— Esto no era parte del plan Delia —espeta Mike. Se puso como loco cuando llegué a casa y de alguna forma lo esperaba.
— Lo sé —contesto dándole la razón a medias—, sé que no era parte de la misión salir con Peter, pero… —no me deja terminar.
— ¡Pero nada, King no Walker! —exclama—. ¿Sabes lo difícil que fue para mí aceptar que estés en este caso?
— Lo sé tío, pero debes entender que esta es una manera de acercarme a Scott —trato de explicar.
— ¿Ah sí? —su sarcasmo es evidente—. ¿Saliendo con otro chico?
— En primer lugar, Peter es amigo de Scott y ambos viven en la misma casa y en segundo lugar, también es sospechoso así que, ¿por qué no puedo matar dos pájaros de un tiro? —me queda mirando unos segundos, conozco esa mirada y él sabe que tengo razón—. Tranquilo, vamos a ver una película en su casa, a la mitad le voy a preguntar dónde está el baño e intentaré entrar en la habitación de Scott para ver si encuentro algo —le digo con tranquilidad.
Mike me mira nuevamente y parece sopesar mi plan. Una pequeña sonrisa se abre paso en su rostro y el alivio recorre todo mi cuerpo.
— Esa es mi sobrina —dice y se acerca para abrazarme—, sigue así y en un par de meses me quedaré sin trabajo. —Ambos reímos.
— Tranquilo tío no voy a decepcionarte —aseguro más para mí misma que para él.
***
Estoy muerta de los nervios, juro que he repasado mi plan mentalmente un millón de veces así que debería estar preparada para esto ¿no? Mi cerebro fabrica un millón de situaciones fatalistas para esta cita y me hace dar cuenta que no estoy lista en lo absoluto. Mierda, no es mi primera cita y no entiendo por qué Peter me hace sentir como una chica de preparatoria que está a punto de recibir su primer beso.
No, pero podría ser tu primera vez en otro sentido.
Me reprendo con sorpresa por el giro de mis pensamientos y me repito constantemente que no soy esa clase de chica y estoy más que segura de que Peter lo sabe.
— ¿Llevas a Candy? —pregunta Mike.
Así decidí decirle la Beretta 9mm que Mike consiguió para mí. Sé que suena tonto, pero amo los dulces así que prefiero llamarla Candy, en vez de arma letal para matar a quien se me acerque con malas intenciones.
— Sí tío, todo estará bien —le prometo en un intento de calmarnos a ambos.
— Bien, todo estaría mejor si llevaras la cámara —volteo los ojos en modo de queja ya que odio la maldita cámara—. De igual manera puedes llamarme y estaré ahí en menos de cinco minutos. —Rio ante su pequeña escena de sobreprotección. No quiero usar la cámara esta vez porque me pone aún más nerviosa saber que están viendo todo lo que hago.
— Lo sé, no te preocupes, vuelvo a las nueve —digo saliendo por la puerta sin darle tiempo de contestar siquiera.
Me subo al auto de Mike y emprendo mi camino de manera lenta y cuidadosa. Ya me ha dejado usar el coche antes, aunque a veces pienso que lo ama más que a mí así que debo cuidarlo con mi vida. Enciendo la radio y la música de una famosa banda de chicas me acompaña todo el camino, adoro sus canciones y sus voces son impresionantes al punto de calmar mis nervios.
Al estacionarme en la entrada de la fraternidad todo parece tan pacífico y me resulta increíble el cómo cambian las cosas en cuarenta y ocho horas.
Bajo del auto e intento arreglarme lo mejor posible. Mi atuendo consiste en unos jeans negros ajustados que no suelo usar muy seguido, una blusa color blanco para contrastar y mi chaqueta de punto. Mi estómago se contrae cuando comienzo a subir los tres escalones que dan a la entrada principal. Antes de siquiera poder tocar la puerta un sonriente Peter abre y mi corazón se aloca.
— Hola Lía —me saluda con un beso en la mejilla. Un cosquilleo se propaga en mi rostro y me esfuerzo por ignorarlo—. ¿Pasas? —No me había dado cuenta de que me había quedado congelada y sonrojada en la entrada.
— Sí —contesto suavemente, debo tratar de romper más el hielo—. Y ¿Qué vamos a ver? —cuestiono con un poco más de confianza.
— De hecho, te esperaba para que me ayudes a elegir. Por desgracia no tenemos muchas películas románticas en una casa de chicos —rio ante su comentario—, creo que está la saga de Harry Potter y de Star Wars —vuelvo a reír.
— Amo Harry Potter —digo con una sonrisa que me corresponde.
— ¿En serio? Creí que eras más romántica —confiesa y suelto una risotada nerviosa.
— ¿Por ser chica debo ser romántica? —cuestiono un poco más calmada.
Me siento en el sofá y miro a mi alrededor claramente en busca de alguna otra persona, pero el silencio de la casa me hace notar que somos los únicos por ahora.
— Estamos solos —dice aclarando mis dudas e incrementando mis jodidos nervios—, por un rato al menos, los chicos salieron a tomar unas cervezas —explica—. No creo que por ser chica debes ser romántica —dice volviendo al tema anterior y se sienta junto a mí.
— Bueno, me gusta el romance, pero nada supera a Harry Potter claro está —digo y noto como sonríe ampliamente.
— Eres diferente —su voz es un poco más grave que hace un segundo.
Se acerca de pronto a mí y el calor se expande, su nariz roza la mía con cierta sutileza y me encuentro ansiando más contacto. De acuerdo, esto lo imaginé, pero no en los primeros cinco minutos de la cita. Su aliento se mezcla con el mío y de repente un sonido irritante nos hace saltar en nuestro lugar.
— Lo siento, deben ser las palomitas —se disculpa con una pequeña sonrisa.
Se aleja provocando que caiga de nuevo en la realidad. Estuve a punto de besarlo y olvidar a lo que vine realmente. Mi corazón late tan fuerte que siento que se me va a salir del pecho en cualquier segundo. Peter vuelve un minuto después a la sala de estar con un humeante recipiente lleno de palomitas.
— ¿Quieres algo para beber? —pregunta. Se está comportando tan atento y eso evita que me concentre.
— Estoy bien, me gustaría ir al baño antes de comenzar a ver la película — pido con algo de timidez.
Al diablo con mis planes de ir a la mitad, necesito refrescar mi cara y entrar a la habitación de Scott para investigar y distraerme de lo que acaba de suceder.
— Claro, está subiendo las escaleras a la derecha —me sonríe— ¿Quieres que te muestre...?
— ¡No! —lo digo demasiado fuerte—. Descuida, volveré enseguida, puedes ir eligiendo una de todas las películas —sugiero mientras me levanto a toda velocidad.
— Mi favorita es El prisionero de Azkaban —dice cuando ya estoy en el primero escalón.
— Perfecta —le sonrío y corro hacia arriba.
Bien tengo al menos cinco minutos. Entre al baño y me lavo la cara a toda velocidad. Dioses, estoy más roja que un maldito tomate, debo intentar relajarme porque esto se echará a perder demasiado pronto y no estoy dispuesta a rendirme aún.
Cuando salgo del baño veo el único pasillo lleno de puertas que de seguro son habitaciones, ¿Cómo sabré cuál es la de Scott?
— Diablos —susurro para mí misma.
Miro rápidamente todas las puertas, pero necesito una pista ya que no puedo entrar y revisar todas. El tiempo parece correr más rápido de lo normal y antes de darme por vencida, una puerta en particular llama mi atención. Me acerco y al ver el cartel que dice KING no puedo evitar voltear los ojos.
— Presumido —murmuro y entro a la habitación.
Bastante ordenada para ser un chico. De inmediato me llama la atención todos los libros que tenía ordenados en su escritorio. Esto es muy extraño parece que otra persona completamente opuesta a Scott viviera aquí. Comienzo revisando su mesa de noche, abro el primer cajón, pero está vacío a excepción de algunos bolígrafos, el segundo cajón tiene varios trabajos orales con una única nota A+.
— Impresionante —la curiosidad por saber a qué le da tan buena nota es más grande que yo y leo la primera oración de la hoja.
“Ella se sienta en el mismo sitio todos los días y todos los días no nota que estoy ahí…”
Frunzo el ceño porque parece bastante profundo para tratarse de alguien rudo y tonto como Scott.
“Sí ella supiera que estoy aquí tampoco me daría la importancia que yo le doy cada día…”
Cierro la caja cuando los pensamientos de que le dedica las notas a una chica asaltan mi cabeza y de alguna forma me siento molesta por eso. No tengo tiempo para esto, debo seguir buscando.
Cuando abro el tercer cajón ahogo un grito por la sorpresa y la desconocida vergüenza que se instala en mi ser. Bien trataré de borrar ese cajón repleto de preservativos de todo tipo de mi memoria.
Me acerco al escritorio y cuando tomo la perilla para abrir el único cajón que tiene, la puerta de la habitación se abre de par en par y deseo que la tierra me trague.
— ¿Qué estás haciendo en mi habitación? —gruñe Scott mientras se acerca a toda velocidad a mí.
— Yo... yo l-lo siento... estaba b-buscando el baño —tartamudeo.
Sí, en todos mis planes imaginé que Scott podía descubrirme, pero justo en este momento con su mirada furiosa sobre la mía no sé qué decir.
— El baño es al final del pasillo, Diana —sisea y me abre la puerta en una clara señal de que debo salir ya.
— Es Delia —recalco un poco molesta y adquiriendo algo de seguridad.
— ¿Acaso importa? —pregunta con indiferencia y me hizo una señal con la cabeza para que salga—. No quiero volver a verte en mi habitación Diana.
Antes de que pudiera siquiera insultarlo por decir mal mi nombre, me cierra la puerta en la cara. ¿Por qué tiene que actuar siempre como el chico malo? No se parece en nada a la persona que escribió esas citas hermosas.¡Espero que les esté gustando! Me hace muy feliz escribir y compartirlo con ustedes 🤗 no olviden votar y comentar si les gusta! Graciasss ♡
![](https://img.wattpad.com/cover/155313657-288-k666045.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Un Pequeño Cambio De Planes ©
Teen FictionUna Chica. Un Chico. Una Misión. Un Objetivo. -¿Tenías que aparecer para complicarlo todo? -exclamo, con lágrimas en los ojos. -Entenderás Lía, que no es así... ... Esto es borrador que voy a ir editando sobre la marcha 😌✏ Muchas gracias por leer ♡...