Melissa y yo nos sentamos en nuestros respectivos asientos mientras la clase de contabilidad comenzaba.
Ambas decidimos hacer la carrera de Contaduría al terminar la preparatoria ya que somos buenas con los números. Mike es contador y gana muy bien lo cual es muy difícil de lograr ya que muchas personas deben elegir una profesión como ésta para lograr tener un futuro estable ignorando su vocación por otra carrera que de repente no lograría cumplir con sus expectativas salariales a la hora de conseguir un empleo y mantener a sus familias. Todo esto no nos influye a Mel y a mí ya que ambas amamos la matemática como buenas nerds que somos y además queríamos seguir juntas en la Universidad. Estudiamos mucho para lograr pasar los exámenes y tener una beca completa en la NYU, ya que costearla es muy duro; sé que Mike podría pagarlo, pero yo misma quise proponerme lograr esto junto con Mel y lo conseguimos, sinceramente no sé qué haría sin ella.
Cuando la última clase del día terminó a las tres de la tarde me estaba muriendo de hambre así que decidimos ir a la cafetería del campus.
— Me muero de hambre —gruñe Melissa.
— Yo igual —respondo mientras nos adentramos en el local.
— ¿Qué van a ordenar? —nos pregunta la chica cuando llegamos al mostrador.
Miramos el menú y cuando abro la boca para pedir, Melissa se adelanta.
— Dos hamburguesas, la mía completa, la de ella sin cebollas, sin pepinillos y sin mostaza, además dos porciones de papas medianas y dos malteadas de chocolate —dijo rápidamente que creo que me perdí en la mitad de todo lo que nombró, no sé cómo hizo la chica para tomar nota tan rápido.
— Sí que me conoces —bromeo en referencia a lo que acaba de ocurrir.
— Oye, hace casi once años que te aguanto y ¿te sorprendes por este detallito? —finge estar ofendida y se lleva la mano al corazón.
Las dos nos reímos mientras nos entregan la comida, saco mi billetera para pagar mi parte, pero nuevamente se adelanta y paga la cuenta.
— Es tu regalo de cumpleaños —ríe—, además tú pagaste el café.
— ¡Que considerada! — respondo uniéndome a su diversión.
Salimos de la cafetería y nos sentamos en una de las mesas que hay afuera.
— ¡No tienen miedo de engordar!
Miro hacia la dirección de las chicas que nos gritaron, quienes se ríen y caminan nada más y nada menos que con los chicos más populares del campus, se creen que por jugar fútbol son los reyes de la NYU.
— Y tú no tienes miedo de quedar anoréxica —grita Melissa, ya que no sabe ignorar y dejarlo estar.
La chica que reconozco fácilmente como Rebecca nos dirige una mirada asesina y escucho a uno de los chicos hablar.
— No gasten sus energías con esas dos, las necesitarán para esta noche —le sonríe al trío de chicas que suspiran como colegialas enamoradas ¡Por favor! Es increíble lo presumido que es.
— Idiota… —murmuro mientras me llevo una papa a la boca.
— ¿Qué esperabas de Scott King y su séquito de inadaptados sociales? —Melissa los mira furiosa.
— ¿Estarán en la fiesta? —pregunto mirando a ese niño bonito, sus ojos se cruzan con los míos y los aparto rápidamente. Su risa pretenciosa llega a mis oídos.
— Sí, eso creo —contesta mi amiga, insegura—, pero no te amargues por eso, es tu día. Ahora come —me ordena señalando mi plato.
— Sí, señora —le respondo dándole un mordisco a mi hamburguesa.
Melissa hablaba como loca sobre qué usaríamos esta noche entre otras cosas, pero yo estaba perdida pensando en un idiota de ojos café oscuro con una mirada tan intensa que no puedo borrar de mi mente.
Luego de dar por terminada nuestra jornada en la Universidad nos dirigimos al centro comercial para elegir nuestros atuendos de esta noche. El autobús está repleto de personas y Mel que no se queda callada ni de por casualidad, no para de quejarse en todo el trayecto. Casi lloro de felicidad al ver nuestro destino por la ventanilla, nos bajamos y caminamos entre las personas hasta adentrarnos en el enorme complejo de tiendas donde la gente ama gastar su dinero.
