En la casa sólo queda Scott ya que Frank y Charles se marcharon hace casi media hora. Mike esta de peor humor que de costumbre, por lo que decidí que era hora de que Scott se vaya también.
Cuando cierro la puerta a mis espaldas, no tarda ni cinco segundos en estampar sus labios con los míos y me acorrala entre su cuerpo y la pared. Con un sensual movimiento, introdujo su lengua en mi boca y un estremecimiento de placer me recorre entera.
—Scott… —musito sin apartar nuestros labios.
—Te extrañé.
Su boca se va directo a mi cuello y me estaba haciendo perder la poca cordura que me quedaba.
—Yo también —jadeo en respuesta.
—Casi me vuelvo loco, Diana. —Sus ojos oscuros como la noche se posan en los míos—. No vuelvas a preocuparme así.
Frunzo el ceño, pero me doy cuenta que sólo busca aligerar el ambiente con sus ocurrencias.
—¿Cómo harás con el trabajo? No puedes con los dos a la vez y además la Universidad.
Esto era una locura, no puedo quitarle el trabajo de sus sueños después de todo lo que hizo por conseguirlo.
—Lo arreglaré —me afirma.
Sus labios vuelven al camino de mi cuello, llega al lóbulo de mi oreja y lo muerde suavemente. Me derrito.
—Pero… —Un gemido entrecortado brota de mis labios.
—Nada. —Su mirada se posa otra vez en mí—. Nada vale más que tu seguridad para mí. Sin ti, no soy nada—sentencia.
Esta vez fue mi turno de besarlo, con un toque de dulzura. Jamás me habían dicho algo así.
—Ven a mi departamento mañana. —Nuestras respiraciones se mezclan y siento como todo mi cuerpo se enciende ante su propuesta—. No te sonrojes nena, no haremos nada que tú no quieras. Aunque, esta vez sí estaré preparado.
Una sonrisa sexi se abre paso en su perfecto rostro. Debo aprender a controlar las reacciones que mi cuerpo presenta cuando estoy a su lado y lo último que me dijo me mandó directo a la locura.
—No sé, es que con todo lo que está pasando…
Scott deposita otro beso dulce en mis labios acallando todas mis excusas.
—Pasaré por ti, no voy a permitir que vayas sola.
Sus ojos me miran con súplica y deseo. Muerdo mi labio inferior. ¿Cómo decirle que no? Mi cuerpo me pide a gritos que vaya ya. Malditas hormonas.
—De acuerdo —murmuro ignorando todos mis pensamientos. Scott sonríe satisfecho.
—Paso por ti a las tres. —Un beso es depositado en mi frente con amor—. Te amo.
Mi corazón se hincha de alegría. Sucede la mayoría de las veces que Scott dice esas dos palabras.
—Te amo —contesto bajito. Aún se siente extraño decirlo, pero no sentirlo.
***
La noche fue horrible, no dormí ni una hora seguida, odio estar tan paranoica. Soy una fiel creyente de que, si uno no duerme ocho horas, se despierta de mal humor y heme aquí con cara de pocos amigos, sentada en la cocina tomando un buen café. Espero que esto aligere mi estado de ánimo, en unas horas veré a Scott y no quiero que se lleve ésta horrible impresión de mi rostro con ojeras por falta de sueño.
—Buen día —gruñe mi tío.
Se dirige directo a la máquina de hacer café, creo que no soy la única con un humor de perros.
—Saldré hoy —anuncio de una vez por todas.
Su taza resuena fuerte contra la mesada, no sé cómo no se rompió.
—Prefiero que no sea así. No con todo lo que está pasando —Mike habla con los dientes apretados y se nota que está usando toda su fuerza de voluntad.
—No voy a quedarme encerrada aquí por siempre, esto no una fortaleza —replico un poco molesta.
—Él no me agrada.
Mike suspira y no pude evitar el dolor que se instale en mi corazón al oír esas palabras.
—Scott no es malo conmigo, a mi padr… —Me muerdo la lengua antes de seguir—. A John le agrada. ¿Por qué a ti no?
Me arde la garganta, pero no voy a llorar.
—Está bien que lo veas como tu padre Delia, lo es. —Mike parece herido y al mismo tiempo aliviado—. Scott es un buen chico, pero va a alejarte de mí —admite por fin.
Es lo mismo que Cassie me comentó el otro día, Mike teme que yo me vaya y que me olvide de él.
—Eso no pasará, tío. —Me levanto del banquillo y me acerco a él—. John es mi padre, pero aún no voy a darle la oportunidad que tanto quiere, ese papel es tuyo. —Un atisbo de sonrisa aparece en su rostro—. Con respecto a Scott, no voy a alejarme de ti por él, tú eres mi familia y siempre estaremos juntos. Yo lo quiero tío y en verdad me gustaría que te tomes el tiempo de conocerlo porque estoy segura de que se llevarían muy bien.
Termino mi discurso con un suspiro y Mike sopesa mis palabras en unos segundos que me parecen realmente eternos.
—De acuerdo —dice finalmente.
Chillo de emoción y cubro mi boca al instante al recordar que no éramos los únicos en la casa. Me tiro sobre él y lo abrazo con fuerza.
—Gracias.
Mi humor mejoró considerablemente con sólo aclarar las cosas con Mike.
—No me agradezcas y ve a alistarte. Te ves terrible —bromea y sonrío por fin.
No importa todos los obstáculos que tengamos adelante, los vamos a atravesar juntos y eso es lo único que me importa.
***
Scott se estaciona frente al edificio en donde vive y siento las mariposas enloquecer en mis entrañas al recordar todo lo acontecido la última vez que estuve aquí.
—¿Bajas?
Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me había dado cuenta de cuando bajó Scott, rodeó el auto y me abrió la puerta.
—Claro.
Sacudo la cabeza ligeramente ahuyentando mis pensamientos y le sonrío tomando su mano.
—Me gustan esos pantalones —me dice una vez dentro del ascensor. Con una mano rodea mi cintura acercándome más a su cuerpo—. Siempre quise decírtelo en el campus y le rompí la cara a Brandon en los vestidores cuando te miró el culo. No exactamente por mirarte, porque hay que ser idiota para no verte, sino por todas las cosas que dijo que te haría con ese culo.
Lo miro sorprendida por sus palabras. Si recuerdo a Brandon Jenkins con un ojo morado, pero jamás me imaginé que habría sido Scott y mucho menos por mí.
—¿Estás bromeando? —Sus ojos tienen una chispa de diversión, pero sé que lo dijo cierto— Pero si ni siquiera tengo trasero.
Un puchero frustrado se asoma en mis labios, siempre quise tener mis curvas más pronunciadas, pero no, mi genética no me lo permite. El hecho de saber lo que Jenkins dijo de mí, me hace querer volver en el tiempo para ver como Scott le daba su merecido.
—No me hagas cerrarte la boca a besos.
Sus ojos se oscurecen de repente y noto el deseo puro en ellos.
—No me parece mala idea.
Juego con él con una sonrisa y antes de que sus labios se impacten en los míos con desesperación, las puertas de del ascensor se abren.
Salimos del cubículo y caminamos a paso apurado por el pasillo, cuando llegamos a la puerta, Scott saca las llaves de su bolsillo y lanzó una maldición en el proceso cuando las mismas se caen de sus manos. Abre la cerradura y me empuja dentro del apartamento.
—Tú lo pediste.
Sus labios encuentran los míos en un beso profundo y ardiente que me saca el aliento. Scott toma mis manos y las lleva a su cabello. Tiro del mismo con suavidad y un gruñido retumba en su pecho. Sus manos me acarician como si quisiera traspasar mi ropa, las sentí en mi espalda bajando con lentitud hasta llegar a mis caderas y cuando aprieta mi trasero con fuerza, salto en mi lugar separándome al instante. Su risa inunda la estancia.
—Tienes todo lo que yo quiero, Diana.
Nuestros labios se rozan con cada palabra que él dice y vuelvo a besarlo con más intensidad que antes. Scott King puede hacerme lo que sea y cuando sea.Bueno espero que les guste! Prometo actualizar el martes si no tengo muchos pendientes, nuevamente agradezco a todos los que leen y comentan, me llenan el corazón de alegría con cada voto 💖 muchas gracias por apoyar mi sueño ❤...x
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Un Pequeño Cambio De Planes ©
Novela JuvenilUna Chica. Un Chico. Una Misión. Un Objetivo. -¿Tenías que aparecer para complicarlo todo? -exclamo, con lágrimas en los ojos. -Entenderás Lía, que no es así... ... Esto es borrador que voy a ir editando sobre la marcha 😌✏ Muchas gracias por leer ♡...