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—¿Gay? —le pregunto.

—Así es, pero es muy famoso, exclusivo y de alta calidad.

—Bueno, sea como sea tengo que ir, pero de momento vamos a tu casa, hacemos algo y después me marcho.

—¿Algo? —Arquea las cejas de forma ladina poniéndose de pie. Seductoramente se muerde el labio inferior.

—Que pervertido señor Winter, me refiero a ver una película, no hacer ese "algo" en lo que estás pensado.

—¡Pero si yo no dije nada! —Se encoge de hombros haciéndose el inocente.

Salimos del local y conduzco detrás del automóvil de Dominic, mantengo la radio apagada, es extraño después de lo descomunal que ha sido la mañana el como puedo lograr sentir la plenitud que experimento, una sensación de tranquilidad me alberga el alma y es terriblemente bueno sentirse así.

El tráfico se escucha con la bocinas de los automóviles que luchan por avanzar para llegar algún sitio donde seguramente los esperan, se puede escuchar el bullicio de las personas hablando, pasos y gritos por doquier, los sonidos juntos crean el ambiente de lo que es la ciudad, no es como la gran manzana pero es lo más parecido.

Dos por tres intercambio mi mirada entre el parabrisas y el espejo retrovisor, mis pensamientos se mantienen en silencio de forma sorprendente y tener callada mentalmente a la América dañada me hace querer desear que nunca despierte de donde sea que duerme en mi subconsciente, creo que la medicación hace lo que puede, principalmente porque no es tan fuerte, debo de tratar de mantenerme lo más tranquila y serena posible en todos los casos de mi día a día para que la medicación no tenga que subir de intensidad y frecuencia.

Saludo con la cabeza a los guardias de seguridad y estaciono al lado del automóvil de Dominic frente a su casa. Me ayuda con los niños y al abrir la puerta de roble de su mansión todo sigue tan pulcro y en su lugar como lo recuerdo.

—Es ahora cuando inicio con mi discurso de "¿mi casa es tu casa, todo lo que tengo también es tuyo y mis hijos son ahora tuyos también?"

—Estos últimos siempre han sido también míos —le debato sentándome en uno de los cómodos sillones que parecen ser el mismo cielo—. ¿Verdad qué sí Sofia? —Con sus manitas toma un poco de mi cabello y juega con el.

—Te recomiendo que no dejes a Kiara ni a Deker jugar con tu cabello, me ha dicho Keyla que es peligroso para ellos, puede provocar que se corten, su piel es delicada y sensible.

—Cierto, ven aquí y has que suelte mi cabello, pero hazlo despacio para que no se lastime. —Dominic toma asiento a mi lado y con cuidado aparta las manos de Sofia de mi cabello, para librarnos de posibles cortaduras ato mi cabello en un moño en lo alto de mi cabeza.

—Hay que subir a dormirlos, es hora de su siesta de media tarde —le digo leyendo la lista que Keyla me ha dejando.

—Es lo que estaba por decir, sube tú primero con Sofia, ya subo yo llevando los biberones listos.

—Te espero arriba. —Subo por la escalera con cuidado de no resbalar peldaño por peldaño. Mi parte humana que es tremendamente curiosa me lleva al estudio de pintura de Dominic. El olor de la habitación es el mismo que tengo gravado en la memoria, la ventana está abierta y el aire sacude las delgadas cortinas de tela blanca que se mueven al antojo de este mismo, me acerco a su último trabajo y este es un tanto raro, es abstracto y no logro verle gran significado, creo que no está terminado y puede que ese sea el motivo, al parecer no ha tenido mucho tiempo para manejar el pincel, los colores que predominan es el negro, el rojo y el amarillo.

—Tu papá es todo un artista Sofia, tienes que estar orgulloso de él —susurro con la vista sobre el cuadro terminado de nosotros en el parque.

—América aquí estás. —Escucho a mis espaldas, volteo en su dirección.

—Quiero hacerlo algún día Dominic, no me quiero perder ver esas sonrisas que has plasmado ahí.

—Recrearemos esa escena algún día en una fotografía real y no en un cuadro ficticio, te lo prometo, pero ahora estoy feliz con lo que tengo, que es más de lo que un día pude llegar a imaginar y se dice que los hijos son bebés sólo de pasadita, tenemos que aprovecharlos ahora y disfrutar de ellos que ya que sean adolescentes y sean rebeldes nosotros no seremos sus prioridades.

—No digas eso, me vas a poner sensible, mejor vayamos a dormirlos que Sofia raramente no ha parado de bostezar. —Asiente sonriendo de lado, nos dirigimos a la habitación y después de cambiarles el pañal y darles el biberón quedan profundamente dormidos en sus respectivas cunas. Cierro la puerta con cuidado para no despertarlos.

—Hay que bajar en silencio y ver una película —le susurro a Dominic.

—No tienes porque susurrar Meri, estamos fuera del pasillo, no creo que nos escuchen desde aquí.

—Cierto —acepto. Juntos bajamos las escaleras y nos dirigimos hacia su preciosa y cómoda sala de estar.

—Me encanta tu enorme televisión ¿de cuantas pulgadas es?

—Es la televisión más grande del mercado Meri, es un producto de empresas Winter, es de ciento cuarenta pulgadas y la pantalla curvada la hace más atractiva y no es mi televisor, es nuestro gigantesco televisor, ahora dime que película quieres ver.

—¿Cuál me recomiendas señor presumido?

—En Polaco: Sala Samobójców. En inglés: Suicide Room.  En español: La habitación del suicido. Cabe mencionar que es la misma película sólo dije el titulo en sus idiomas alcanzados más populares.

—El nombre es interesante, hay que verla, sólo espero no dormirme por la mitad.

—Creo que no lo harás, pero te prestaré mi hombro para que te recuestes en el.

—Perfecto. —Dejando la película en pausa va a la cocina donde al paso de los segundos empiezo a escuchar pequeñas explosiones a lo que deduzco: palomitas de microondas. Cuando regresa le pone inicio a la película y completamente lloro en cada segundo de esta, el brazo de Dominic me mantiene estable en su regazo, pero momentáneamente la película me ha roto el corazón.

—¿Por qué has puesto esa película? —Limpio mis lágrimas y el nudo en la garganta apenas me permite hablar.

—Porque vas a ir a un bar gay Meri y si vas ahí tienes que saber que son personas con sentimientos como todas las personas en este mundo, debes comprender que para muchos de ellos se les dificulta el hablarlo, no los juzgo, los entiendo completamente, tienen miedo al rechazo y en numerosas ocasiones yo mismo me he sentido así, y ahora que sé lo de mi hermano y Oliver no puedo estar más orgulloso de ambos y de lo fuertes y valientes que son.

21/38
Mte
Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora