Capítulo 13

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Me encuentro en la biblioteca como parte de mi rutina de estudio, a fin de cuentas y sin importar todo lo que últimamente está aconteciendo en vida, mi intención nunca fue dejar de lado mi carrera como contadora; por lo que encontrar el libro correcto para lograr hacer el complicado trabajo que nos dejó nuestro profesor de cálculo, el Sr. Patterson, es mi prioridad en este momento. Además, debo desviar todos los nervios que tengo por la fiesta del viernes en algo productivo.

Tomo el respectivo libro entre mis manos mientras lo ojeo intentando encontrarle sentido a todo, para ser honesta en lo que menos pienso ahora es en la tarea. Simplemente no puedo sacarme sus palabras de la cabeza, “…por cierto, odio Harry Potter…” Suspiro mientras dejo el libro en su lugar. “Te veré el viernes Diana…” Un resoplido de frustración se escapa de mis labios ¿Cómo se supone que lograré que se fije en mi si estoy “saliendo” con uno de sus mejores amigos?

— Que los Dioses me ayuden —murmuro mirando las estanterías.

— Debe estar difícil la tarea —salto del susto y cuando volteo, unos impresionantes ojos azules me devuelven la mirada—, para ser sincero aún no lo comencé. —Dennis me sonríe de manera amistosa y le correspondo.

— Vienes en busca de lo mismo supongo —digo mientras le tiendo el libro que había tomado anteriormente.

— En realidad, te buscaba a ti —contesta, mi rostro debe mostrar una clara confusión por lo que prosigue—. Entiendo si no quieres ayudarme con Melissa, pero creo que cambiar de número no es la manera Delia —explica apenado e incluso un poco dolido.

— Nunca cambié mi número, Dennis —aclaro aún más confundida.

— Te he escrito y simplemente mis mensajes nunca te llegan —explica enseñándome su teléfono.

Miro sorprendida el aparato donde se ven claramente los mensajes enviados, pero nunca entregados y mucho menos leídos. No comprendo nada hasta que veo el número.

— Dennis, ese no es mi número —digo y él frunce el ceño.

— Lo sé, por eso te estaba buscando. Recuerdo que envié un mensaje de tu teléfono al mío para que quede registrado —asiento—. ¿Cómo es posible? —murmura con la misma confusión.

— No tengo idea —aseguro—, es más, ni se parece a mi número telefónico. —Saco mi celular para enseñarle—. ¿Lo ves? —pregunto divertida al ver su cara de confusión.

— Que extraño. —Se queda mirando la pantalla como si una explicación de por qué los números no coinciden fuera a salir de ahí—. ¿Me lo pasas otra vez? —pregunta un poco avergonzado.

— Claro —digo con una pequeña risita.

Fuera del séquito creo que Dennis era el más digno de salir con mi mejor amiga, además estoy firme en mi opinión de que el no debería estar entre los principales sospechosos.

— Vaya, vaya, sí que eres rápida. —Ambos nos sobresaltamos cuando vemos la silueta de Scott salir entre los estantes de libros con cara de pocos amigos—. Sí que tienes códigos Diana, primero Peter y ahora Dennis —dice con tranquilidad.

Lo miro entre sorprendida y molesta cuando una pequeña sonrisa llena de frialdad se abre paso por su rostro. Dennis resopla a mi lado y se nota con claridad que está molesto.

— Malinterpretas las cosas, King —gruñe demostrando su enojo.

Es claro que el chico que hace unos segundos me pedía mi número telefónico de manera avergonzada, sabe esconderse y darle paso al tipo que puede defenderse sin problemas.

— ¿Ah sí? —Enarca una de sus cejas y sonríe nuevamente, tiene unos dientes perfectos. ¿Qué me pasa? Éste chico me odia, debo alejar esos extraños pensamientos—. Yo no estaría tan seguro —sentencia.

— De acuerdo —hablo llamando la atención de ambos chicos—. Mi relación con Peter o con Dennis no es algo de tu incumbencia Scott, así que sigue con lo que sea que ibas a hacer y déjanos en paz —espero bastante molesta. Ya tenía todo acumulado desde la otra noche, esta vez no me daría la espalda ni me haría tragar mi frustración. Su expresión de enojo no ocultaba la sorpresa que se ve claramente en sus castaños ojos por lo que antes de darle tiempo a decir algo, miro a Dennis y me acerco para besar su mejilla—. Te escribo luego para ayudarte en lo que necesites. —Sonríe mientras asiente y con eso me di media vuelta, vuelvo a tomar dicho libro de cálculo y desaparezco por el pasillo dejando a Scott atorado con toda su ira.


***


— Comencemos de nuevo —dice Mike y suspiro con cansancio.

Es la novena vez que mi tío me hace repetir el plan para esta noche, según él es para quitarme los nervios, aunque creo que me siento aún más nerviosa de lo que estaba

— Por favor tío, te juro que ya me sé el plan de arriba abajo y de lado a lado, todo saldrá bien —suspiro de forma agotada.

— Esta noche llevarás la cámara y a Candy —establece. Creo que no tiene caso que discuta, con tal de que me deje descansar un poco.

— Está bien, pero ¿la cámara es necesaria? por favor he entrenado y hecho todo lo que me has pedido, haz esto por mí. No quiero estar más nerviosa sabiendo que ven todo lo que hago —suplico a Mike. En su rostro veo que no está de acuerdo por lo que pongo mi mejor cara de chantaje.

