Capítulo 17.

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Tiempo pasado.

Pasajeros con destino a la ciudad de México, favor de pasar a la sala de abordaje, pasajeros con destino a la ciudad de México, favor de pasar a la sala de abordaje, gracias.

-¿Estás segura de esto, Mila? –Dinah su mejor amiga estaba frente a una mujer que ahora estaba con el corazón roto y herido.

-No puedo quedarme aquí, no con...no con ella aquí –sus lágrimas caían de nuevo.

-Sabemos que es una imbécil pero en todo lo que las he visto juntas ella te había sido infiel, quizás no le diste tiempo de que te explicara.

-No recuerda nada de esa noche, yo ya no puedo seguir con esto, me iré –Dinah comenzó a llorar también –no le digas a nadie a donde voy, sólo tú sabes esto.

-No le diré a nadie, Mila –ambas se abrazaron –iré a verte en cuanto las cosas se calmen un poco, juntaré tu ropa, tus cosas y te las llevaré.

-Gracias Dinah, no sé lo que haría sin ti –ambas se fundieron en un abrazo.

-Te voy a extrañar, Mila.

-Pasajeros con destino a la ciudad de México, favor de pasar a la sala de abordaje –escucharon de nuevo esa voz.

-Yo más, me tengo que ir...te quiero mucho –le dio un beso en la mejilla y partió hasta su nuevo hogar. Lejos de traiciones, lejos de falsas ilusiones, lejos del amor de su vida.

Tiempo Actual.

Camila POV.

-¿A dónde vamos, mami? –mi hija estaba sobre la cama mientras yo intentaba cepillar su cabello porque cada vez que hablaba se giraba para verme y se movía constantemente.

-A comer con Shawn –ella se giró a verme –no te muevas cariño. 

Ella asintió y cuando su cabello estuvo listo, le terminaba de poner sus jeans y una blusa color mostaza, y en sus pies le puse unas zapatillas con correa –estás lista y hermosa, mi amor –le di un beso en su mejilla y ella río. Terminé de colocarme mis zapatos negros mientras me miraba al espejo. Escuchamos el sonido del timbre y mi bebé salió corriendo a abrir la puerta pero la detuve. Llegué junto a ella y Shawn estaba ahí con su ropa casual porque ese día no había ido a la oficina, su playera negra debajo de una camisa gris que llevaba, sus pantalones negros y su cabello bien peinado como siempre lo usaba.

-¡Wow! Ustedes son las más hermosas del mundo –mi hija se lanzó a sus brazos y lo abrazó mientras yo sólo sonreí.

-Quita esa cara –él me miró sonriendo –voy por mi bolso.

Fui hasta la cocina para guardar una botella de agua para Karlita y algunas cosas más para la higiene de mi pequeña. Fui hasta la sala donde mi hija estaba tratando de pintar con una crayola roja el tatuaje que tenía Shawn, me reí y los llamé.

-Vámonos –mi hija corrió hacia mí y Shawn nos abrió la puerta. Una vez que bajamos del ascensor, nos subimos a su auto. Él puso a Karla sobre mis piernas y nos puse el cinturón de seguridad mientras él entraba por el lado del conductor. En menos de quince minutos estábamos afuera del establecimiento de comida rápida. Shawn nos abrió la puerta y mi hija quería salir corriendo pero él fue más rápido y la tomó entre sus brazos.

-Ven aquí pequeña liebre –le dijo y le dio un beso en la punta de su nariz, me tendió su mano para ayudarme a bajar y después entramos al lugar. No había tanta gente por suerte así que fuimos directo al mostrador para ordenar.

-¿Qué quieres comer, princesa? –mi hija tomó el anunció donde venía todo y según ella, quería todo pero sabía que no se lo terminaría.

-Eso no, Karla –le dije una vez que vi que señalaba los ositos de gomita.

Perfecta Casualidad (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora