mamá, no necesito de tus sermones. ¿Nos vamos Robert? —En realidad no he resuelto nada de lo dicho, es mi secreto que al fin nadie lo sabe y tal parece que Dominic no quiere desmentirme. Todos me miran impactados, los dejo con el beneficio de la duda, camino hacía Robert tomando su mano entre la mía, él sonríe para todos y sin despedirnos abandonamos el lugar en su mustang gris, comienzo a sospechar que es su color favorito.

N/A.

Hortensia por BaltazarGutierrez1

Capitulo dedicado para:Marisol_Dom,

Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora