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Bajé las manos dándome por vencida, no tenía ni el ánimo ni las ganas de seguir discutiendo, ya era demasiado. ¿En que momento todo se había roto y hundido para nunca volver a surgir? ¿Había sido yo la causante por mis constantes exposiciones al peligro o había sido él por su costumbre a romperse con facilidad?. Me alejé cómo si algo me hubiese golpeado con fuerza, pero no había sido así, no.
Bucky esperó que dijera algo, siempre lo hacía ¿era así cómo siempre solucionabamos nuestros problemas? ¿Era siempre yo la que daba su brazo a torcer? No, estaba segura que no. Pero, ¿por qué me lo cuestionaba?
[. . . .]
Se alejó cómo si su cuerpo hubiese tocado una corriente eléctrica, esperé a que dijera algo, ella siempre lo hacía. Dos, tres, cuatro, cinco segundos y parecía no decir nada, mi cuerpo sintió el miedo recorrer su cuerpo ¿era así cómo todo se terminaba? ¿Yo me callaba mientras ella se alejaba y seguía con su vida? Era cómo si de pronto alguien me empujara fuera de su vida y esperaba que fuera su simple espectador. No, no quería ser sólo el público en su vida, quería estar con ella pero había algo que me impedía hacerlo. Inseguridad.
[. . . .]
Lo miré con lástima, esperé que me detuviera pero su rostro mostraba la confusión de la situación. Y en ese momento supe que él no me detendría, nunca la haría, ese no era el James que yo amaba. Él nunca me detendría de hacer algo que yo quisiera, aún cuándo eso nos dañara tanto a él cómo a mí. Cerré la puerta detrás de mí antes de alejarme tan rápido cómo mis piernas lo permitieran.
[. . . .]
Quería gritarle que se detuviera, juro que quería hacerlo pero no era nadie para negar sus decisiones. Ella lo había tomado desde el momento que se había callado y había dejado de discutir.
[. . . .]
-Conocen sus misiones, conocen sus equipos. No tomen riesgos innecesarios a no ser que sea realmente necesario. Si necesitan ayuda, sólo pidanla a través den intercomunicador -ordenó Steve. Todos asentimos obedientemente. Nat me regaló unos minutos con Bucky antes de partir a la misión.
-Buena suerte. No corras demasiados riesgos -dijo con algo de torpeza. Sonreí con suavidad y acaricié su rostro, mi espalda aún dolía por la reciente cicatriz pero me negaba a decir algo que arruinara el momento.
-Cuídate tú también. No seas un idiota con Thor, suele ser algo torpe y egocéntrico -murmuré aún cuándo oí perfectamente la queja de Thor tras mi consejo. Bucky sonrió y besó mi mejilla. Tomé su rostro entre mis manos antes de besar sus labios -. Lo siento.
-No, yo lo siento. Tuve que haber dicho algo ese día y yo...
Negué antes de volver a besarlo. Me alejé con una sonrisa aún cuándo sentía mi espalda volver a doler sobre la cicatriz, cómo si me lo recordara. Nat me entregó un par de armas que nos servirían. Ambas salimos del quinjet junto a los demás. Cerré los ojos.
[. . . .]
Empujé a Sam tratando de pasar, Thor trató de retenerme pero me alejé, Steve y Tony eran los únicos que me impedían seguir caminando. Traté de hacer algo pero había un sensación que me lo impedía, miré sus rostros buscando alguna explicación a la situación pero ninguno decía nada.
Wanda trataba de controlar su respiración con la sangre recorriendo su rostro, Banner limpiaba sus heridas más profundas, ella se mejoraría al igual que Nat,que estaba inconsciente en una de las camillas.
-Sabía lo que sucedería, es por eso que empujó a Nat fuera de peligro -murmuró Wanda. Su acento Sokoviano resaltaba en el eco del lugar -. Su espalda, en ella... -su voz tembló. Thor lanzó algunas cosas al suelo maldiciendo. Cerré los ojos con miedo, conté hasta diez, una y otra vez hasta que pude acercarme. Tony fue el único capaz de hablarme con tranquilidad ante la situación.
-Hay veces que es mejor no ver las cosas que nos harán daño, Barnes. Son cosas que se quedan con nosotros hasta el día que nuestro reloj se apague.
Miré su rostro y vi las lágrimas que se avecinaban. Descansé mi mano sobre su hombro.
-Necesito hacerlo...
Él asintió alejándose. Caminé y alejé la sábana que cubría su rostro, besé su frente y me contuve las ganas de ver su espalda.
-Te dije que no corrieras riesgos -murmuré agachandome a su lado. Escondí mi rostro en la sábana mientras mis manos trataban de darle calor a sus frías manos. Sollocé ante mi mayor miedo volviéndose realidad.
