—¿Qué? —La enfermera en verdad estaba confundida.— Pero si ella es Laura Ospina Tovar; mire, aquí dice —la enfermera le pasó la planilla a Francisco, y este la reviso rápidamente.
—¡¿Pagaste un parto?! —Francisco lucía estupefacto.
—Sí, es un acuerdo entre la señora y yo, ¿verdad?
—Sí señor —Laura respondió con una tímida sonrisa.
—Eso explica —le regresó la planilla a la enfermera—. Se cruzaron las cuentas de cobro.
—¿Cómo así doctor?
—Hablemos de esto afuera —pedí al ver que Laura parecía incomoda.
—Me parece.
Me excusé con Laila y con Laura para salir al pasillo con la enfermera y Francisco. La joven solo miraba una y otra vez la planilla tratando de entender qué pasaba.
—¿O sea que esta no es la habitación de esta factura?
—No, el que el señor Gross haya pagado el procedimiento de la señora Laura, no quiere decir que esta sea la habitación —mi teléfono comenzó a sonar.
—¿Entonces hay otra habitación? —Pregunté, colgando la llamada sin detenerme a ver de quién se trataba.
—Tampoco, pero no te preocupes Samuel, la moveremos a las habitaciones compartidas junto con las camillas.
—No, si es posible mejor no —dije mirando de reojo al interior—. Creo que a ambas les hará bien el estar acompañadas.
—Podría generarse un sobrecargo.
—¿Demasiado elevado? —Enarqué las cejas, un tanto reacio.
—Nada que no puedas pagar —se rio.
—¿Entonces pueden quedarse juntas?
—Sí, estoy de acuerdo —Francisco asintió de forma aprobatoria—. Enfermera, siendo así, genere una anotación en la base de datos e informe al doctor a cargo de la señora... Ospina Tovar para que sepa dónde encontrarla —le devolvió la planilla tras leerla—. En cuanto haya realizado este reporte, por favor regrese para darle unas cuantas indicaciones.
—Entendido doctor Castellanos. De paso llamaré a los camilleros para que se lleven las camas desocupadas.
—No, no enfermera. Primero haga lo que le digo y después regresa para acordar unas cosas más.
—Bueno doctor, permiso —la enfermera se excusó antes de dar media vuelta, alejándose bajo nuestra mirada.
Estaba a punto de retomar la conversación con Francisco cuando me vi interrumpido por el sonido de mi teléfono. Lo saqué para ver quién llamaba con el movimiento de colgar ya predispuesto; sin embargo, en cuanto vi el nombre de Elsa en la pantalla, me detuve y contesté.
—¿Samuel? —Preguntó en medio de sonidos que me eran difíciles de descifrar.
—Hola Elsa, veo que estás despierta —saludé mirando a Francisco para pedirle un momento—. ¿Todo en orden?
—El primer trimestre me está dando guerra —el sonido de una cisterna se escuchó cerca.
—¿Estás vomitando?
—¿Por qué otra razón estaría despierta a las seis de la mañana? —Su tono resultó ser realmente agresivo.
—Disculpa, solo era pregunta —reí por lo bajo—. Laila entró en labor de parto —solté tratando de apurar la conversación.
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Las Pruebas Del Amor (Sin corregir)
RomansaCuando Laila Haggard, guiada por un sueño, conoce a Samuel Gross, descubre que éste no solo es el famoso escritor Sam Sly, sino que también es un poco diferente a ella; sin embargo, eso no es impedimento para que la atracción haga de las suyas y naz...