—¡¿Qué?! —sentí que me iba al suelo.
—Lo que oyes —contestó con una risilla—, me acabo de hacer la tercer prueba hoy y todas dieron positivo.
—Me está dando de todo, Laila. Esto no es gracioso.
—No es un chiste —rió—. Aún no sé lo he dicho a nadie, solo a ti. Debiste hacer lo mismo.
—No es hora de reproches —rodeé los ojos—. ¿Y tu mamá?
—Aún no regresa, hasta finales de noviembre, por ahora están en Venecia —suspiró—, y supongo que ha de estar dormida o haciendo cualquier otra cosa, porque no responde al FaceTime.
—Dios... ¿Es en serio?
—Sí, créeme.
—Las pruebas puede dar un falso positivo —murmuré pasándome la mano por la frente.
—Me dijiste que las tres te habían salido positivas.
—Pero también me hice una de sangre.
—Pero eso fue por caprichosa —dijo enfadosa—. ¿No estás feliz por mí?
—¡Obvio sí! ¿Cómo crees? —boté el aire que retenía.— Solo estoy impactada... ¿Y Mario?
—Aún no llega.
—Es casi media noche, ¿dónde está ese infeliz?
—Calma, Laila —rió—. Está en La Tebaida recogiendo a sus papás en el aeropuerto, han de llegar en unos veinte minutos.
—¿Y no lo sabe?
—No —insistió—. Te digo, acabo de hacerme la tercera prueba. Estaba esperando para estar más segura.
—Virgen santísima —susurré—. Estamos embarazadas...
—Las dos, querida —rió.
—¿Cuánto tendrás?
—No lo sé, estoy retrasada por dos semanas.
—Laila, te casas en tres meses. ¿Que haremos con el vestido?
—Primero necesito saber cuánto tengo y, segundo, tengo que viajar para hablar en la tienda.
—A propósito de viajes, el BabyShower será la otra semana.
—¿Cuando?
—E-entre el miércoles y el viernes —titubeé sin tener una fecha exacta.
—¡¿Y hasta ahora me avisas?! ¡Laila! ¡Debo pedir permiso!
—Lo sé —reí al oírla exasperada—, ni hemos decidido la fecha aún. ¿Vendrás?
—Ajá, ¿y tú qué cree' pue', pela'? —sonreí al escuchar su acento costeño.
—Trataré que sea para el viernes, así puedes pedir sólo un día y podremos ir el fin de semana a consultar lo de tu vestido.
—Sí, eso me sería de mucha ayuda.
—Lo tendré en cuenta —musité sintiendo escozor en los ojos—. Me voy a dormir, que ando cansada.
—Uy, que estuviste haciendo —preguntó picarona.
—Nada de lo que crees, pervertida —dije socarrona—. La verdad, hoy ordenamos la habitación de los niños, así que estoy realmente cansada.
—¿Samuel no te ayudó?
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Las Pruebas Del Amor (Sin corregir)
Любовные романыCuando Laila Haggard, guiada por un sueño, conoce a Samuel Gross, descubre que éste no solo es el famoso escritor Sam Sly, sino que también es un poco diferente a ella; sin embargo, eso no es impedimento para que la atracción haga de las suyas y naz...