— De acuerdo, pero no pongas esa cara. Sabes que no puedo decir que no —suspira mientras sonrío victoriosa—. Melissa llegará pronto —informa y me tiende a Candy—, procura que lleguen sanas y salvas.

— Todo saldrá bien —le sonrío para tranquilizarlo, visto que parece más nervioso que yo y en ese momento el timbre suena—. Debe ser Mel, te mantendré al tanto. Te quiero. —me despido y me apresuro a salir rápidamente por la puerta.

— Y yo a ti. —Logro escuchar. Pase lo que pase no voy a echarme para atrás esta noche.

***

Al llegar a la fiesta Melissa se transforma como siempre y las hormonas toman el lugar donde debe estar la cordura.

— ¡Lía! —grita por encima de la ruidosa música—. ¡Vamos a bailar!

Dicho eso se dirige al centro de la pista de baile contoneando las caderas y haciendo babear a más de un chico a su paso.

A lo lejos noto la mirada de Dennis puesta en ella y en cada uno de sus movimientos, pero aún no se atreve a acercarse a ella para bailar. Me abro paso como puedo a través de los cuerpos alocados que ocupaban todo el espacio.

— ¿Qué estas esperando? —Le pregunto lo más alto posible.

— Temo que me rechace, ya sabes. No creo ni que quiera que me acerque a ella —aclara con el mismo tono de voz y la mirada fija en los movimientos de mi mejor amiga.

— Sí te quedas parado mirando a Mel bailar como un acosador no lograrás mucho. —Me da un codazo de manera divertida y ambos reímos.

— Creo que le invitaré un trago —dice un poco más seguro de sí mismo.

— Adelante. —lo incentivo—. Cuídala por favor, Melissa ebria es un dolor de cabeza.

— Lo haré, gracias Delia —me sonríe y parte directo hacia su objetivo.

Observo atenta el resto de la fiesta en busca de Scott o quizá solo quiero ver a Peter, pero ninguno de los dos aparece en mi campo de visión. Siento una mano en mi hombro y es como si un reflejo se hubiese apoderado de mí, tomo la mano de mi "atacante" y le doblo la muñeca, utilizo la fuerza de mi cuerpo impulsado por la adrenalina y lo dejé inmóvil en el suelo. Creo que Cassie estaría orgullosa de mí; sin embargo, todo se detiene cuando afino mi visión y es Peter quien está en el suelo con una expresión de dolor en el rostro.

— ¡Ay, Dioses! —grito alarmada—. Lo siento tanto, Peter. —Me arrodillo ante él para ayudarlo antes de llamar la atención de toda la fiesta por mi estupidez y terminar arruinando la misión.

— Estoy bien, Lía —dice mientras intenta levantarse—. Eres fuerte. —Ríe mientras se frota la muñeca.

— Me siento tan estúpida, lo siento —grito más fuerte, la música me está dejando sorda—, buscaré hielo, espera aquí —digo rápidamente y corro hacia donde creo que está la cocina.

Cuando entro una imagen me deja paralizada. Una chica medio desnuda está sobre la mesa con las piernas alrededor de la cintura de un chico. El cual era nada más y nada menos que Scott King, quien no repara en mi presencia en lo absoluto; ya que está muy concentrado en una única tarea: Devorar los labios de Rebecca Minnette.

— Lía —siento gritar a mis espaldas—. Estoy bien, creo que no es necesario el hie… —Su voz se pierde cuando nota lo que estoy viendo—. King, hay más de diez habitaciones aquí —brama Peter claramente disgustado.

Scott despega los labios de los de Rebecca para fijar la mirada furiosa en quien lo está interrumpiendo. Sus ojos se posan en mí y noto una clara sorpresa en ellos.

— ¡Aquí es más divertido! —exclama Rebecca mientras se baja la blusa para cubrir sus pechos perfectos… Ojalá y los tuviera así. A su lado parece que tengo diez años.

— Es cierto —dice Scott con una sonrisa perversa en sus labios—. Están invitados si quieren, será divertido. — ¿En serio dijo eso? Creo que nunca oí algo tan asqueroso y enfermo en mi vida—. ¿Qué pasa, Diana? Te comieron la lengua los ratones.

Su mirada recorre mi cuerpo sin descaro alguno y me siento avergonzada y furiosa. Cuando estaba dispuesta a decir lo que sea, Peter me arrastra fuera de la cocina hacia el jardín trasero en el que ya habíamos estado una vez.

— Lamento que hayas visto eso. —Se disculpa.

Aún estoy algo conmocionada, no sé si es por como Scott me trató o por lo fácil que las chicas se dejan manosear en estas fiestas. Nunca seré como ellas lo cual me asusta ya que no tengo idea de cómo llamar la atención de un chico que solo mira los cuerpos en vez de los sentimientos.

— No te preocupes, agradezco no haber comido nada antes, ante esa imagen, hubiera expulsado las tripas —admito. Peter ríe con ganas y me mira fijamente.

— Te ves preciosa hoy. —Me halaga mirando el diminuto conjunto que eligió Mel para mí.

— Gracias.

El extraño calor sube por mi cuello hasta mis mejillas y de repente me siento muy expuesta. Mis manos comienzan a tironear la falda hacia abajo en busca de cubrir un poco más mis piernas y Peter nota lo que trato de hacer.

— No te escondas, Lía. —Toma mi mano y frena nuestro paso—. Eres hermosa. —Se acerca a mí y sin previo aviso planta sus labios sobre los míos.


Muchas gracias por leer y le recuerdo a los nuevos lectores que estoy editando la historia porque sé que tiene errores horribles 🤦‍♀️ gracias ...x

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora