Capítulo 44

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Estoy alucinando, de seguro estoy muerta y esto es todo parte del otro mundo, porque es la única explicación que se me ocurre al ver a mi padre aquí, vivo y frente a mí.

Me duele el corazón y no me salen las palabras, esto es demasiado incluso para mí y no hay nada que ahora pueda hacer para salir de mi estado de shock.

—Hola —me dice como si me hubiera visto ayer.

—Te dije que me dejaras hablar con ella —reclama Mike enojado.

Se enfrenta a él impidiendo que se acerque a mi cama.

—Quería verla, soy su padre.

Mike se puso rojo de ira y estoy segura que yo también. No le doy tiempo a que mi tío conteste porque de pronto me siento capaz de hacerlo yo misma.

—No —susurro y ambos hombres me miran—. Tú no eres mi padre.

Soy capaz de notar el dolor pasar por sus ojos, pero poco me interesa porque por su culpa, yo viví con un dolor peor por quince años.

—Delia… Hablemos de esto —me pide Mike.

Creo que notó que estaba siendo muy cortante con “mi padre” y si soy honesta, me da igual.

—Quiero que se vaya —pido sin mirarlo.

—Delia… —Él intenta acercarse y me desespero.

—Aléjate de mí —chillo.

Mike lo toma del brazo y lo arrastra hacia la salida.

—Hablaré con ella.

Cierra la puerta en su cara y mi tío vuelve a su lugar a mi lado. No habla, como le prometió que haría y yo lo agradezco porque necesito tiempo para mí. No quiero que se vaya, sólo debo procesar todo esto y dejar bien en claro que Mike es el único padre para mí.

Es realmente increíble cómo son las vueltas del mundo, un día crees que tu vida es perfecta y al otro día te encuentras deseando que lo sea.

—¿Cómo pasó? —balbuceo llamando la atención de mi tío.

Mis ojos ya estaban hinchados de tanto llorar y ni siquiera me puse a pensar en cómo le podría afectar a él. Saber que tu hermano está vivo después de tantos años, debe ser devastador, en todos los sentidos de la palabra.

—Créeme que estoy igual que tú o peor —comenta Mike y le creo—. Jamás le perdonaré lo que hizo, pero aun así escuché lo que él tenía que decirme Delia.

—No estoy lista para eso aún —susurro cerrando los ojos.

—Lo sé, te tomarás el tiempo que creas que sea necesario para afrontarlo. Nadie te va a apresurar.

Asiento con cansancio. Estoy furiosa con ese hombre y lo único que sé es que él es un completo extraño para mí. Nada de lo que me diga me va a hacer olvidar lo que hizo.

—Quiero ver a Melissa.

Mike se levanta y me da un beso en la frente.

—Ahora mismo voy por ella.

—Tío —Él me mira—. Gracias… —frunce el ceño y prosigo—: Por estar siempre, te amo.

Mike se para un segundo y sonríe.

—Siempre estaré flacucha. —Abrió la puerta y antes de salir me mira una vez más—. También te amo.

Sola, con la única compañía de mis pensamientos me doy cuenta de que estoy hecha un lío total. Sé que hay más cosas de las que debo enterarme y no estoy lista, puedo sentirlo dentro de mí. Lamentablemente cuando uno se desmorona no es como lo muestran en las películas o en los libros, porque no te recuperas de un día para el otro de los hechos que derribaron todo tu ser.

La puerta abriéndose me saca de mi estado de ensimismamiento y Melissa me regala una  con una pequeña sonrisa. Las lágrimas volvieron a acumularse en mis ojos, realmente estoy muy sensible con toda la situación.

—¿Ojo por ojo?

Melissa señala la bolsa medio vacía de sangre que se usó para hacerme la transfusión y no puedo evitar sonreír. Hace tan sólo seis años yo estuve en sus zapatos y ella me prometió que un día me devolvería el favor… Y vaya que lo hizo.

—Hola —murmuro con los sentimientos a flor de piel.

—No te voy a preguntar nada que no quieras escuchar. —Se sienta a mi lado y en verdad agradezco que me conozca tanto.

—Me siento muy cansada —confieso y ella asiente—. Lamento haberte mentido, nunca fue mi intención.

