Capítulo 12

732 91 4
                                    

Bajo la escalera con lentitud intentando controlar mis nervios por lo que acabo de pasar con Scott. Aún debo pasar el rato con Peter y no permitiré que ese idiota lo arruine.

— Lía, te estaba esperando. —Me sonríe—. Ya puse la película, ¿todo está bien? —pregunta mientras tomo asiento a su lado. De seguro mi rostro refleja el pleito que acabo de tener con Scott.

— Todo perfecto. —Sonrío y tomo unas cuantas palomitas del cuenco.

— Perfecto entonces —dice animado y le pone play a la película.

La película transcurre con más rapidez de la que soy capaz de notar. Cuando va por la parte en la que Hermione le da un puñetazo a Draco, soy capaz de sentir el brazo de Peter rodearme de forma tímida, pero segura. Volteo el rostro hacia el suyo e intento no flaquear ante su cercanía. Su aliento dulce, debido a las palomitas, choca y se mezcla con el mío. Es una sensación jodidamente perfecta.

— ¿Cómo no te hablé antes? —susurra acercándose un poco más de lo que creí posible. Sus labios rozan los míos y mi corazón enloquece en ese instante. Estoy lista para más.

— Hola chicos, ¿qué miran? —Ambos saltamos y nos apartamos al oír la voz de Scott. La expresión de Peter cambia de la vergüenza al enojo cuando lo ve sentarse junto a mí.

— Estamos mirando Harry Potter —dice apretando los dientes—. Creí que estabas cansado e ibas a dormir King.

— Así era, pero amo Harry Potter. ¿No les molesta que me quede a verla con ustedes verdad? Después de todo esta es mi casa también. —informa con tranquilidad—. Oye Diana, ¿me pasas unas palomitas? Se ven deliciosas. —Le doy el cuenco sin decir una palabra.

Quiero golpearlo por decir mi nombre otra vez, quiero abofetearlo por ser un maldito engreído y quiero estrangularlo por interrumpir mi cita con Peter; pero debo reprimir todo eso porque mi misión es hacer que le guste y así no lograré el objetivo.

— No te pases Scott, sabes que su nombre es Delia —arremete Peter, quien no sabe dejarlo estar, lo cual me recuerda a Melissa.

— Todas son iguales —dice sin apartar la mirada de la televisión.

— ¿Disculpa? —Su tono de asco no me pasa de ser percibido y ahora sí me está haciendo enojar.

— ¿Qué? —fija su mirada en mí y es la misma que tenía el viernes en la fiesta. La que no puedo descifrar.

— ¿A qué te refieres? —cuestiono con impaciencia.

— Todas las chicas son iguales —aclara—, aunque creí que eras diferente Diana, pero me equivoqué ya que estas aquí —dice y nuevamente emplea ese tono de asco en su voz.

— Ya basta Scott. —Interviene Peter.

— ¿Vas a decir qué es mentira, Pet? —pregunta—. Todas vienen aquí por una razón.

— ¿Cuál? —pregunto con el ceño fruncido en señal de molestia.

— Acostarse con los jugadores de fútbol es su objetivo. —Mis ojos se abren de par en par.

— Es suficiente —brama Peter.

— ¿Estoy mintiendo? —gruñe Scott.

— Sí —replica gritando

— No lo creo —dice igualando su tono.

— ¡Ya basta! —Me levanto del sofá molesta—. Parecen dos idiotas peleando conmigo en medio.

— Lía te juro que no te invité con esa intención, yo lamento…

— Lo sé —digo interrumpiendo su disculpa—, sé que no es lo que pretendes. —En ese instante Scott se levanta del sofá y sale furioso azotando la puerta.

Un Pequeño  Cambio De Planes ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora