Capítulo 67

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—Scott ¿Por qué te gustan tanto los Dioses? —pregunto.

Íbamos en su auto de camino a la universidad, escuchando música y relajados.

—Mi padre, él me enseñó todo. Las leyendas e historias sobre los Dioses griegos, lo convirtió en una pasión para mí. Cuando le dije que quería ser escritor, me sorprendió que no me apoyara, ya que él me inspiró con todas esas increíbles anécdotas —Scott habla con pura admiración en su tono de voz y no apartó la vista ni un segundo del camino.

—En su debido momento sabrá que se equivocó, porque eres increíblemente talentoso en lo que haces.

Gira la cabeza un momento para regalarme una sonrisa.

—Gracias Diana. —Toma mi mano y besa el dorso de mi muñeca—. ¿Por qué gritas “Dioses” cada vez que te pasa algo?

Lo miro ceñuda. Era una pregunta que nunca me habían hecho y la manera en que imitó mi voz me hace reír al instante.

—Bueno, me gusta Cómo entrenar a tu dragón. —Esta vez fue su turno en partirse de risa—. ¿Qué? El protagonista siempre grita eso y se me hizo costumbre.

Nuestras risas inundan el auto y que bien que se siente.

—Así que después de todo, también compartimos gusto por los Dioses. —Me regala un guiño.

—Bueno a ti te gustan los griegos y a mí los nórdicos, a fin de cuentas, soy una chica.

Su ceño se frunce aún con la vista fija en el camino.

—¿Qué significa eso? —Sonrío antes de contestar.

—Ninguna chica en su sano juicio, puede resistirse a Thor —aclaro riendo.

—Cada día me sorprendes más. —Ríe conmigo mientras aparca el auto. Baja del mismo para abrirme la puerta como siempre hace—. Por eso estoy tan enamorado de ti. Aunque no sé si pueda competir contra el Dios del trueno.

Me acorrala contra la puerta del copiloto y me besa.

—Puedes intentarlo.

Lo acerco más a mi cuerpo y Scott sonríe contra mis labios para luego dirigirse a mi cuello.

—¡Consigan una habitación! —La voz de Melissa nos hizo separarnos.

Beso rápido la mejilla de Scott para situarme junto a mi amiga.

—Te veo en la tarde.

Él asintió con una pequeña sonrisa mientras se dirige por un camino contrario al mío, junto a Dennis.

—Odio madrugar —gruñe Melissa y asiento de acuerdo.

—Tranquila, solo nos quedan seis semestres de esto.

Una carcajada sale de mis labios al ver su expresión de horror. Técnicamente lo que dije es cierto, pero se me hará más llevadero sabiendo que estoy en esto con mi mejor amiga y con mi novio, aunque a Scott solo le quede un año para graduarse.


***


Corro hacia la parada del autobús, Scott tenía práctica hasta tarde por lo que no me podía llevar a buscar a Mary. Perdí el primero por lo que llegaré diez minutos tarde, le escribí a Cassie para que pudiera hablar a la dirección del colegio y lograr que espere adentro, el peligro está por todos lados últimamente y lo que menos quiero es que pase algo malo por ser despistada. Luego de escuchar unas cuantas canciones en el camino, llego a mi destino.
Caminé calle arriba hasta llegar al edificio, es bastante grande así que espero no perderme adentro. Cuando busco a Mary, camino por el silencioso pasillo mirando por las ventanas de cada puerta, encontrando solo niños concentrados en sus libros o en lo que decían sus respectivos educadores.

Cuando llego a la oficina del director, le doy dos golpes a la puerta y cuando escucho un “adelante”, me adentro cerrando la entrada a mis espaldas.

—Buenas tardes, he venido a buscar a mi hermana Mary Stuart.

El hombre canoso me mira confuso y por un segundo pienso que quizá me había equivocado de lugar o que él no cree que soy su hermana.

—A ella la vinieron a buscar hace cinco minutos.

Mis pulmones se colapsan al oír esas palabras.

—¿Cómo…? ¿Cómo dice?

Mis manos comienzan a sudar de pronto y mi teléfono vibra en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta.


Es tarde.

El número desconocido brilla debajo del texto y solo puedo hacer una cosa… correr.

Corro tan rápido como mis pies me lo permiten y empujo las puertas que daban afuera del colegio cuando escucho un grito, desgarrador e idéntico a uno que ya había oído antes, pues es el mismo que el de mi sueño.

Giro la cabeza buscando con desesperación, una camioneta sale disparada a toda velocidad y solo soy capaz ver una cosa además de la matrícula. La pequeña Mary golpeaba con fuerzas la ventanilla trasera del auto y no me di cuenta de cuán cerca estaba de ella hasta que mis manos se aferraron a la parte de atrás del vehículo en marcha.

—¡No, Mary resiste! —Me aferro con fuerza, pero el auto comienza a maniobrar para tirarme —Dime cómo son —grito a través del vidrio que nos separa.

Las lágrimas bañan sus mejillas mientras que mis ojos se comienzan a picar también. Esto no puede estar pasando. Mary mira a su lado justo cuando unos brazos la rodean y la alejan de mi vista.

—¡Delia! —exclama aterrorizada y supe por qué.

Vi el arma casi al mismo tiempo que el tipo disparó, logrando que dos segundos después una de mis manos se soltara.

—No —grita el que conduce y la pequeña lo mira asustada.

Dio otra vuelta cerrada y solo dos de mis dedos quedaron sujetos.

—¡Mary! —Un sollozo se escapa de mis labios.

La pequeña me miró horrorizada y justo antes de rodar por el asfalto me grita algo que se me caló en los huesos.

—¡John!

Su voz se pierde y mi cuerpo se estampa contra la calle poco transitada, girando varias veces sobre mi misma. Me lastimo mis brazos y piernas en el proceso. Mi cabeza se da de lleno contra algo duro haciéndome perder el conocimiento casi al instante. ¿John secuestró a Mary?


Es cortito, lo sé, pero espero poder subir otro en esta semana y que disfruten mucho este, como siempre gracias por el apoyo y los comentarios❤...x

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora