Prólogo

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Siempre desde que he tenido uso de razón, todos han dicho que algún día un príncipe azul va a llegar a tu vida para hacerla cambiar, acompañado de una hermosa sonrisa, de unos ojos hermosos y sobre todo, de un gran amor que va a sentir por ti.

Dicen también que va a llegar una persona que te hará ver la vida diferente, te hará amar todas tus inseguridades, hará ver que no tienes ningún defecto y que si crees lo contrario, esa persona te hará sentir la persona más perfecta no de todo el mundo, pero si del suyo. Que te verá dormir todas las noches y que velará tu sueño, acariciando tu rostro mientras duermes. Y lo mejor. Te casarás con esa persona, serán muy felices y esa felicidad se aumentará cuando venga el producto de ese amor. Ese amor que será indestructible y que cualquiera que intente deshacerlo, no podrá.

Yo no esperaba a un príncipe azul, siempre pensé que todo eso que me decían yo lo visualizaba con una chica, con una princesa que llegaría a mi vida.

Que llegó.

Fui feliz, aunque digan lo contrario, yo la amaba.

Recuerdo que una vez escuché como alguien dijo que las cosas siempre pasaban por algo, que las casualidades no existen, que si conoces a una persona es por algo. Si te enamoras de alguien y ese amor dura, es para siempre. Pero si te enamoras de alguien pero no funciona, el dolor es para siempre.

Así lo viví.

No creo en el destino desde entonces.

No creo en el amor.

No desarrollo sentimientos por nadie.

No suelo estar pendiente de nadie, a veces de mi familia.

Casi nunca.

Me importa el dinero.

Mi empresa.

Yo.

Y nada más yo.

Desde ese día, nada fue igual.

Perfecta Casualidad (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora