69.- million dollar man

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INSPIRADO EN MILLION DOLLAR MAN DE LANA DEL REY. 

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Sebastian solía llamarme su «Floare Exotică», realmente nunca supe lo que significaba hasta unos años más tarde, cuando ambos nos estábamos despidiendo.

Lo había conocido por mi hermano, él me había invitado a participar a un almuerzo para celebrar uno de los tantos aniversarios de Marvel. Tom había insistido que fuera ya que quería presentarme a mucho de sus colegas, los cuales a los largos de los años se habían convertidos en amigos.

El primero que conocí fue a Chris Hemsworth, el australiano era algo y bastante simpático. Se encontraba algo confundido y era por el simple hecho de que su novia le había dicho horas antes que se encontraba embarazada. Él no me lo confesó hasta años después, cuando ambos teníamos la suficiente confianza como para contarnos nuestros problemas.

El segundo en conocer fue a Chris Evans, el hombre se encontraba bastante ebrio y alegre por conocer a la «pequeña hermana de Tom Hiddleston», reí ante el tonto apodo. Su borrachez hacía reír a todos los presentes, pero yo sabía que era por algo más, y no fue hasta después que lo descubrí, el rubio había roto con su novia porque ella se estaba acostando con un conocido de él. Él sería mi mejor amigo.

La tercera persona fue Elizabeth, la morena estaba tan nerviosa al conocerme que se reía de todo lo que decía, no comprendía realmente porque lo hacía. Pero luego de unas horas de estar junto a ella, ella se rendiría y me lo confesaría. Ella se convertiría en mi cuñada.

Y por último conocí a Sebastian. Llegaba una gorra que se parecía a esa serie con la cual estaba obsesionada «Peaky Blinders», se lo había dicho pero realmente no me prestaría mucha atención. Estaba tan distraído que me preguntó mi nombre seis veces a lo largo de la noche, le había respondido dos veces con una sonrisa y algo agradable, pero luego de la tercera comencé a demostrar mi molestia. Con él me casaría.

Los primeros meses fueron iguales, él sólo me saludaría por cortesía y yo le respondería de la misma manera. Me hablaría cada vez que nos encontráramos solos en la casa de mi hermano mientras él esperaba que llegara para poder salir por unas copas, me manera cortés y simpática, nada más que eso.

No fue hasta después de un año de conocernos que nuestra relación cambió, me había encontrado llorando en el departamento que compartía con Tom. Se había sentado a mi lado y me había atraído hacia él para abrazarme con fuerza y murmurar unas cuantas palabras de consuelo. No fue hasta que llevábamos dos años juntos que le confesé por qué lloraba ese día; horas antes me encontraba en una clínica de baja monta para extraer un hijo nonato que no deseaba junto a un novio que no quería. Aun después de años de ese momento, Sebastian hizo lo mismo que ese día: me atrajo hacía él y murmuró contra mi oído palabras de consuelo.

Los primeros meses fueron extraños, sus visitas venían llenas de cumplidos hacia mi persona, luego vinieron los regalos, y finalmente las citas. Estaba confundida, y él lo comprendió –pero aun así no se rindió-, siguió insistiendo y siguió tratando de conquistarme.

—No entiendo porque lo haces —dije una noche.

— ¿Hacer qué? ¿Conquistarte? —rió y tomó mi mano —. Bueno, realmente no sé cómo superar a alguien igual de peligroso, contaminado y defectuoso que yo.

Reí ante su elección de palabras, eran las mismas que yo me había descrito meses antes cuando se suponía que no me prestaba atención.

Un año después de comenzar a salir lo miré, ambos estábamos sobre su cama con una ligera sabana tapándonos, una capa de sudor cubría nuestra piel y la luz de la luna era lo único que entraba por su ventana.

— ¿Cómo terminaste así? —pregunté.

—No lo sé —sonrió apretando su agarre.

—Eres brillante —murmuré. Él rió y besó mis labios mientras se subía sobre mí otra vez mientras su nombre otra vez salía de mis labios como una plegaría.

Tres años después de estar juntos me pidió matrimonio, la sonrisa no se borraba de mi rostro, aun menos del suyo.

Seis meses después ambos nos casamos, asistieron todos nuestros seres queridos y amigos. Fue una ceremonia bastante privada pero fue justo como la queríamos.

Dos otoños después le dábamos la bienvenida a nuestros mellizos: Rosie y Michael.

Diez años después de conocernos fue que nuestra vida ya no volvió a ser la misma, el deterioro era evidente en nuestros rostros, los mellizos no eran tan grandes como para notar la tensión que se estaba viviendo en la casa, pero nuestros amigos y familiares sí.

—Luces como una hombre de millón de dólares —dije al verlo en su traje. Él trató de formar una sonrisa pero salió más como una mueca que logré notar.

—Si es así. ¿Por qué está mi corazón roto? —murmuró acariciando mi rostro. Tomé su mano y le di un breve apretón.

—Todo mejorará —respondí.

Sebastian no respondió, simplemente besó mis labios y me abrazó.

No fue hasta tres meses después de esa breve conversación que nuestra relación acabó.

Necesito irme —murmuré tomando su mano con la poca fuerza que me quedaba. Sebastian negó con lágrimas en los ojos.

—No podré hacerlo, no sin ti —murmuró. Reí y negué.

—Puedes hacerlo, eres capaz de eso y más. Tiene el mundo Seb.

—Pero cariño, ¿a qué precio? —preguntó.

—Recuérdales cada día de lo que son capaces —murmuré refiriéndome a los mellizos. Mordí mi labio —. Recuérdales cada día que los amo. Recuerda cada día que te amo.

Se había aguantado tanto las ganas de llorar que sus labios formaron un puchero que se me fue imposible resistirme. Me acerqué y besé sus labios, él lo aceptó y apretó su agarre como si se negara a dejarme ir.

Pero yo lo había hecho desde el momento que sus labios tocaron los míos.

[. . .]

PARA LOS QUE NO ENTENDIERON EL FINAL, SE REFIERE A QUE ELLA MURIÓ... LO MÁS POSIBLE POR UNA ENFERMEDAD –O ESO MI MENTE SE IMAGINÓ SKJFHSKAH-. TRISTE, LO SÉ. PERO DISFRUTE ESCRIBIENDO CADA PALABRA<3 

Bucky Barnes »One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora