Capítulo 64

469 54 6
                                    

Advertencia: Este capítulo contiene escenas de sexo y se requiere discreción. Gracias.

Scott cierra la puerta detrás de nosotros y el golpe de la misma me hace saltar en mi lugar. Creo que me va a dar una crisis nerviosa en cualquier momento. Su cuerpo se amolda detrás del mío y su respiración choca en mi cuello.

—Relájate, amor.

Me derrito con sus palabras y más cuando comienza a repartir suaves besos sobre la piel expuesta de mi cuello. Un suspiro de placer se escapa de mis labios. Sus manos tomaron el borde de la camiseta y la sube hasta quitarla por completo. Con mi torso desnudo el calor aumenta y esta vez no me siento avergonzada o cohibida en lo absoluto. En una milésima de segundo acuna mis pechos entre sus manos y hace presión enviando electricidad a todo mi cuerpo.

—Scott…

Mi cabeza se recuesta en su hombro mientras lucho por mantenerme de pie.

Se separa de mí y odio por completo eso. Abre el grifo del agua colocando su mano debajo de la misma para regularizar la temperatura. Me da una vista estupenda de su trasero y su ancha espalda, la cual tiene marcas rojas que mis uñas le provocaron anoche y extrañamente eso me fascina.
Se voltea nuevamente hacia mí con ojos oscuros de deseo y muerdo mi labio con tanta fuerza que me sorprende no haberme lastimado. Scott me tiende la mano y la tomo vacilando un poco. Se aparta un segundo solamente para quitar su bóxer dejando al descubierto a su miembro duro y listo para cualquier situación. Aún no me creo que sea capaz de entrar todo eso en mi interior. Salgo de mi nube de lujuria cuando me baja las bragas hasta los tobillos y sube dando pequeños besos en mis piernas, mi abdomen, hasta llegar a su objetivo: mis labios. Fue dulce y lento. Comienza a caminar guiándome hacia el agua de la ducha y gimo contra sus labios cuando siento como me estampa contra la fría pared. Sus dientes muerden mi boca y bajan hambrientos tomando uno de mis pechos. Maldición, se siente tan bien, su lengua roza mi pezón enviando descargas de placer puro por todas mis extremidades.

—Mmm… Diana —murmura sobre mi piel.

El agua caliente choca contra nuestros cuerpos y eso me enciende aún más. Scott baja separando mis piernas y caigo en la cuenta de lo que iba a hacer.

—Espera —digo rápido haciendo que su mirada se pose en la mía.

—Tranquila, te gustará.

Él parece muy seguro de lo que dice, pero yo no estoy muy segura de querer intentarlo… Creo.

—Bien.

La verdad es que la curiosidad es más grande que mi miedo y Scott no hará nada que me haga sentir incómoda. Con una sonrisa vuelve su mirada al punto entre mis piernas y contengo el aliento cuando su lengua alcanzó mi centro.

—¡Dioses! —exclamo con fuerza y me sostengo de sus hombros para no caer.

Su lengua sube y baja de manera experta sobre mi piel sensible. Gruñe sujetando mis caderas con fuerza y mi cabeza se cae hacia atrás cuando siento el roce de sus dientes en mi clítoris.

—Sabes tan bien —murmura entre lametones.

No presto atención a nada más, mi vista se nubla mientras el placer se acumula preparándome para lo que viene.

—Scott...

—Vente por favor, me muero por saborear cada gota de ti.

Y con sus palabras me voy al maldito cielo.
Grito de euforia, creo que desperté a todo el edificio y siendo honesta no me importa. Sus manos me sostienen mientras que su boca vuelve a buscar la mía con intensidad. Siento un sabor peculiar en su lengua y supe bien de que era. Su erección me roza el estómago y él gruñe contra mis labios. Con una valentía que desconocía me dispongo a tomarlo en mi mano.

—Diana … —gime—. No tienes que hacerlo —dice de manera entrecortada.

—Pero quiero —susurro.

Uno nuestros labios una vez más mientras mi mano bombea de manera lenta y tortuosa su miembro.

—Quiero tomarte ahora mismo.
Sus dientes arañan mi clavícula y aumento el ritmo haciendo que sus gemidos incrementen.
El agua sigue cayendo sobre nosotros y sigue amortiguando nuestros gemidos.

—Estoy muy cerca…

Su cabeza cae sobre mi hombro, las manos de él aprietan con fuerza mis caderas y un minuto después un gruñido fuerte salió de su garganta. Su respiración agitada contra mi oído me hace saber que también fue al cielo como yo.

—¿Estuvo bien? —pregunto luego de unos segundos de silencio.

Pega su frente a la mía mientras que el agua sigue corriendo entre nuestros cuerpos.

—Estuvo jodidamente bien. —Una sonrisa surcó mi rostro, podría acostumbrarme a esto.

El baño transcurre de forma natural luego de nuestro arrebato de calentura y cuando se estaciona en frente de la casa de Melissa, no puedo evitar querer ponerle el seguro a la puerta para no alejarme de él. Sé que puede sonar tonto, pero siento que viví un sueño romántico por un día y que luego de esto no quiero volver a la realidad.

—Debes bajar, Diana.

Scott se encuentra parado afuera del auto sosteniendo la puerta. Tomo su mano y desciendo. Me adelanto hasta quedarme parada mirando la puerta de la casa de mi mejor amiga.

—Oye, espera. ¿Qué pasa? —pregunta una vez frente a mí.

—Nada —contesto de manera cortante.

Toma mi mano y con la otra sube mi barbilla hasta que sus ojos están fijos en los míos.

—¿Hice algo malo?

Atrapo mi labio inferior entre mis dientes. Por supuesto que no hizo nada malo, si se está portando como un maldito príncipe. No sé qué demonios me pasa.

—No, estoy bien. Yo te llamo después.

Presiono mis labios con los suyos y me doy cuenta que no estaba convencido.

—Diana, ¿te lastimé? Me pareció que no, pero si es así debes decirlo. Intenté ser lo más cuidadoso posible —argumenta con rapidez y sonrío.

—Estoy bien —repetí—. Todo estuvo bien Scott. No hay nada que cambiar, sólo no quiero alejarme de ti —admito. Esta vez fue su turno de sonreír.

—Créeme que esto es lo último que quiero, si por mi fuera te ataría a mi cama y te haría todo lo que pasa por mi mente. —Mis mejillas explotan—. Pero eso deberá esperar —sentencia con un guiño.

Dejo salir una risita mientras lo abrazo y él con fuerza me corresponde el gesto.

—Te amo —susurro contra su cuello.

—Te amo, amor.

Presiona sus labios en mi frente y de pronto la puerta se abre. Melissa mira la escena con la sonrisa más grande que puede existir.

—¿Interrogatorio? —pregunta.

—Sólo sí me lees mis derechos.

Ambas reímos y Scott nos mira ceñudo por nuestro juego de palabras interno. Siempre que Melissa quiere saber los detalles de algo, hacemos esto, ella puede preguntar, pero dándome el derecho de si quiero responder o no.

—Te llamo luego.

Scott se gira sobre sus talones y camina hasta adentrarse al auto, un par de bocinazos después y ya había desaparecido por la avenida.

Melissa tira de mí mano hacia la casa, con la misma sonrisa perversa. Creo que hoy no me va a dar el privilegio de mis derechos.

Espero que les guste 💓 muchas gracias por leer y por los comentarios positivos 🤗 disfruten el capítulo ❤...x

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora