62.- i'm so sorry

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— ¿Crees que para mí es fácil? —grité

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— ¿Crees que para mí es fácil? —grité.

Sebastian gruño algo enojado, golpeó la mesa haciendo que las cosas que se encontraban ahí cayeran al suelo. Me sobresalté.

— ¿Y para mí no? No eres la única que perdió algo —espetó con rabia.

Las lágrimas se agolpaban en mis ojos pero me negué a botarlas, me volteé agarrando mi bolso y una chaqueta para salir de la casa que compartíamos hace tres años. Pude oír como él gritaba mi nombre.

[.  .  .]

—Oh, amiga —Elizabeth me abrazó con fuerza cuando me vio fuera de su puerta. Chris se asomó detrás de ella con algo de duda.

— ¿Qué sucedió? —preguntó también abrazándome.

—Hemos peleado —dije sin mucho ánimo. Me senté en el sofá acompañada por ellos.

— ¿Por lo mismo otra vez? —preguntó Lizzie. Chris se levantó para hacernos un té.

—Sí —respondí. Miré a mi amiga la cual se quedó en silencio —. Fue mi culpa —dije.

—No fue ni tuya ni de Sebastian, son cosas que simplemente pasaron y no podíamos evitarlas.

—Pero si yo me hubiese cuidado...

—No —Chris negó llegando de la cocina junto a unos tazones, los dejó frente a nosotros —. Perder un hijo no es fácil, y estoy seguro que es complicado para todos. Ambos deben dejar de culparse y enfrentar esto como pareja, como la pareja que eran.

Suspiré cerrando los ojos, en mi memoria no se lograban borrar los recuerdos de la pérdida del bebé, habían pasado un par de meses de eso pero seguía siendo como el primer día.

[.  .  . ]

[... cuatro meses atrás]

Sentía el dolor punzante en mi estómago, me acerqué al baño para ver que sucedía pero el dolor me imposibilitaba caminar como normalmente lo hacía. Traté de calmarme respirando profundamente pero de nada servía ya que el dolor se iba incrementando con el pasar de los minutos.

—Mierda.

Tomé mi teléfono y marqué el número de Chris, no podía llamar ni a Sebastian ni Lizzie ya que ambos estaban fuera del país grabando una película, Evans era el único que además de encontrarse aun en la ciudad, vivía solo a pocos minutos de mi casa.

— ¿Sí? —preguntó al contestar.

—Necesito ayuda —dije —. ¿Podrías venir a mi casa?

—Claro, ¿te encuentras bien?

Sollocé al no aguantar el dolor, me senté apoyando mi espalda sobre el mueble que se encontraba en el baño.

Bucky Barnes »One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora