Capítulo 56.

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LAUREN POV.

—No puedo creer que le hayas dicho eso a mi secretaría.

Ahora íbamos en mi auto ya que nuestros guardias llevaban el auto de Camila e iban detrás de nosotras, nos dirigíamos a casa de mis padres por mi niña y de ahí al departamento de Camila.

—¿Viste su cara? Fue lo mejor —reímos y la miré mientras el semáforo marcaba color rojo.

—Amor no debiste decirle, va a pensar que estábamos haciendo algo dentro de mi oficina.

—Pues si estábamos haciendo el amor, ¿crees que no escuchó tus gritotes?

—Yo no grito tan fuerte, eran los tuyos (Lauren tops lml) —le saqué la lengua y ella se inclinó a tomar mi boca en un beso y acariciar mi lengua con la suya. Pero tuvimos que parar ya que el semáforo estaba en verde.

—Como sea, me da gusto que ya sepa quien soy para que ni se le ocurra mirarte, ¿oíste?

—Si celosa.

—Cállate, eres mía nada más.

—Si amor sólo tuya.

Ella sonrió y por fin llegamos a casa de mis padres. Bajamos del auto y entramos a la casa. Lo primero que vi fue a mi madre en un camastro leyendo un libro y después a mi hija adentro de una alberca color rosa con un montón de juguetes. Mi madre dejaba su libro para ver a Karla y después ponía atención de nuevo hasta que nos vio y se levantó de su camastro para decirle a mi hija que estábamos aquí pero le hice una señal para que no le dijera y darle un susto a mi hija. Aproveché que Camila venía detrás de mí sacando la bolsa con unos postres que habíamos comprado en el camino y me puse detrás de la alberca.

—¡BUU! —Karla se estremeció y me miró para después hacer un puchero comenzando a llorar.

—¿Pero por qué la asustas, Lauren? —sentí que Camila dejaba un golpe en mi hombro y corría para sacar a nuestra hija de la alberca y cubrirla con la toalla que mi madre le había pasado.

—Ay mi vida, perdóname princesita —miré a mi hija que estaba en el cuello de su madre sollozando un poco, luego sentí otro golpe de parte de Camila mirándome con negación.

—Déjala ya Lauren —mi madre me habló negando y me acerqué a hablarle a mi bebé.

—Nena perdóname, mírame bonita —mi niña se salió del cuello de su mamá y me miró con sus ojitos rojos mientras se tallaba con sus puños.

—Mami —se fue a mis brazos y la abracé dejando suaves caricias en su espaldita y tratando de no tirar su toalla.

—¿Me perdonas, princesa?

—Shi mami —besé su mejilla y la abracé a mí mirando a Camila que estaba sentada junto a mi madre que le había pasado una botella de agua.

—¿Me quieres?

—Shi mami musho —me dejó un beso en la mejilla y se abrazó a mi cuello.

—¿Dónde está Mike? —habló Camila y me senté junto a ella con mi bebé entre mis brazos.

—Tuvo que ir a una junta con unos inversionistas de la otra sucursal.

—Oh, —Camila me miró señalándome— por haber hecho llorar a tu hija ahora debes ir a bañarla antes de que se enferme por estar en el agua y salir a lo caliente, andando.

—Camz —tomé su mano y traté de besarla pero Camila la apartó de un manazo.

—Nada de Camz, vamos.

Perfecta Casualidad (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora