Epílogo

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Tres años después…

Termino de subir la cremallera del precioso vestido color lila. Me contemplo en el espejo más de lo que debería y sin darme cuenta mi mente comienza a divagar.

Es realmente una locura todo lo que sucedió en estos tres años, mi vida se tornó tranquila de algún modo, aunque decidí cambiar mi profesión. Resulta que los números no me apasionaban lo suficiente como para vivir de ello, por lo que me dedicaré a proteger y servir… O algo así. Estoy a punto de graduarme de la academia para seguir los pasos de mi tío y ser agente del FBI. Claro está, que Mike no estuvo de acuerdo en lo absoluto, pero con la promesa de que trabajaría específicamente investigando y no en el campo, se tranquilizó. Después de todo, yo tampoco quería que mi futuro fuera constantemente una misión de vida o muerte.

Scott se graduó hace un año ya y literalmente le llovieron las propuestas de trabajo, en la Editorial MDbooks lo acogieron de la mejor manera posible y aunque él esté trabajando en su primer libro (el cual no me ha dicho de que se trata) me dice continuamente que editar es un trabajo inigualable e impresionante. Sí él es feliz, yo lo seré doblemente.

Melissa se comprometió hace poco y Dennis está que no cabe en su gozo, recuerdo la manera en que lloró cuando ella le regaló el sí y por muy dura que sea mi mejor amiga, las lágrimas no dejaban de caer cuando se lo propuso.

A veces pienso en lo afortunada que soy con la familia que me tocó, simplemente perfecta. Puedo asegurar que hay muchas personas que tienen a sus dos padres e incluso también hermanos, y son infelices o no sienten que sean una familia porque no se apoyan de la manera que deberían. Agradezco cada día por no pasar por eso, por los errores que cometieron mis padres y me llevaron a mi tío. No cambiaría ni un simple momento vivido con Mike por estar con ellos. Perdono a mi padre, porque estaba enamorado y aunque haya preferido a su esposa en lugar de su hija, no lo puedo culpar. No pasamos el tiempo suficiente como para aprender a amarme o a vivir con la culpa de haberme dejado. Él me quiso porque lo vi y sé que donde esté, siempre me estará cuidando.

Mi madre por otro lado, es una carta aparte. Condenada a tan solo veinte años con posibilidad de libertad condicional, me pareció una burla. Literalmente salí corriendo de la corte y recuerdo haber estado sentada frente al retrete, expulsando todo mi dolor. Tal parece que es como todos suelen decir, la justicia no puede ser más injusta.

—Ya le dije a Scott que cuando te vea en ese vestido, querrá hacerte un hijo.

Mel aparece de la nada, o quien sabe cuánto tiempo llevaba ahí viéndome parada mientras pensaba en mi vida, de seguro parecía una mensa.

—Ni te atrevas a invocarlo, un bebé no forma parte de mis planes ahora —dije riendo mientras le doy unos retoques a mi cabello.

—¿Debo recordarte que nada de esto era parte de tu plan? —pregunta divertida.

Le regalo una sonrisa sincera, no podría estar más de acuerdo.

—Dentro de unos años quizá. Te ves hermosa —la elogio cambiando de tema rápidamente. Melissa gira dándome una mejor vista de su vestido rojo brillante.

—Créeme que Cassie se ve mucho mejor, vamos.

Toma mi mano y salimos en busca de la novia. Hace un año mi tío se armó de valor y le pidió que pasara el resto de su vida a su lado, creo que nunca había visto a Mike abrir su corazón así y literalmente fue lo más hermoso que pude presenciar.

Abrimos la puerta del cuarto de Cassandra para encontrar una hermosa visión en blanco, el vestido era simple y a la vez perfecto. Blanco y de una tela brillante con un escote de corazón y mangas largas llenas de encaje, es muy Cassie. Hermoso y atrevido. Me encanta.

—Delia, ven por favor ya me estaba volviendo loca.

Me abraza y siento lo tembloroso que está su cuerpo. Los nervios son fatales en este momento.

—Te ves impresionante, a mi tío le va a llegar la mandíbula al suelo —le digo llenándola de esa confianza que le faltaba en este instante.

—Puedo decir lo mismo de ti, Scott tendrá que apartar a muchos esta noche.

El calor se expande por mis mejillas, sólo espero que haya muchos ancianos aquí porque odio ser el centro de atención, algo que Cassie no sabía cuándo me eligió como su dama de honor. Claramente no pude decir que no.

—¿Estás lista? —pregunto tomando el ramo de lilas.

—Absolutamente —afirma sin titubear, como si hace dos minutos no hubiera sido una gelatina viviente.

Bajamos la escalera de caracol de manera lenta y expectante. Antes de llegar al último tramo pude divisar a Scott hablando con Dennis animadamente, parecía que bromeaban entre ellos y la verdad es que envidio la tranquilidad de los hombres en eventos así.

Dennis fue el primero en vernos y le dio un toque a mi chico para que hiciera la mismo, como desearía tener una cámara en este momento para capturar la reacción de Scott en mi memoria para siempre. Sus dientes atraparon su labio inferior con la fuerza suficiente para dejarlo blanco mientras sus ojos le daban una repasada descarada y sin disimulo a mi cuerpo.

—Te lo dije.

Melissa suelta una carcajada mientras se une a Dennis. Me acerco hasta tenerlo frente a mí y le regalé una sonrisa tímida, después de tres años todo sigue igual entre nosotros y sé que siempre será así.

—Tú…, eh… —Se relame sus rosados labios mientras busca las palabras correctas—. Diana me dan ganas de subir a la habitación y hacerte mía hasta perder la conciencia.

Sutil. Mis ojos se abren de más y doy una rápida repasada a mi alrededor en busca de que alguien haya escuchado, Cassandra estaba hablando con su padre y Melissa ya se había adentrado al salón.

—Te ves hermosa.

Su brazo se enreda en mi cintura para luego acercarme a su cuerpo y posar sus labios sobre los míos en un beso tierno. Amo como puede pasar de ser un hombre de palabras sucias a uno completamente dulce, sólo Scott es así.


***


Lágrimas de emoción brotaron en mis ojos cuando ambos dijeron sí acepto. Todos los presentes se pusieron de pie frenéticos por felicitar a los recién casados. Cuando por fin pude abrazar a Mike, casi me echo a llorar de nuevo.

—Hey, pensaré que las lágrimas son malas, flacucha. —Sus pulgares limpian mis mejillas.

—De todas las que he derramado tío, te aseguro que éstas son las mejores. —Lo abrazo con fuerza—. Felicidades. —Sonrío mientras me devuelve el abrazo.

—Gracias por ser parte del segundo día más feliz de mi vida.

Me aparto para mirarlo a la cara.

—¿Segundo?

Espero que Cassie no lo haya oído.

—El primero fue, cuando me dijeron que tú custodia era mía y no del Estado.

La felicidad inunda mis sentidos y vuelvo a abrazarlo con fuerza.

—Te amo, tío.

—Y yo a ti, flacucha.

Antes de poder decir nada más, comienza la música y el anfitrión invita a los novios a abrir el baile.

—Genial, espero que las clases hayan servido de algo —bufa Mike mientras yo suelto una carcajada.

Cassandra arrastra a Mike hacia el centro de la pista y aunque al principio le costó un poco, supe que los doscientos dólares no fueron del todo en vano.

Momentos después varias parejas se unieron y reí suavemente cuando vi a Frank bailar con tres mujeres a la vez, el alma de la fiesta.

No pude ser la excepción, Scott me toma de la mano y a duras penas lo sigo a la pista, bueno es el dicho, lo que se hereda no se roba. Mike y yo somos dos troncos a la hora de bailar.

—Estoy controlándome, preciosa. Quiero subir a una de las habitaciones y aliviar la tensión que tengo ahí abajo, si sabes a lo que me refiero. —Tuve que sofocar un grito mientras me daba una pequeña vuelta y me dejaba de espaldas a su pecho—. ¿Qué me dices?

—Digo que es una boda y no podemos salir así a saciar nuestro deseo.

Atrapo mi labio entre mis dientes cuando siento su aliento cálido en mi nuca.

—Mmm ¿Por qué no?

Sus dientes juegan con el lóbulo de mi oreja y tuve que reprimir un gemido.

—No forma parte del plan, ya sabes… Debemos hacer el discurso de padrinos y aparecer en las fotos.

Mi aliento se atasca en mi garganta cuando me aprieta lo suficiente haciéndome sentir su deseo por mí. Nuevamente di una repasada al resto de la gente para asegurarme que nadie nos estuviera viendo.

—Bueno, podemos hacer un pequeño cambio de planes.

Fin.

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora