Capítulo 80.

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5 meses después.

N/A: Camila es hermosa y no sólo por su cuerpo sino por millones de razones más, así que sí puse esta foto es sólo porque quería un poco de realismo en la historia y porque encaja un poco pero sé que por esta foto Camila es insegura y se tapa su precioso abdomen cuando está en público, aun así para mí es la mujer más hermosa del mundo y si eres de los que le tiraron hate puedes irte mucho a la mierda

LAUREN POV.

—Lauren esto no me cierra —escuché la voz de mi esposa y me giré a verla despegando mi vista de mi laptop.

Estos meses han sido lo mejor que me ha pasado en la vida, a Camila ya comenzaba a notársele su pancita hermosa que la hacía lucir de lo más tierno y porque amaba dejar besos en su gran vientre. Ella se frustraba todo el tiempo porque decía que su ropa ya no le quedaba, que le daba hambre todo el día y que al momento de dormir no podía hacerlo porque sentía muchos calambres. Pero yo trataba siempre de hacerla feliz, de masajear sus pies a la hora de dormir o cuando le daba alguna molestia durante la noche. También sus cambios de humor eran muy notables y más conmigo, se enojaba la mayoría del tiempo porque llegaba dos minutos tarde a la casa o porque yo podía acostarme boca abajo y ella no. Pero nada fuera de lo normal, porque lograba calmarla con un par de besos que acababan haciéndole el amor toda la noche.

— ¡LAUREN! Te estoy hablando, joder —mi esposa me sacó de mis pensamientos y fui hasta ella acariciando su cintura.

—Lo siento amor, mira usa esto —le di un vestido amarillo que me encantaba como se le miraba porque resaltaba su hermosa pancita.

—No quiero me veo gorda —solté una risa nasal muy bajito porque si escuchaba que me reía probablemente me enredaría ese vestido en el cuello.

—Te ves hermosa mi vida, podemos ir de compras amor y sirve que compramos algo para comer, no tengo ánimos de que cocinemos hoy.

— ¿Exagero verdad?

—No mi amor es normal que te sientas así, mira vamos a comprar algo rico de comer y después venimos a casa nos acostamos y vemos una película, ¿quieres?

—Sí quiero, eres la mejor esposa del mundo —la pegué a mí poniendo mis manos en su vientre como lo llevaba haciendo hace cinco meses y conecté sus labios con los míos en un delicioso beso, nuestras lenguas se entrelazaban y escuché como gemía en mi boca, ventajas de que mi esposa estuviera muy sensible durante el embarazo, aunque era raro cuando hacíamos el amor porque no sé pensaba que mi bebé nos veía o no sé, que le hacía daño por ejemplo. Pero mi esposa y la doctora me tranquilizaron diciéndome que no pasaba nada de eso, que de hecho era bueno para el bebé así que no había problema.

—Vamos amor —tomé su mano y ambas bajamos hasta la cochera, abrí su puerta y la ayudé a entrar al auto. Luego de eso entré yo, tomé su mano y dejé un beso en donde estaba su anillo de bodas. Mi pequeña Karla estaba en casa de mis suegros pues Alejandro había organizado un pequeño viaje a una de los ranchos que tenían los abuelos de mi esposa, al principio pensamos que Karla no iba a querer ir pero sabía que su tía Sofí iría así que ella también y sólo sería un fin de semana así que teníamos aún dos días para nosotras solas. Llegamos al centro comercial y ayudé a bajar a mi esposa del auto entrelazando nuestros dedos y colgándome su bolso de mi hombro. Compramos demasiada ropa de maternidad y es que a Camila aún le quedaba la ropa que tenía pero últimamente ya no así que compramos todo lo necesario para ella y algunas cosas para nuestro futuro nugget. Sólo le compramos algunas cosas como biberones y algunas colchitas pero como no sabíamos si sería niña o niño pero no emocionaba bastante pues ya casi teníamos todo listo para cuando naciera. Su habitación ya la tenía pero aún no estaba pintada. Compramos un par de pizzas y varios litros de helado, al volver al auto rápidamente llegamos a casa y nos pudimos meter a la habitación por fin después de tomar una relajante ducha, amaba ducharme con mi esposa, al principio no le gustaba porque me decía que no le gustaba su cuerpo y no sé por qué si a mí me encanta tal y como es. Y acostadas viendo televisión se nos pasó el tiempo volando hasta que caímos profundamente dormidas.

CAMILA POV.

—Sabes que serás la hermana mayor, ¿verdad Karla? —le pregunté a mi hija mientras estaba sobre el regazo de su madre que miraba atentamente a la pequeña.

—No sé.

— ¿Qué no sabes amor?

—No sé si quiero un hermano.

— ¿Por qué nena? —le preguntó mi esposa mientras mi pequeña negaba haciendo pucheros.

—Porque ustedes ya no me van a querer, van a querer más al nuevo bebé.

—Eso no es verdad mi vida, ven con mami —Karla me miraba pero no se acercaba, ya desde hace dos meses le habíamos dicho que tendría un hermanito y aunque ese día estaba demasiado feliz diciendo que ya quería conocerlo, ahora su actitud era otra. Y ni hablar de que casi no se acercaba a mí, siempre se la pasaba con Lauren y eso porque decía que le daba miedo pegarle al bebé si se acercaba a mi vientre.

—Ve con mami, amor —mi hija dio un paso y después retrocedió. No sabía bien que pasaba pero me entristecía que casi ya no se acercara a mí.

—Nena, sabes que eso no es verdad, te vamos a amar mucho siempre al igual que tu hermanito o hermanita pero nunca te vamos a dejar de querer, nunca mi vida —le habló mi esposa mientras la abrazaba y le besaba su frente pues mi pequeña se había refugiado en su pecho.

—Si mi amor nunca te vamos a dejar sola ni de querer mi princesa, ven conmigo amor —mi nena dudó unos segundos pero Lauren le susurró algo en su oído y ella se acercó lentamente.

— ¿Te duele si me cargas? —me preguntó mi niña y yo negué abriendo mis brazos para que viniera hacía mí.

— ¿Pensabas que me dolía, mi amor?

—Sí mamá.

—No mi amor, ¿Qué pasa?

—Un niño me dijo que sus papás no le prestan atención porque tienen un nuevo bebé y que eso me iba a pasar con el nuevo bebé.

Ahora entendía todo. Lauren se acercó a nosotras y pasó su brazo por mis hombros dejando un beso en mi mejilla.

—Lamento mucho que a ese niño sus padres no le presten atención pero contigo no es el caso mi bebé, tú eres nuestra hija y te vamos a amar siempre y toda la vida, al igual que a tu hermano y los vamos a querer por igual, ¿entiendes eso?

—Sí mamá, lo siento.

—No amor no lo sientas, ¿me quieres?

—Mucho mamá —y se abalanzó a mis brazos mientras mi esposa se levantaba para disimular que estaba a punto de llorar.

— ¿Quién tiene hambre?

— ¡YO! —gritamos ambas y mi esposa se acercó a empezar una guerra de cosquillas, amaba tanto esto.

Nuestra vida era tan feliz que sentía que la felicidad se me saldría del pecho.

Perfecta Casualidad (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora