Capítulo 20

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LAUREN POV.

Estaba muy nerviosa y más cuando Camila me descubrió viéndola, es que joder, sigue igual de hermosa que cuando éramos jóvenes. Su rostro tan perfecto, sus labios, sus lunares, su cuerpo que había cambiado obviamente para bien y que con el embarazo de Karla, le había sentado muy bien.

-Laulen, ¿A dónde vamos? –me preguntó Karlita y la ayudé a subir al auto.

-A donde tú quieras, ¿Dónde quieres ir?

-Quiedo ir a comer pizza y helado –ella me miró con su bonita mirada marrón mientras yo sentía otros ojos marrones detrás de mí observándonos.

-Entonces ya sé a dónde ir, no te muevas –le dije y ella asintió mientras le acomodaba el cinturón. Cerré la puerta y le ayudé a Camila con las cosas de Karla, pasé la bolsa en mi brazo derecho y tomé la mano de Camz que me miró sorprendida.

-Antes de que se me olvide –saqué de mi bolsa que estaba en mi hombro izquierdo, una rosa roja.

-Lauren no tenías por qué hacerlo.

-Te mereces todas las rosas del mundo.

-Gracias. –me dijo y la ayudé a subir al auto, su perfume me golpeó y cerré mis ojos ante el orgasmo nasal que me acababa de dar, en serio. 

Conduje hasta llegar a la pizzería pero recordé que habíamos quedado en ir a un parque de diversiones y me desvíe hasta llegar a Magic Forest, vi la cara de Karla cuando vio el lugar y vi la sonrisa de Camila, al parecer no habían visitado aquel lugar.

-Lau, ¿Qué es aquí? –me desabroche mi cinturón y fui hasta el asiento de atrás a bajar a Karla, escuché que Camila cerraba la puerta del auto e iba por la maleta que había traído para Karla. La tomé en mis brazos y fuimos a comprar las entradas.

-Es un lugar con muchos juegos, te vas a divertir mucho princesa –la pequeña besó mi mejilla y Camila se acercó a nosotras. Pagué las entradas y aunque Camila se negó, logré convencerla que yo pagaría. A Karla se le iluminaron sus ojitos al ver el lugar con tanta gente, tantos niños jugando y los juegos que para ella eran inmensos.

-Mami quiedo ahí –señaló un juego donde había motos rosas y era un juego infantil, así que no nos opusimos a que se subiera. Camila la bajó de mis brazos y la llevó hasta la fila que era corta y la subió hasta su moto rosa. Desde ahí ambas me miraban con una sonrisa. El juego comenzó a girar y podía observar a varias mamás también ahí sosteniendo a sus hijos. Saqué mi teléfono y tomé una fotografía. Camila me miró y luego sonrío arrugando su nariz y sacando la lengua al igual que la pequeña. Después de ese juego fuimos a varios más, lo que más me encantaba es ver a la pequeña reír y jugar con el peluche de banana que había ganado para ella en uno de los juegos. Fuimos hasta el restaurante del lugar y ordenamos la pizza y el helado de Karlita.

-¿Algo más, señorita? –dijo aquella rubia de ojos azules mirándome.

-Sí, dos hamburguesas de pollo sin cebolla –miré a Camila y alzó sus cejar –sin tomate y sin mostaza –me sonrío –y dos refrescos, gracias.

-Te acordaste –me dijo y me ruboricé, no tengo idea por qué.

-No podría olvidarlo, ven vamos a buscar una mesa –tomé su mano y con Karla en brazos nos fuimos a sentar. Después de unos minutos nuestra orden llegó.

-Provecho enana –le acomodé su lacito –provecho Camz.

Después de comer, seguimos con los juegos y es que ver a Karla jugar me llenaba de emoción pero también me daba miedo cuando quiso entrar a un inflable donde había más niños de su edad.

Perfecta Casualidad (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora