Capítulo 28.

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Lauren POV.

Genial Lauren, ¿no pudiste decir algo menos estúpido? Vi como sus ojos marrones que estaban ardiendo de deseo al igual que yo, se cerraban soltando una risa algo bajo porque Karla ya estaba durmiendo.

-Ventajas de tener una hija –me dijo y me ruboricé.

-Lo siento, ¿tomamos ese café?

-Claro –traté de recuperar el aire que me estaba haciendo falta y serví el café en las dos tazas de color rosa y puse el pan en otro plato –No me has contado como llego Karla a tu departamento.

-Cierto, pues ella apareció de repente y creí que vendía galletas o algo así, pero tenía una nota con su nombre pero no su dirección, ¿por qué?

-Pues porque unos días antes Dinah la estaba enseñando a escribir y puso eso en un papel pero no le escribió nada de direcciones, eso se lo estábamos enseñando poco a poco para que lo memorizara.

-Es muy lista, después me dijo que se llamaba Karla y ¿sabes qué fue lo primero que pensé?

-¿En qué? –le respondí tomando un largo trago de café.

-En ti, en la única Karla que me ha robado el corazón y bueno la segunda que es tu preciosa hija.

-Lauren –le dije algo ruborizada.

-Después le quise dar algo de comer pero mi alacena estaba repleta de alcohol, refrescos y comida chatarra, así que busque una lista en internet y de ahí me fui basando para comprarle cosas a Karlita

-¡En serio buscaste eso! –Camila se reía y yo estaba perdidamente en sus labios, la forma que se curveaban era lo mejor.

-Sí y no te rías, no tenía ni idea, en fin, después de eso ella empezó a llorar en el supermercado y como no sabía por qué, una chica que tenía un bebé también, me dijo que si mi hija –Camila me miró – no tenía su pañal lleno.

-¿Le cambiaste el pañal a Karla? –ella parecía bastaste asombrada.

-Sí, no sabía cómo al principio pero me acordé de cómo lo hacía mi mama cuando Taylor era pequeña y ya se lo cambié, después me dijo que tú le habías dicho que no llorara cuando estaba sucia pero que no podía evitarlo.

-Aw, mi bebé. Ya le estamos enseñando a hacer del baño, tiene que aprender que ya no debe usar pañal. 

-Eso es genial, luego cuando la llevé a la empresa dije unas cosas que Karla escuchó y que me sigo arrepintiendo.

-¿Qué dijiste?

-Dije que yo no podía hacerme cargo de una niña y menos si no la conocía.

-Lauren es comprensible porque no sabías quien era.

-Pero te juro que de haber sabido que era tuya, te la hubiera llevado de inmediato –toque sus manos por encima de la mesa.

-Lo sé, no te preocupes y perdóname por actuar muy a la defensiva cuando nos vimos en tu departamento.

-Perdóname tú a mí –ella me miró negando y acariciando mis dedos con los suyos –jamás debí cuestionarte sobre como cuidas a Karla.

-Basta de pedirnos perdón, ¿Cómo consiguió Normani el número de Ally?

-Ella dijo que en su agenda tenía los números de nosotras pero no sabía si habían cambiado, así que buscó en un grupo de WhatsApp donde Ally aparecía y ahí la encontró.

-Sin Normani y sin ti claro, no la hubiéramos encontrado.

-Hicimos lo que cualquiera hubiera hecho, Camz.

-Sin conocerla hiciste todo lo posible para que ella estuviera bien, Karla me dijo que dormiste cuando ella cuando estaba lloviendo ese día que se perdió y...

-Recordé lo mismo que pasó hace años con una chica similar que le tenía miedo a las tormentas.

-Yo también recordé eso –nos estuvimos mirando unos segundos hasta que me levanté de la mesa y pase mi silla a lado de la de ella.

-Desde ahí sabía que algo tenía de Karla tenía que estar relacionado contigo y luego cuando apareciste en mi departamento con el tal Shawn me...me morí de celos.

-Lo noté –me abracé a su pecho –pero no debes preocuparte por nada porque él es como mi mejor amigo y no te miento porque si me ha invitado a salir pero siempre me he negado.

-¿Te gusta?

-No, él también me ha ayudado mucho tanto en el trabajo como con Karla pero siempre ha sido respetuoso.

-No sé si sentirme celosa con eso pero no me gusta verlos juntos, cada vez él se aparece y obviamente le gustas Camz.

-Pues puede seguir así porque a mí no me interesa.

-¿Y quién le interesa a usted señorita Cabello?

-Una mujer de ojos verdes, piel blanca y unos labios muy hermosos que me muero por probar de nuevo.

-Creo que ya sé de quién se trata, ¿puedo besarla?

-Te estás tardando demasiado.

Nuestros labios se encontraron una vez más, me estaba haciendo adicta a besarla, a que me robara el aliento con cada beso. Sus labios me hacían viajar a tantos años atrás y cuando sentí su lengua entrar a mi boca como siempre pidiéndome acceso no pude más. Sus besos húmedos me estaban volviendo loca y si dijera que no quería acostarme con ella, obviamente estoy mintiendo. Me levantó de la silla y me llevó de la mano hasta el sofá que era largo así que ambas cabíamos perfectamente.

Me recostó ahí y ella se puso sobre mí sin dejar de besarme, yo ya no tenía la capacidad de razonar por lo húmedo de sus besos. Pasó sus besos por mi cuello haciéndome delirar y yo sentía que me moría, quería sentirla pero no sabía si era buen momento para hacerlo después de tanto tiempo, aunque yo ya ni pensaba con la cabeza más bien mis senos eran los que estaban pensando por mí. La sentí bajar por mi clavícula y pasé mis manos por su espalda y podía sentir su espalda con algo de dificultad porque su camisa no me dejaba sentir su piel. Quería desabrocharla y hacerla mía pero ella aun no me había dicho nada, tenía que esperar.

Lauren movió su rodilla hasta mi centro y no pude evitar que se me saliera un gemido, así que ella paró de besarme y se acomodó sobre mí mirándome a los ojos.

-Camz, en verdad necesito estar contigo pero no sé, ¿debemos esperar un poco más? ¿O que piensas?

-Creo que si debemos esperar un poco pero lo que más me gusta es que aún no perdemos el deseo por la otra y eso me anima a que sigamos esperando porque no quiero estropearlo todo por una simple noche de sexo aunque sabes que eso no eres para mí.

-Sabes que tú tampoco eres solo sexo para mí, Camz. Me gustas y quiero que empecemos de nuevo no haciéndolo como antes porque ahora será mejor, te lo juro bonita –me abrazó estando aún acostada sobre mí.

-Me gusta que me digas bonita –besé su cabeza ya que ella estaba recostada sobre mi pecho.

-A mí me gustas tú, bonita –acercó mi cara a la suya y me dio un tierno beso –debo irme.

-Sí, ya es tarde –vi el reloj ya casi eran la 1 de la mañana.

Nos levantamos y la acompañé hasta la puerta luego de darle ambas un beso en la frente a Karla que seguía profundamente dormida. En la puerta me dio un beso o como diez más.

-¿Nos vemos mañana? Puedo llevarlas a comer a donde quieran.

-Sí Lolo, sería genial –me abrazó por la cintura y yo pasé mis brazos por su cuello.

-Bueno entonces mañana pasó por mis dos princesas –besé sus labios pero no como antes porque ahora sólo era puro amor, las ganas que tenía de besarla desde hace tanto tiempo.

-Mándame un mensaje cuando llegues a casa.

-Sí nos vemos mañana y descansa, amor –me besó una vez más y salió del departamento dejándome más idiota de amor por ella. 

Perfecta Casualidad (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora