Dos semanas después…
Me subo al auto junto a Scott, hoy será el día del juicio de mi madre y por mucho que intenté luchar internamente, al final decidí que debo estar ahí para testificar. Después de todo soy la única testigo fiel en la escena, puesto que ya no pertenecía al FBI cuando sucedió todo debido a que Charles prefirió que no estuviera en el caso y brindarme protección igual. Era la mejor opción para dejar a mi madre un buen tiempo detrás de las rejas y no iba a dudar en hacerlo. Scott no estuvo de acuerdo en cuanto se lo conté, pero al notar lo que significa esto para mí, se tragó todas sus opiniones y se ofreció a acompañarme.
Frank por otro lado, se recuperó como un rayo y casualmente hoy también, le dan de alta en el hospital, por lo que cuando termine esta tortura llamada juicio, iremos directamente a verlo.
He pensado mucho en todo lo acontecido en estas últimas semanas y cuando veo a Scott a mi lado, tarareando una canción que justo sale en la radio, hace que me sienta realmente afortunada. Se puso en mis zapatos de la mejor forma que pudo y no me dejó caer ni un segundo, jamás pensé que este chico guapo a morir y destructor de corazones, estaría acariciando mi pelo mientras lloro en silencio la muerte de mi padre. Es todo lo que quiero y lo que siempre he necesitado, espero poder devolverle por lo menos algo de todo lo que me ha ayudado.
—Sí sigues mirándome así, voy a dar vuelta el coche y nos iremos de nuevo a la cama.
Me regala una sonrisa de infarto y mi cuerpo reacciona a sus tentadoras palabras.
—Para ser honesta, es mejor que ver cómo acusan de homicidio a mi madre.
Muerdo mi labio inferior mientras los recuerdos de esta mañana inundan mi mente. Scott es capaz de hacer lo que sea para verme feliz.
—Siempre puedo orillarme y hacerte mía justo aquí.
Mi cabeza gira con rapidez y mis mejillas se encienden a rojo vivo. Una carcajada inunda el coche y no puedo evitar darle un golpe en el brazo. Jamás vi a alguien tan seguro de sí mismo y no lo culpo, sabe cómo es y lo que tiene, por lo que lo usa a su favor. Ojalá y pueda ser así algún día.
El resto del trayecto hacia nuestro destino se basa en charlas triviales para aligerar el ambiente, estoy segura de que sólo habla de cosas así para que no esté pensando en lo que va a pasar en el estrado y a pesar de que sus intenciones son buenas, no puedo evitar sentirme aterrada.
Scott estaciona el coche y cuando apaga el motor nos quedamos en silencio por un momento, asimilando lo que está por ocurrir.
—Bueno… Es hora —me atrevo a decir, pero siento como poco a poco el nudo de mi garganta va creciendo.
—Todo saldrá bien, yo estaré ahí contigo todo el tiempo a excepción de cuando subas al estrado.
Me regala una sonrisa que casi hace que el nudo desaparezca… Casi.
Cuando entramos a la sala, habían pocas personas por lo que supuse que éramos de los primero en llegar. Me arreglo el vestido azul marino que había elegido para la ocasión, es lo más formal que tengo en mi clóset y seguramente Melissa me daría su desaprobación con respecto al largo hasta la rodilla y el escote cuadrado, pero me hace sentir cómoda y segura. Sin duda me lo pondría cientos de veces con tal de ver la cara de Scott cuando me vio esta mañana, tuve que luchar con todas mis fuerzas para que no lograra su objetivo: quitármelo.
La corte se empieza a llenar de personas y Scott me guía para sentarnos en lo que serían nuestros respectivos lugares. Varios pensamientos cruzan por mí mente en este momento y el más repetitivo es aquel en el que salgo corriendo. Nunca fui buena para hablar frente a un público y ahora tengo que hacerlo ante un jurado; si muestro mis nervios puede que corra el riesgo de que la condena de mi madre no sea tan larga como merece.
De pronto la puerta que estaba paralela al estrado se abre y dos oficiales de policía entran sujetando a mi madre uno de cada lado. Asumo que esa persona es mi madre porque se ve realmente mal, el pelo enmarañado está sujeto en una coleta, tiene los ojos perdidos y bolsas oscuras por falta de sueño alrededor. Cuando su mirada gélida se posa en la mía, tuve que apartarla al instante. Scott aprieta mi mano con suavidad dándome ánimo y dejo salir un suspiro entrecortado.
La jueza entra a la sala y todos los presentes nos ponemos de pie. Trato con todas mis fuerzas de concentrarme en lo que tengo que decir, aunque mi cerebro está hecho gelatina en estos instantes.
—Buenas tardes, estamos aquí para dar inicio al juicio contra la señora Jess Hart. La acusada tiene cargos como intento de homicidio y secuestro. Por favor los abogados acérquense al estrado —la jueza habla.
Como solicitó, los abogados se acercaron para hacer quien sabe qué cosa legal.
Los minutos parecen ser eternos y sé que si miro hacia cierto lugar, me encontraré con los ojos de mi madre. Mi piel se eriza por completo debido a los escalofríos que me provoca su presencia. En lo que parece ser mucho más de dos minutos, los abogados por fin vuelven a su lugar. Pude sentir como ella le gritaba al que el Estado le había otorgado, pobre hombre, creo que en el fondo sabe que no saldrá bien de esta si no gana el juicio… Y tiene todas las de perder.
—Muy bien vayamos con los testigos en el caso.
Cuando la jueza habla nuevamente, puedo sentir como el color abandona mi rostro. Lo peor de hablar en público, es ser el primero en hacerlo. Tardo más de lo normal en reaccionar cuando Frederick Ray, mi abogado, o más bien el abogado de mi tío, me habla.
—¿Qué…? —pregunto distraída y él suspira agobiado.
—Cuenta los hechos, Delia, no hay posibilidad de que pierdas la compostura si dices la verdad.
Asiento dudosa. Scott me suelta la mano un segundo después y me dio la sensación de que podía desmoronarme en frente de toda esta gente.
—Llamo a testificar a la señorita Delia Hart, su señoría. Hija de la acusada —dijo Fred mientras sacaba unos papeles de su portafolio.
La jueza me miró como si tuviera dos cabezas al igual que todo el jurado y no los culpo. ¿Quién testifica en contra de su madre?
Dejo salir todo el aire que sin darme cuenta había estado reteniendo y me acerco al estrado. Intento aparentar toda la seguridad que puedo, porque me lo debo, a mí y a todos. Ella debe pagar por lo que hizo, Frank no habría corrido peligro si ella no hubiera persuadido a mi padre de la forma más vil y baja, y probablemente John estaría con vida y tratando de tener una relación conmigo después de todo. Cuando me paro en frente del hombre que sostiene la Biblia con sus manos, me seco una pequeña y traicionera lágrima antes de poner mi mano derecha sobre la misma.
—¿Jura decir la verdad, solamente la verdad y nada más que la verdad? —pregunta de manera monótona, dando a entender que ha hecho esto cientos de veces.
Mi mirada se posa en el jurado y cuando me armo de valor, miro el punto donde se encuentra sentada y la muy descarada me muestra su sonrisa llena de suficiencia, pero detrás de esa fachada puedo notar que teme porque va a pasar el resto de su patética vida en prisión.
—Lo Juro.Bueno aquí está la primera parte del final, espero que la disfruten. Para ser honesta no pensaba escribir más de una parte, pero se me hizo largo en cuanto empecé 😅 espero que lo disfruten y como siempre, muchas gracias por leer ❤...x
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Un Pequeño Cambio De Planes ©
Novela JuvenilUna Chica. Un Chico. Una Misión. Un Objetivo. -¿Tenías que aparecer para complicarlo todo? -exclamo, con lágrimas en los ojos. -Entenderás Lía, que no es así... ... Esto es borrador que voy a ir editando sobre la marcha 😌✏ Muchas gracias por leer ♡...