Macy's no estaba tan lleno por suerte y luego de negar rotundamente al menos diez vestidos que enseñaban más de lo que una mujer debe mostrar, una rendida Melissa se acerca con un top negro de manga larga y un par de pantalones cortos blancos seguramente ajustados.
— Bueno, eso no está tan mal —sonrío a medias y tomo el conjunto para verlo mejor.
— ¡Aleluya! Te verás súper sexy con eso y tus tacones negros —exclama más animada que nunca dando pequeños saltitos de victoria.
Me meto al pequeño cubículo para probarme el atuendo ganador y comienzo a desvestirme.
— No busco verme sexy Mel… —le recuerdo. Me termino de sacar la ropa y me pruebo todo rápido.
— Como sea... Ya sal y déjame verte —grita desde el otro lado de la cortina.
Salgo y mi reflejo multiplicado por cinco es lo primero que veo y luego mi vista se desvía hacia Melissa, quien tiene la mandíbula en el suelo.
— No está mal —comento dando un giro para verme mejor, la verdad me gusta mucho el conjunto para ser algo que no acostumbro a usar, me encanta como me veo con él.
— ¿No está mal?, ¿En serio?, ¿Dónde diablos habías escondido ese cuerpo amiga? Tendré que espantar a muchos babosos esta noche —me alaba riendo.
— Ya, no es para tanto —mis mejillas entran en calor. No me gusta llamar la atención—, busquemos algo para ti —le propongo intentando cambiar de tema y para mi suerte da resultado.
— Yo ya escogí mi vestido, solo falta probármelo —contesta emocionada y corre a buscarlo.
Melissa se para frente al espejo cinco minutos después, con un vestido negro lleno de lentejuelas que le llegaba un poco más arriba de la rodilla.
— ¿Qué tal? —pregunta girando sobre sí misma para mostrarme cada ángulo y detalle del vestido.
— Te queda increíble —la elogio con mi mejor sonrisa.
Para ser sincera, Melissa se puede poner un harapo y le quedaría perfecto. Tiene una silueta delgada, pero sabe destacar sus curvas. Su cabello es rubio hasta los hombros y una sonrisa perfectamente blanca que conquistaría a cualquier chico. Ha tenido varios pretendientes y citas, aunque nunca la vi enamorada. En sus ojos café se detecta una chispa de diversión que me anima en cualquier situación por más difícil que sea.
— Ya, no exageres —se ríe mientras gira una vez más.
— Lo digo enserio Mel, es perfecto para ti.
— Ok, lo llevaré entonces —dice como si no fuera gran cosa.
Gira una vez más, pero se tropieza con sus propios pies hasta que se cae sobre su trasero y ambas terminamos muertas de risa por su torpeza.
Luego de pelear con Melissa para intentar pagar mi ropa me termina ganando y se excusa con que es mi cumpleaños como lo ha hecho todo el día. Cuando salimos del centro comercial pasan de las seis de la tarde, la fiesta empieza cerca de las diez así que tengo tiempo de llegar tomar una larga ducha y arreglarme antes de que Mel pase por mí en el auto de su padre.
— Bien nos vemos esta noche —me abraza con fuerza en modo de despedida.
— Por supuesto, estaré lista y ansiosa por embriagarme —digo riendo mientras le devuelvo el abrazo.
— ¡Así se habla! —se despide y se baja en su parada.
La saludo con la mano y le muestro una sonrisa forzada, no sé qué me espera ésta noche y me está costando bastante hacerme a la idea.Espero que les guste el segundo capítulo y si es así, comenten porque me encanta leerlos ♡...x
![](https://img.wattpad.com/cover/155313657-288-k666045.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Un Pequeño Cambio De Planes ©
Teen FictionUna Chica. Un Chico. Una Misión. Un Objetivo. -¿Tenías que aparecer para complicarlo todo? -exclamo, con lágrimas en los ojos. -Entenderás Lía, que no es así... ... Esto es borrador que voy a ir editando sobre la marcha 😌✏ Muchas gracias por leer ♡...