—Sé que no, jamás me mentiste y también sé que realmente era importante para que lo hicieras. —dice ella mirando un punto fijo—. Promete que no lo harás más.

Me mira a los ojos y me siento como una niña otra vez, mientras hacemos nuestro juramento de ser amigas eternamente.

—Te lo juro, no quiero volver a pasar por esto.

Melissa me abraza y siento que parte del gran peso que había en mis hombros disminuye. Al parecer mentirle a mi mejor amiga me afectó aún más de lo que esperaba.

—Entonces… —Melissa y sus “entonces”. Podía preguntar cualquier cosa—. ¿Te dolió el disparo?

Mira mi pierna vendada con curiosidad y no pude evitar reír.

—No tienes ni idea. —Ella se une a mis risas.

—Y no quiero tenerla, créeme…

Melissa se queda cerca de media hora conmigo. Luego de eso hizo pasar a Dennis, que cuando vio mi estado, casi se desmaya. Después de abrazarme con fuerza, mi mejor amiga se va con la promesa de volver al otro día. Los siguientes en pasar fueron Frank junto con Cassandra y me reí un buen rato con la historia de cómo peleó con los criminales para salvarme. Cassie se encargó de ver todo el tiempo que mi almohada esté derecha o que haya suficiente agua en mi vaso…Debo estar bien hidratada. Con cada detalle, cada risa y con su apoyo, me hacen ver lo importante que soy en sus vidas.

—Queda la última visita. —Mi tío Mike me habla parado desde la puerta—. Sólo diez minutos —sentencia.

Scott entra con una pequeña sonrisa bailando en sus labios. Se ve perfecto en pocas palabras, aún con su cabello oscuro alborotado, las pequeñas contusiones en su rostro y los ligeros surcos bajo sus ojos en señal de cansancio. Pero después de todo está aquí para mí… sólo para mí.

—Hola Diana.

Se acerca a mi cama y se sienta junto a mí. Creo que ya me acostumbré a que me diga así, me hace sentir especial de alguna manera.

—Hola.

Un poco de nervios se apoderan de mi estómago, pero los disfrazo lo mejor que tengo. Scott toma mi mano y le da un pequeño beso en el dorso. Me derrito ante el contacto y el cosquilleo que siento en la piel.

—Melissa me dijo que no te pregunte como te sientes. —Ríe con suavidad y yo también.

—¡Ay Mel! —Volteo los ojos de forma exagerada.

—Sólo me alegra saber que estas bien.

—Lo estoy. —Ahora que está aquí conmigo.

Se remoja los labios y mi vista cae en ese punto. Me muero por besarlo y parece que él también porque sin titubear se inclina hacia mí y me besa. No puedo cansarme de esto, de sus labios, son completamente adictivos y literalmente un calor invade todo mi ser cada vez que me besa. Malditas hormonas.

—Me vuelves loco —murmura apartándose de mí. Su frente se pega a la mía.

—Scott quería decirte… —Sus ojos están fijos en los míos—. También te…

Hago una pausa, no estoy segura de sí debería decirle y comienzo a pensar que quizá él me dijo que me amaba como forma de despedida, por miedo a no verme jamás.

—No lo digas si no lo sientes. —Se separa de mí—. Luego de lo que voy a decirte quizá ya no quieras ni mirarme.

¿Por qué siempre hay un problema? No importa que tan cerca estemos de la tranquilidad o de estar bien, vendrá algo que lo arruinará todo. Vuelve a besarme, pero esta vez se siente diferente, estaba desesperado y sentí que era una despedida.

—Dime que sucede.

No lo alejo de mí y aprieto mi agarre alrededor de su cuello.

—Yo-o… —Su voz se traba—. Sabía lo de tu padre —suelta de repente con los ojos cerrados.

Mis brazos se vuelven gelatina y mi mente igual. Scott se lleva ambas manos al rostro. Ya no hay más cosas que puedan destruirme por hoy.

»Sé que estás molesta con él, pero quiero que me escuches y que me des una oportunidad Diana porque no quiero perderte.

Muerdo mi labio inferior en un intento de no llorar. En algún momento también deberé cederle esta opción a “mi padre” ¿Por qué no escuchar lo que debe decirme Scott ahora?

—Está bien, sólo quiero la verdad.

Bueno espero que les guste! Muchas gracias por leer y por la paciencia ❤...x

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora