Capítulo 72

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Todos los Dioses deben estarme odiando ahora, ya me recé todo lo posible en estos minutos y cada una de mis plegarias consisten en que Mary esté a salvo. Ya no me interesa salir viva yo porque siento que después de todo, esto nunca va a acabar. Es un maldito círculo sin fin y yo estoy en el medio siempre.

Estamos paradas en medio de una encrucijada y esperando el inevitable final. Mary llora con desesperación abrazada a mi espalda y mi alma se parte en millones de pedacitos porque ella merece más, debe tener una vida plena.

Cierro los ojos y espero el momento, ya sea del de nuestra muerte o el del milagro.

—¡Diana!

La voz de Scott aturde mis oídos, él está buscándome y gritando mi nombre por doquier.

—¡Aquí! —gritamos al unísono con Mary sin pensar en la consecuencia de eso.

—Traigan a la niña —ordena la horrible mujer, no puedo seguir diciéndole “madre" a ese monstruo.

—Te mataré si la tocas —le recuerda John.

Ahora el cañón del arma hace contacto con su cabello, ella sonríe como una loca y se voltea para afrontarlo.

—¿Y cómo lo harás, John? Tú me amas.

Esas palabras lo hacen flaquear por un segundo, lo puedo ver en la tensión de su cuerpo y en el doloroso anhelo que transmitía con solo mirarla. Mi padre sigue loco por ella y loco de remate también.

—Pero yo no —declaro apuntándole directamente.

John prefiere a su loca exmujer que a su hija, está perfecto, pero puedo disparar y lo haré si es necesario.

—Vaya, vaya, he de admitir que quedaste en buenas manos con el fracasado de tu tío.

Quito el seguro en el instante que termina de hablar y mi juicio se nubla por la rabia. Puede decirme lo que sea, incluso hacerme lo que quiera, pero jamás va a hablar así de Mike frente a mí.

Mi tío fue el único que siempre pensó en mí. ¡No soy su hija, maldita sea! Pero eso jamás le importó, se escondió de su fachada real por veinte años sólo para que esté a salvo y ellos, mis padres, no eran capaces de reconocer que Mike fue mejor en todos los aspectos posibles; incluso puedo decir que Frank está a la par de él, ellos dos son mi familia por más extraño que parezca y voy a arriesgar todo para honrar sus nombres.

Como si mis pensamientos hubieran invocado su presencia, dos autos negros frenan en seco sobre la tierra húmeda y demasiado rápido para que todos puedan reaccionar a tiempo. A pocos metros, mis dos padres de verdad bajan armados y acompañados por varios hombres uniformados con chalecos del FBI, mi tío me busca con la mirada y cuando me encuentra veo el alivio momentáneo en sus facciones. Cassie, baja del segundo auto con rapidez.

—¡Mary! —exclama y justo en ese momento se desata el desastre.

—Disparen.

Ella dio la orden, la maldita orden que hizo que los hombres dirigieran su blanco hacia nosotras nuevamente.
Me volteo con toda la rapidez posible e incluso parecía que todo iba en cámara lenta. Se oyen los impactos de bala contra los árboles y como chocaban justo al lado de mis pies, pero no me dejo amedrentar, Mary tiene mucho por vivir y yo no seré la responsable de quitarle eso.

No sé en qué momento solté el arma ya que mi intención era sólo protegerla. Para mí suerte o mala suerte, los disparos eran parejos y era el FBI contra los criminales, algunos refugiados detrás de los autos y otros detrás de los árboles, pero todos querían llegar a nosotras.

—¡Cassie! —grito a todo pulmón.

Cargo con Mary e intento correr hacia algún vehículo. Cuando llego al coche a prueba de balas en el que se había bajado Mike, siento el conocido pinchazo de una bala rozando mi brazo derecho. Cierro los ojos con fuerza, el dolor ya lo había experimentado una vez, pero de igual forma me tomó por sorpresa y las lágrimas se concentraron en mis ojos con velocidad.

—Delia, aquí…

Cassandra aparece de milagro y se puso justo en mi espalda, cubriéndome de los disparos mientras ella descargaba su arma en los tipos malos.

—Suban al auto Ahora —exige.

Sólo subo a Mary en el asiento trasero ya que no los iba a dejar sin apoyo.

—Pon el seguro Mary, es a prueba de balas.

La pequeña está horrorizada, pero sin duda sabe manejar la situación mejor que muchos porque limpia sus lágrimas y hace lo que le pido.

—Delia, salgan de aquí ahora —Mike grita, al notar que no me había subido con Mary.

—Quiero ayudar…

Mi tío corre hacia mí.

—No lo harás si mueres, sube al auto.

Su rostro estaba contorsionado por la furia, así que no insistí. Corro hacia el otro lado, para poder subir del lado del conductor.

—Mary quita el seguro.

Golpeo la ventana con más fuerza de la que realmente tengo y sin importarme el dolor de mi herida de bala.

—No tan rápido, linda.

Me congelo en el lugar y cuando veo el rostro de Mary a través de la ventanilla, un disparo se estrella contra la misma. Con un grito de miedo puro se refugia en el asiento trasero de nuevo, la bala había rozado mi cabeza, tanto que pude sentir como mi cabello se movió hacia delante cuando la misma pasó por su lado; creo que nunca le agradecí tanto a los Dioses porque el auto fuera a prueba de balas.

—Le disparaste a mi hija, bruja.

Giro con cuidado sobre mis talones para afrontar la escena, Jess Hart me apunta directamente a Cassandra y viceversa. Mi heroína me hace una señal para que me ponga a su lado.

—Baja el arma ahora.

Mis ojos estaban atentos a sus movimientos, ella duda y cuando hizo lo que Cassie dice, me sorprendo. Dicha sorpresa se fue en cuanto llegó, Jess tomó un puñado de tierra y como si lo hubiera hecho ciento de veces lo lanzó hacia el rostro de Cassandra haciendo que ella suelte su arma automáticamente y se lleve las manos hacia sus ojos irritados. La maldita toma el arma y la dirige en su dirección y actúo más rápido de lo que mi cabeza pudo haber pensado.

—¡No! —Me interpongo entre ambas dispuesta a recibir el balazo por ella—. Por favor, iré contigo. —suplico.

A ella parece gustarle mi interrupción por lo que baja el cañón del arma al mismo tiempo que su enfermiza sonrisa vuelve a hacer acto de presencia.

—Sabía que eras inteligente, camina —espeta, aún con el arma arriba.

Uno de sus hombres aparece, me carga como una bolsa de patatas sin esfuerzo alguno y sin evitarlo un grito se escurre de mis labios.

—Bájala —Mike grita, pero está lejos de mí.

La herida de mi brazo no me deja pelear mucho por lo que no le veo sentido intentarlo. Ella hizo lo que Mike le pide y nos toma por sorpresa a todos.

—Como digas, Mike. —Ella le sonríe como si esta puta situación fuera normal—. La mataré aquí mismo.

El hombre que me había sujetado hace exactamente un minuto atrás, saca un arma y me apunta al igual que la maldita psicópata que me había dado la vida y que su único objetivo era arrebatármela.

Un disparo  es lo que oí pero no me muevo y tampoco siento el dolor o algo parecido. Mis ojos se habían cerrado esperando lo peor, pero cuando los abro, el hombre fornido yace a mi lado con sus ojos sin vida mirándome fijamente.

—Aléjate de ella, ya intentaron quitármela una vez y no quieres sufrir el destino de Snyder por intentar cometer el mismo error.

No giro mi cabeza para saber quién está hablando, sólo su voz produce ese efecto en mí. Todo se había paralizado en cuanto Scott le disparó al tipo, la mayoría de los criminales ya eran historia y los demás se encontraban en el suelo, amenazados por el FBI.

—Déjala ir, Jess. Se acabó —Mi padre le habla, pero aún siento que no puedo mirarlo.

—No se ha acabado, podemos intentarlo nuevamente —Ella le dice en un tono que lo hace titubear como antes. Por un momento pensé que enserio lo estaba considerando.

—Te está manipulando, John. ¡Reacciona! La vida de tu hija es la que está en juego —Frank le grita molesto.

No sabía que iba a pasar, no quería ver, pero cuando todo pasa, mi mundo se cae y un dolor que no conocía me paraliza la respiración.

—Lo siento.

John se voltea y con arma en mano, le disparó. La tensión y sorpresa dominaron el lugar cuando Frank cae al suelo apretando la herida de bala que le había hecho justo debajo de las costillas.

Mike

Cuando el desastre se desata solo puedo ver los veinte años atrás pasar frente a mis ojos, como si me hubieran disparado a mí. Mi hermano de sangre me traicionó, él le disparó al único hermano que en verdad tuve siempre. El que me apoyó cuando asesinaron a mi esposa y al que le di mi hombro para su consuelo cuando mataron a su padre. Frank es el único que me ayudó a salir adelante con Delia, el que la cuidó cuando yo tenía misiones fuera de la ciudad y ahora solo podía ver todo lo que había hecho por mí. Las veces que cubrió mi espalda y yo no pude hacer lo mismo. Los recuerdos siguen invadiendo mi mente, Delia riendo a carcajadas junto con Frank mientras se burlaban de mí, los cumpleaños y fiestas que siempre pasábamos juntos porque éramos más que amigos, más que compañeros de trabajo, éramos familia y me estaban arrebatando eso. Mi mirada de odio puro se dirige hacia mi supuesto hermano. Él fue capaz de traicionarnos por su loca mujer, le abrí la puerta de mi casa y de mi corazón cuando había fingido su muerte los últimos quince años, le había rogado su perdón a Delia y todo se reduce a esto.

—Lo siento, Mike, esto no era parte del plan, pero no puedo dejar de amarla y estoy seguro de que tú habrías hecho lo mismo si se tratase de Kate.

No daba crédito a sus palabras, en éste momento pienso que está tan loco como Jess, se merecen el uno al otro. Levanta el arma esta vez hacia mí, pero olvida un pequeño detalle y es que no estoy solo. Con un simple asentimiento, decenas de balas acribillan su cuerpo y sin remordimiento, me quedo mirando cómo le quitan la vida. Me duele porque Dios sabe que él fue mi héroe hace mucho tiempo, pero todo lo tiró a la basura y puede pudrirse en el infierno ahora.


Espero que les haya gustado este capítulo. He de decirles que solo faltan dos para el final y el epílogo, por lo que estoy realmente emocionada y un poco triste por dejar a mis personajes ir. Como siempre gracias por el apoyo y por leer siempre 💟...x

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora