Capítulo 4.

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VIERNES

-Mami, mami despielta -una pequeña de ojitos marrones le susurraba a una persona que estaba sumamente dormida, después de un largo día en el bar -Mami, la tía Dinah está en la puelta -la castaña se removió entre las sabanas y miró a la pequeña que estaba saltando frente a ella con su muñeco de Simba entre sus bracitos.

-Karla deja de brincar que te vas a lastimar -la pequeña obedeció -ven aquí y dame un beso -la niña se acercó a su mamá y dejó un beso en su mejilla pero su mamá la puso sobre la cama y comenzó a hacerle cosquillas.

-¡NO MAMI! ¡PALA! -la niña estalló en carcajadas y su mamá la miró enamorada, desde que el día que nació, había sido la mujer más afortunada del mundo y aunque ahora no fuera un buen momento, y aunque no podía darle la mejor de las vidas, trataba de hacer lo posible porque a su niña no le faltara nada.

-¡WOU! ¿Y para la tía Dinah grandiosa Jane no hay besos? -su mejor amiga entró con una enorme sonrisa y se unió a la guerra de cosquillas contra la pequeña. Entre besos y carcajadas, salieron de la cama y fueron a preparar el desayuno. Mientras la joven madre entraba a la ducha. Su trabajo por las mañanas consistía en ser la secretaría del señor Geller en un bufete de abogados. Por eso Dinah, su mejor amiga la ayudaba a cuidar de su "sobrina" como ella la llamaba, por las mañanas cuando ella estaba en el bufete y por las noches cuando ella iba al bar. Era mesera pero ese sueldo también le servía.

Todo por mi pequeña, Karla

Se vistió con su uniforme que consistía en una camisa blanca de botones y una falda un poco arriba de su rodilla en color negro, su cabello suelto ondulado como acostumbraba y en sus pies, unos tacones que había aprendido a usar con ayuda de Dinah.

-Mira toma esto -Dinah le pasó a la niña un lápiz y puso su mano sobre la de ella -ahora escribe "Karla" -la pequeña "lo hizo" pero con ayuda de Dinah - ¡Bien! Lo lograste pequeña, dame esos cinco -la niña sonrió y puso su mano sobre la de Dinah. Su amiga entró a la cocina y fue recibida por su pequeña.

-Mila mamá, yo lo hice -la joven leyó cada palabra que su hija había escrito y sonrío. Amaba a su hija.

Hola mami, soy Kadla C. E.

-Karla mi amor, Karla, ¿puedes recordarlo? -cargó a su niña.

-Chi, peldon ss...ss. Shi.-dijo con orgullo su pequeña y le dio un beso en su frente. La bajó y la sentó sobre su sillita alta.

-Debes admitir que es muy lista para que tenga sólo dos años -dijo Dinah y su amiga sonrío.

-Tú le ayudas mucho, creo que es la única de tus alumnas que no te estresa -dijo riendo.

-Sabes que los niños de primer grado son horribles -su amiga la miró -no me malentiendas, digo que les cuesta mucho aprender, en cambio mi sobrina es muy rápida para aprender y ya hasta le estoy enseñando la dirección del apartamento.

-Trata de recordarlo, yo también siempre se la recuerdo.

-Bueno, ¿Quieres desayunar? -le preguntó Dinah -no te ves muy bien, Mila -su tono sonaba preocupada.

-Estoy bien -respondió Camila.

-Cierto, se me olvida que tú nunca vas a admitir que estás mal -Camila la miró.

-No puedo quejarme, Dinah, tengo una niña que mantener y una apartamento que debo mantener, y que el dueño me está presionando con que le de lo que falta para que nos deje otro mes aquí pero sabes que descomplete su dinero por...por lo que pasó ya sabes -bajó su mirada.

Perfecta Casualidad (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora