El fin de semana fue un poco largo. La huelga de maestros se había intensificado y Samuel se encontraba en boca de todos, parecía ser que los estudiantes de los colegios financiados por el estado deberían alargar el año lectivo hasta diciembre, sin hacer pausa para la semana de receso o las vacaciones de mitad de año. El pobre estaba estresado y se la pasaba en su oficina agendando reuniones, pero todo se puso peor la noche del domingo, cuando tuvo que viajar de emergencia al sur del país.
—Deberías venir —dijo mientras le ayudaba a empacar algunas cosas en su maleta.
—No —respondí—, te dije que Laila vendrá pasado mañana. Estaré bien.
—Ambos sabemos que no lo estás. Por favor, ven.
—No. Te juro que no pasará nada. Es más, si me das permiso, le pediré a Lai que se quede conmigo.
—Es innecesario que me pidas permiso. Aquí pueden quedarse todos los amigos y familiares que quieras. Esta también es tu casa.
—Bien, siendo así, le diré a Lai que se quede conmigo —contesté cerrando la maleta—. ¿Cuándo regresas?
—Procuro que sea el jueves, pero si no, trato de llegar el viernes en la mañana para que asistamos a la cena.
—Serán muchos días...
—Lo sé, así que espero que logres retener a Laila hasta que regrese. De igual forma, Jorge estará pendiente de ti.
—¿No irá contigo?
—No, allá tengo otros guardaespaldas —contestó saliendo de la habitación.
Lo seguí arrastrando la maleta de rodachines hasta la puerta principal. Afuera del departamento estaba Diego esperándolo, según tenía entendido, él lo llevaría hasta el aeropuerto, llegaría en la madrugada del lunes y no regresaría hasta el jueves.
—En la mesa de noche de mi lado hay una tarjeta débito, es tuya.
—¿Qué? —pregunté acuclillándome frente a él.
—Úsala para los gastos que tengas o quieras mientras no esté. Sal con Laila, come por fuera, lo que quieras. ¿Está bien?
—No creo que la vaya a necesitar, tengo dinero y no es que te demores un año por fuera.
—Solo es por si acaso, un seguro. La clave es tu fecha de cumpleaños.
—Está bien...
Diego al percatarse de que era "nuestro momento", tomo la valija y se encaminó al ascensor. Reí por lo bajo pero la voz de Samuel me hizo callar de inmediato.
—Te quiero —dijo besándome la frente—. Te quiero mucho, Laila.
Ahí sentí que algo se me quebraba por dentro, era la primera vez en casi seis meses que estaríamos separados y supe que la despedida sería inminente. Tomé su rostro entre mis manos y me enderecé un poco para besarlo apasionadamente. Me haría mucha falta, demasiada.
Acompañé a Samuel hasta el ascensor y, en cuanto las puertas se cerraron, regresé al apartamento. Me abrumó el hecho de verme sola, el espacio era inmenso y no contaba con nadie, por primera vez en aquellos meses extrañé la presencia de nana Emma.
Le envié un mensaje de texto a Lai informándole que necesitaba de su compañía hasta que Samuel volviera; supuse que por ser casi la media noche no contestaría, pero no fue así.
"Laila ♥
-¿Quién es Samuel?"
"Tú
ESTÁS LEYENDO
Las Pruebas Del Amor (Sin corregir)
RomantikCuando Laila Haggard, guiada por un sueño, conoce a Samuel Gross, descubre que éste no solo es el famoso escritor Sam Sly, sino que también es un poco diferente a ella; sin embargo, eso no es impedimento para que la atracción haga de las suyas y naz...