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—¡Lo sabía! —Francisco se exaltó en medio de su propia dicha, alterándome los nervios.— Mide 2 centímetros y mira como se mueve, eso significa que creció y que si pongo esto aquí... —movió el transductor a un punto donde comenzó a escucharse lo que parecía ser un tambor seco.— Es maravilloso, Laila —continuó moviéndolo mientras yo solo sonreía, pero todo cambió cuando en la pantalla apareció otra cavidad—. ¿En tu familia o en la de Samuel hay gemelos o mellizos? —dijo mirándome seriamente.

—¿Gemelos? —él asintió, volví mi mirada a la pantalla tratando de procesar lo que me decía.— Mire, en mi familia solo somos mi hermana y yo, ella tiene una niña y un niño por separados. Y la verdad, dudo que en la familia de Samuel hayan gemelos —contesté recordando las fotos que había visto—. Tuvo dos hermanos, uno mayor y otro menor, pero no sé nada de de gemelos.

—Bueno, Laila, en tu vientre hay dos bebés —sonrió señalando la pantalla—. Eso que oyes es el corazón del bebé número 2, y al que vimos antes lo llamaremos bebé número 1 —movió el transductor y nos dimos cuenta que no estaban muy separados—. No entiendo como no vi que habían dos fetos antes —rió limpiándome el gel—. Aún son pequeños, pero ya tienen sus deditos y sus manos formadas, eso sin contar que los órganos están empezando a funcionar.

—¿Están bien? —pregunté sentándome. Me costaba adaptar mi mente a la noticia, ya no sería uno, sino que serían dos. Eso era algo que no había visto venir, que no se me había cruzado por la mente.

—Sí, déjame revisar lo que acabamos de ver —se sentó tras su escritorio a la vez que yo me bajaba de la camilla para ponerme frente a él—. Entonces, estás comenzando el tercer mes y el bebé número 1 mide 2,8 centímetros mientras que el bebé número 2 mide 3,1.

—¿Por qué uno es más pequeño que el otro? —eso me preocupaba, aunque sus corazones latieran, la diferencia era abismal tomando en cuanta las medidas eran en centímetros.

—Es normal que uno sea más grande que el otro, lo importante es que se mantengan por sobre el límite, y por lo que ví, están en perfectas condiciones. Bueno —volvió su mirada al monitor—, por otro lado, pude identificar dos bolsas y dos placentas, así que estamos hablando de mellizos.

—Eso significa que...

—Que es un milagro, como todos los embarazos —rió—. Las probabilidades de concebir mellizos, son menores que las probabilidades de concebir gemelos; pero un embarazo como el tuyo tiene menos riesgos.

—¿Riesgos? —por lo visto, mi embarazo no sería plenamente tranquilo.

—Sí. Todos los embarazos son riesgosos, pero los múltiples tienden a ser más complejos, en especial si hay más de dos bebés creciendo al tiempo. Si un solo bebé ha sido fecundado y por cosas de la vida nace sobre la semana 22, puede sobrevivir, con complicaciones y mínimas posibilidades, pero puede sobrevivir; en cambio, en un embarazo múltiple, los bebés tendrían un peso menor y las posibilidades a esa semana para ellos son nulas e improbables —suspiró, entrecerrando los ojos sin dejar de mirarme—. No pienses en eso ahora,lo importante es que los bebés van bien y, si Dios quiere, los bebés llegarán a término.

—¿Y ese cuál es?

—Entre la semana 36 y 37 es perfecto. Normalmente háblanos de la semana 40 o 41, pero entre el octavo y noveno mes estarán bien.

—¿Y si no llegan? —comenzaba a ponerme paranoica.

—Laila, por ahora, no pienses en eso. Vamos día a día, semana tras semana. ¿Bien? —asentí—. Bueno, ahora vamos a hablar de  lo qué haré contigo. Necesito que te hagas estos exámenes y pidas en el dispensario de medicamentos estos suplementos y vitaminas.

Las Pruebas Del Amor (Sin corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora