Capítulo 18

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Todo fue muy extraño, el almuerzo, después del beso se tornó todo muy incómodo. Rebecca coqueteaba continuamente con Dennis, es claro que a esta chica no le importa en lo más mínimo para quien se abre de piernas. Melissa la miraba como si quisiera arrancarle la cabeza, parece que alguien es un poco celosa. Peter estaba planeando una fiesta en la casa de sus padres en las afueras de la ciudad, cerca del lago, mi amiga aceptó la invitación incluso antes de que sea formulada y yo simplemente pensaba en una estrategia para esa situación. Mi cabeza está en una nube de confusión continua por culpa de Scott y Peter. Creo que recibir balas es más fácil que intentar atraer la atención de un chico mientras que salgo con otro.

Me concentro en lo que dice mi profesor de economía, pero ni las palabras del Sr. Golden me pueden sacar del lío que tiene mi mente. Mi teléfono vibra en mi bolso y lo saco lo más disimuladamente posible para leer el mensaje de Peter.

‘Ya quiero verte en traje de baño’

Pet

Tomo mis cosas y sin pedir permiso siquiera, salgo corriendo en busca del baño más cercano. El calor de sus palabras recorre mis entrañas y comienzo a asustarme por la velocidad con la que reacciona mi cuerpo. ¿Por qué no me sucedían estas cosas con mi ex? Creo que no estaba ni la mitad de bueno que Peter para ser honesta. Estoy demasiado ansiosa por la fiesta del lago porque jamás he mostrado mis escasos atributos en traje de baño frente a nadie que no sea Melissa y ahora debo hacerlo frente a todos los adolescentes que se presenten en esa fiesta, esto va de mal en peor.

Salgo del baño una vez de cerciorarme que estoy con mis hormonas controladas y dispuesta a volver al salón de clases. Ajusto mi bolso y en ese preciso momento veo a Scott doblar al final del pasillo, esta es mi oportunidad. Lo sigo sigilosamente y aprieto el paso porque parece estar apurado. Camina tan rápido que tengo que trotar un poco para no perderlo de vista, pero cuando doblo por un pasillo por el que nunca había cruzado me doy cuenta de que lo perdí.

—Mierda —bufo con frustración.

Me giro sobre mis talones lista y rendida para volver a clase cuando una puerta se abre a mi lado. Scott se asoma lo suficiente para tomar mi brazo y hacerme entrar. Un grito ahogado sale de mi boca cuando me acorrala contra los estantes llenos de productos de limpieza.

—Cada día me sorprendes más —dice tranquilamente y se acerca aún más a mí—. ¿Por qué me estás siguiendo? —Su arruga entre ceja y ceja me muestra lo molesto que realmente está.

—Yo humm… —Mi lengua se traba y fijo mis ojos en los suyos. Siento por un segundo que se mirada cambia y como de costumbre no sé lo que es.

—Tú, ¿qué? —Siento su aliento acariciar mi rostro.

—Quería saber por qué te habías marchado así de la mesa —escupo lo primero que se me ocurre.

—¿Te preocupas por mí, Diana? —Una pequeña risa se escapa de sus labios—. A Peter no le gusta esto —se burla alejándose lo suficiente para darme la espalda.

—¿Por qué me odias? —Siempre había querido preguntarle eso, aunque no sé si deseo saber la respuesta. Scott se vuelve y fija su mirada nuevamente en mí.

—Yo no te odio —Su voz sale en un suave susurro que acaricia mi piel y trae las mismas sensaciones que las del viernes. Un brillo extraño se refleja en sus ojos y se acerca a mí. Instintivamente doy un paso atrás chocando de nuevo con los estantes, él roza su nariz en mi mejilla y mis ojos se cierran automáticamente—No podría… —Me estremezco de pies a cabeza y se aleja lentamente quedando a la simple distancia de diez centímetros de mis labios, nunca había querido tanto besar a alguien—. ¿Quieres que te lo demuestre?

Su mano acaricia la extensión de mi brazo y cuando enfoco la vista soy capaz de notar su sonrisa arrogante porque acaba de darse cuenta del efecto que tiene en mí. El hechizo se rompe y un nudo se retuerce en mi estómago por lo idiota que soy.

—Aléjate de mí —gruño mientras lo empujo con fuerza. ¿Cómo pude pensar que era diferente? —. Apuesto que por eso no estás con la chica a quien le has escrito esas citas. —Su cara se transforma de repente. El color desapareció de su rostro y al tragar puedo escuchar su nerviosismo.

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora