Capítulo 37

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Narrador omnisciente

Mike

Luego de la llamada de Melissa, las peores teorías pasaban por la mente de Mike. Literalmente voló a la casa de Frank con Cassandra a su lado tratando de reconfortarlo, sólo tenía un objetivo y era encontrar a Delia. No iba a calmarse hasta verla sana y salva.
Se estacionó de manera rápida y saltó del auto. Corrió hacia la puerta y la abrió con la esperanza de que Delia estuviera ahí.

—¿Qué pasa? —Frank apareció desde la cocina vestido con su ropa de andar en casa.

—¿Delia está aquí? —preguntó desesperado.

—Está con Melissa, eso nos dijo a ambos —contestó su amigo intentando entender que pasaba.

Mike se llevó ambas manos sobre la cabeza, iba a explotar.

—Nos llamó Melissa preguntado el motivo por el que Delia no contestaba el teléfono —explicó Cassandra.

El rostro de Frank mostró que comenzaba a entender lo que sucedía.

—Ella nunca estuvo con Melissa —Mike interrumpió con un tono sombrío—. Delia me mintió, ella sabía algo sobre el caso, estoy más que seguro que tiene que ver con eso.

En un ataque de furia le dio un puñetazo a la pared.

—Mike yo… —Frank hizo una pausa nervioso y la cabeza de su compañero giró de forma antinatural.

—¿Qué? —rugió enojado—. ¡¿Qué es lo que sabes?! —exclama con más fuerza.

—Le dije a Delia que podía seguir informándome sólo a mí. —Mike cerró los ojos intentando inútilmente controlarse y acorraló a Frank contra la pared—. No me dijo nada sobre esto, lo juro. Lo único que sé es que Isaac fue partícipe de la tunda que le dieron —explicó a toda velocidad.

—¿Qué más? —gruñó con los dientes apretados.

—Nada más Mike —Frank apartó a su amigo antes de que perdiera la cabeza—. Sabemos dónde encontrar al maldito Isaac, llegando a él podremos encontrar a Delia —propuso y vio a Cassandra asentir en señal de que estaba de acuerdo.

—Eso puede funcionar, aunque vamos a tirar todo el caso a la basura si vamos directamente con él —dijo Cassandra tocando la gravedad del asunto.

—La vida de mi sobrina vale más que cualquier cosa.

Mike salió por la puerta sin importar si lo seguían o no, él prometió en nombre de su hermano que siempre la mantendría a salvo y no iba a fallar ahora, hoy todo se acaba.

Fin de narrador omnisciente

Sus ojos están fijos en los míos y una pequeña sonrisa cuelga de su comisura derecha. Se ve caótico y perfecto a la vez. ¿Cómo una persona puede provocar el mal y el bien dentro de mí?

Nunca me había sentido tan feliz de verlo aquí, aunque ahora sepa toda la verdad, es un gran alivio de saber que Scott no es el distribuidor principal.

—¿Qué haces aquí? —susurro.

Tengo unas inmensas ganas de desmoronarme ahora.

—Vengo por ti.

Sus palabras me emocionan y sin más preámbulo, saca un cuchillo de atrás de su espalda y corta la soga que me tiene sujeta.

Al mover mis brazos a su estado natural, un dolor agudo me recorre y lo reprimo lo mejor que puedo. Mis muñecas tienen pequeños cortes del roce de la soga, nada profundo, pero terriblemente doloroso. Él analiza las cortadas y se acerca para depositar un par de besos en el área lastimada

—Scott…

—Sé que te prometí alejarme, pero cuando supe que estabas aquí no lo pensé dos veces. Nadie va a hacerte daño sin que antes yo pueda evitarlo —sentencia y me besa.

Lo había echado mucho de menos mucho, más de lo que quisiera admitir y sus labios sobre los míos saben a gloria… Saben a libertad. Scott depositó un reguero de besos por todo mi rostro y mi corazón saltó ante el gesto increíblemente dulce. Como en las películas, la magia se rompe ante la interrupción de alguien y Rebecca se vuelve a aclarar la garganta haciéndonos caer en la realidad.

—Rebecca —le indico con la cabeza, pero Scott no se mueve.

—No podré cargar con las dos Diana. —Lo miro desorbitada—. Lo siento, pero tú eres mi objetivo y debo darme prisa.

Me levanta en sus brazos y de forma automática, Rebecca comienza a llorar desconsoladamente.

—Bájame Scott, no voy a dejarla. —Él me mira como si estuviera loca—. Lo digo en serio.

Cuando mis pies tocan el suelo, me caigo. Mierda, realmente es horrible no tener fuerzas ni control de tu cuerpo. Mi héroe-criminal me ayuda a estabilizarme mientras miraba la puerta preocupado.

—Debemos irnos ya.

Scott tomó nuevamente el cuchillo y corta la cuerda de Rebecca.

—Vaya, vaya… —Los tres nos sobresaltamos al ver a Peter parado en la puerta con mi arma aún en sus manos—. ¿Esto es traición Scotty?

Su risa resuena, ¿qué es lo que le hace tanta gracia? Ya comienza a enervarme. Scott se levanta en menos de dos segundos lo tengo frente a mí de manera protectora.

—Basta Peter, te dije que la dejaras fuera de todo esto.

Me sostengo de sus hombros para no volver a caer.

—Pero si tú la metiste para empezar, ahora aléjate o la mataré y luego me aseguraré de que el jefe sepa lo que intentaste hacer —Peter habla de manera tranquila, pero hay fuego y rabia en su mirada.
—¿Crees que me moveré? —Scott ríe. ¿Por qué rayos todos se ríen? Yo estoy muriendo del maldito miedo—. Lo mejor será que tú te largues de aquí así puedo llevarme a mi chica.

¿Su chica? Creo que me gusta que me diga así, pero este no es el momento como para que me guste esto.

Peter nos apunta con el arma sin titubear y Scott saca otra y hace lo mismo. Estamos en un duelo y alguien va a morir hoy. La tensión se corta con un cuchillo y ahora mismo me gustaría tener un arma también, para tener algo de ventaja supongo. Rebecca está petrificada contra la pared y no emite ni un sonido, creo que es bastante inteligente después de todo, porque sabe bien que si habla… se muere.

—Dile que eres un maldito criminal —gruñe Peter—. ¿Crees qué, si sales vivo de ésta se casará contigo? —Sus manos tiemblan por la furia.

—Con que acepte ser mi novia para empezar me conformo.

Scott me mira sobre su hombro, ¿acaso espera que conteste ahora?

—Creo que debemos hablar luego de esto —balbuceo aterrada.

Escucho el ruido del seguro del arma ser retirado y ya no hay marcha atrás.

Scott me empuja hacia atrás para alejarme justo cuando sentí el disparo. Todo se comenzó a mover en cámara lenta, pero a la vez sucedió demasiado rápido como para evitarlo. Un grito sale de mis labios y Peter cae al suelo.

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora