Capítulo 10

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Una vez visto casi todo el edificio Mike me llevó a un último lugar. No estoy segura de que se hace ahí, pero es algo muy ruidoso y al entrar mis dudas se aclaran. Lo primero que veo es a varios agentes armados, con sus oídos cubiertos y disparándole al blanco con forma de hombre.

— Esto no es lo que quiero —confiesa Mike con la mirada perdida en los disparos—, pero es necesario. Tienes que aprender a disparar —sentencia y me guía por detrás de las cabinas hasta que encontrar una vacía. —. Ponte estos —me tiende unas orejeras para protegerme del ruido y también un par de anteojos extraños—, debes pararte con las piernas una poco abiertas y las rodillas ligeramente dobladas. La postura lo es todo —me explica para luego sacarle el seguro al arma y ponerla en mi mano.

— Tío Mike, no creo que pueda... —digo sin ser capaz de terminar la oración.

— Flacucha el primer disparo nunca es fácil, pero es necesario y no debes temerle a tu arma porque a partir de ahora será tu aliada y la tendrás contigo todo el tiempo —suspiro fuertemente, él tiene razón no debo tener miedo—. Bien ahora apunta hacía el blanco, deja los hombros flojos e intenta respirar profundamente eso te ayudará a concentrarte —. ¿Tienes tu objetivo? —pregunta y asiento—. Bien ahora dispara.

Aprieto el gatillo y cierro los ojos por un segundo y cuando los abro veo que la bala ni siquiera ha tocado el blanco. Escucho a Mike reír de forma escandalosa y lo fulmino con la mirada.

» ¿Tu objetivo era la pared? —se vuelve a reír.

— No es gracioso, apuesto que tampoco le disté en tu primer disparo —lo acuso como niña pequeña.

— Luego hablaremos de eso, vamos inténtalo de nuevo recuerda lo de los hombros —asiento nuevamente y vuelvo a apuntar. Cuando aprieto el gatillo por segunda vez me siento diferente, después de todo no está tan mal. Sonrío satisfecha al ver que la bala había impactado en uno de los brazos del blanco humano—. No estuvo tan mal flacucha, sí es que sólo quieres hacer una herida superficial pero mañana intentaremos hacer que no lo sean —su tono de voz es sombrío y me asusta un poco, cuando nota mi reacción comienza a reír por décima vez.

— ¡Tío estás loco! —le digo riendo también mientras salimos del ruidoso lugar.

— Lo sé, lo que me extraña es que recién ahora te des cuenta. —las carcajadas no pararon.

Cuando salimos de la sede, me sentí distinta. Es como si la vieja Delia le hubiera dado paso a esta nueva versión, mejorada y valiente.


***


Viernes por la noche. Luego de una semana completa de entrenamiento con Cassie (me rogó que la llame así) estoy lista para la primera fase de esta misión.

A decir verdad, no me costó mucho lograr los movimientos básicos de lucha. Sin embargo, disparar en el corazón o en la cabeza del blanco humano fue todo un reto para mí.

La peor parte sin duda es mi cambio de look para no ser invisible ante los chicos, me va costar acostumbrarme a tener diez centímetros más corto el cabello y las uñas inserviblemente largas pintadas de un color rosa chillón, pero tendré que intentarlo.

No estoy muy segura de cómo actuar en esta fiesta, pero al menos no iré sola. Melissa se sorprendió un poco cuando le pedí para ir a dicha fiesta, aunque no se interpuso en lo absoluto, al contrario, se emocionó el doble cuando le pedí que me arreglara.

Me cuesta horrores tener que ocultarle todo respecto al trabajo de Mike o incluso sobre la misión en la que estoy metida, pero mi tío me dijo que es lo mejor para ella y su seguridad.

Al entrar en la ruidosa fraternidad imágenes de chicas con muy poca ropa y chicos manoseando sus cuerpos sin problema alguno es lo primero que mis pobres ojos tienen que ver. Intento no asquearme ante la poca vergüenza de estas chicas porque en serio debo concentrarme. Es algo difícil ya que tengo una pequeña cámara escondida en mi blusa que les muestra a Mike y Frank todos mis movimientos, ¿cómo no estar nerviosa?

— ¡Vamos a bailar! —Mel grita.

La música está jodidamente fuerte y apenas puedo escucharla por lo que asiento y dejo que me tome de la mano para dirigirme al centro de la pista. No soy buena bailando, pero me esfuerzo por hacerlo lo mejor posible y a la vez intento localizar a Scott, aunque no veo ni rastro de mi objetivo.

En ese momento siento dos manos posarse en mi cintura y una voz que se apresura a hablar en mi oído, enviando un escalofrío por todo mi cuerpo. Lo extraño es que esta vez no es como lo de la semana pasada, no siento asco en lo absoluto, lo cual me sorprende de una manera extraña.

— Nunca te había visto por aquí —el chico se movía al compás de mis movimientos. Cuando me volteo, me sorprendo al ver que se trata de Peter Walker. Está en la lista, pero no es al que debo investigar—. Soy Peter —me tiende su mano con su sonrisa más dulce—. ¿Puedo traerte un trago? —pregunta de forma amable. Bien esto no es parte del plan sin embargo es su amigo así que de alguna manera podré acercarme a él.

— Claro —sonrío.

Giro la cabeza para buscar a Mel con la mirada, ya que no quiero pasar por lo mismo de la última vez, pero la veo muy entretenida con un chico así que decido dejarla tranquila.

» Soy Delia. —Había olvidado decirle mi nombre. Voy a culpar a los nervios por eso.

— Lo sé —Peter se ríe, ¿dije algo gracioso? Y ¿él me conoce? —. Te he visto en el campus —me sonríe mientras me da un vaso rojo lleno de algo desconocido para mí—. Es cerveza.

— Me dijiste que no me habías visto nunca por aquí —digo dudosa.

— Me refería a la fiesta, he visto a tu amiga un par de veces, pero nunca a ti —explica con tranquilidad.

— Eh sí, estoy probando cosas nuevas —contesto intentando sonar lo más natural posible y él me sonríe.

— Ya veo, bailas muy bien —me halaga.

Antes de poder decirle lo equivocado que está, siento que alguien me choca por detrás y me hace derramar toda mi cerveza encima de la camiseta de Peter.

— ¡Oh Dioses! ¡Lo siento tanto! —exclamo y rápidamente tomo una servilleta de la mesa para limpiar el desastre que causé.

— Delia está bien —dice quitándome la servilleta—, estoy bien, estas cosas pasan y no fue tu culpa. No te preocupes —bueno, Peter es muy lindo también, ¿cómo es que él y Dennis son amigos de Scott? —. Estoy bien solo un poco mojado —él ríe suavemente y no puedo evitar hacerlo también.

— Hey, Pet —de repente Scott aparece en frente de mí junto a Dennis y un par de chicas—. ¿Desde cuándo hablas con ella? —se burla el muy idiota.

Simplemente ruedo los ojos al cielo y me lo imagino siendo el blanco al que he practicado dispararle para aliviar la rabia que está creciendo en mi sistema. Me doy media vuelta para volver con Melissa a bailar antes de cometer alguna estupidez cuando siento una mano alrededor de mi muñeca.

— Espera Delia, ¿puedo ir contigo? —Peter está ignorando a sus amigos por mí, eso era lo que menos esperaba.

— Sí, por supuesto —sonrío y una emoción extraña se arraiga en mi estómago.

Le dedico a Scott una mirada con asco, pero en sus ojos encuentro algo que no puedo descifrar. Peter me toma de la mano y me aleja del círculo de idiotas antes de que pueda siquiera descubrir lo que es.

— Ignora a Scott, se pone así de tonto cuando está cerca de una chica linda —me río al oír su cumplido y él frunce el ceño—. Lo digo enserio Lía creo que eres muy linda.

Mis mejillas comienzan a arder cuando noto su proximidad, no puedo evitar lo bien que se siente mi nombre en sus labios y más aún el apelativo que normalmente usa mi mejor amiga.

— ¿A dónde vamos? —pregunto ignorando las reacciones involuntarias de mi cuerpo.

Ambos estamos caminando por un estrecho pasillo donde solo hay una puerta e internamente rezo para que no sea una habitación.
Al abrirla me encuentro con el jardín trasero de la casa, hay un par de árboles gigantes y tenebrosos que ocupan casi todo el lugar. Veo que una larga hamaca cuelga de una de las ramas y una sonrisa se apodera de mis labios. Peter me toma de la mano guiándome hacía ella e intento ignorar la corriente eléctrica que me recorre cuando siento la suavidad de su palma sobre la mía.

— Siempre vengo aquí cuando la fiesta se pone así de loca —me comenta con una pequeña sonrisa. Ambos nos sentamos en la hamaca y comienza a mecerse con suavidad.

— Es lindo —digo y maldigo mi voz nerviosa. Debo actuar con más seguridad.

— ¿Estudias contaduría, cierto? —asiento en respuesta—. Genial, los números no son mis amigos, pero no estoy en contra —dice con tranquilidad.

— ¿Y tú? —pregunto en un intento de conocerlo mejor y a la vez procuro aparentar los nervios que me recorren de pies a cabeza.

— Fútbol, es mi vida. Espero ser lo suficientemente bueno para llegar a estar con los profesionales —me sonríe.

En sus ojos color avellana veo que en verdad ama lo que hace. Me reparo un par de segundos para ver sus detalles, sin duda es atractivo. Tiene unos hermosos labios y una dulce sonrisa, su cabello castaño un poco más largo de lo normal y sin duda no es un problema para la mayoría de las chicas.

Basta Delia estas babeando por él.

Desvío la mirada avergonzada e intento hacerle caso a mi voz interna.

— ¿Vas a venir a la fiesta de mañana, Lía? —pregunta y no puedo evitar que cada vez me guste más como dice mi nombre.

— No lo sé, creo que tengo otros planes —miento lo mejor que puedo.

— Oh, entiendo —la decepción tiñe sus ojos—. Quería bailar contigo otra vez.

— Bailo horriblemente —digo y en un arranque de valentía, choco mi hombro con el suyo de manera amistosa.

Ambos reímos hasta el punto en el que esas mismas risas se desvanecen y solo queda el contacto de nuestros ojos. Todo parece extrañamente mágico y pacífico hasta que veo a Melissa caminar hacia nosotros.

— Lía, debemos irnos —me dice apurada mientras tira de mi mano.

— ¿Qué sucede? —pregunto un poco preocupada.

— Mi padre tiene infección estomacal y debo ir a quedarme con Jack, no quiero dejarte sola —Mel por fin fija su mirada en Peter—, aunque veo que no estás mal acompañada —una sonrisa pícara aparece en su cara.

— Iré contigo a cuidar a tu hermano. —Comienzo a empujarla por el césped antes de que diga algo más humillante.

— Lía, espera… —me detengo en seco y Peter corre el pequeño espacio hasta estar en frente de mí—. ¿Quieres venir a ver una película conmigo el domingo? —veo los nervios bailar en sus ojos—. Te invitaría a cenar y al cine como debe ser, pero gasté lo último en el alquiler y... —levanto mi mano y él se calla.

— Me encantaría —susurro con una tímida sonrisa que corresponde.

— ¿Puedo pasar a buscarte o…? —suspende la pregunta en el aire.

— No es necesario, yo vendré —prometo mientras reanudo el camino con Mel.

— ¿A las seis? —me grita mientras entrábamos a la casa. Me volteo con mi mejor sonrisa y asiento.

Melissa tira de mi entre los cuerpos sudorosos y cuando paso junto a Scott nuestros ojos se conectan y noto que esa mirada extraña aún está presente, por lo que tengo que luchar contra mi curiosidad de pararme y preguntarle que es lo que rayos está pensando.

— ¡Tienes que contarme todo! —exclama Mel.

Ambas subimos al coche y ella comienza con la avalancha de preguntas. Sin embargo, solo puedo darle castas respuestas porque no dejo de pensar en mi cita con Peter y en la mirada indescifrable de Scott.

El triángulo amoroso empieza ♡ vamos a ver como sigue. No olviden votar y comentar si les gusta, muchas gracias por leer ♡...x

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora