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Tomé una respiración profunda antes de pasar a través de la puerta, Seb estaba de espaldas a mí sirviéndose una copa de vino mientras miraba la puesta de sol que Nueva York nos ofrecía. Hace un par de minutos mi hermana había salido corriendo de la casa gritando que no volvería hasta en unas horas más ya que había sucedido una emergencia en el hospital y no habían logrado contactar a ninguno de sus otros colegas.
—Deberías dejar de observarme cuando se supone que no me doy cuenta —dijo volteándose.
Sentía que mi rostro comenzaba a calentarse.
—Lo siento —respondí.
—Te estás sonrojando
—Oh diablos —murmuré.
Seb rió y se acercó con la copa en la mano, me la extendió. Acepté con algo de duda, la llevé a mis labios y saboreé el sabor algo amargo del vino. Sus ojos estaban escaneando todas las acciones que hacía.
—Pedí pizza —dijo mientras se aclaraba la garganta y miraba hacia otro lado —. Para que no tengamos que morir de hambre. Digo, ya que tu hermana no tiene nada en la despensa y me dijo que no sabes cocinar.
Reí.
— ¿Quiere evitar que te intoxique? —pregunté.
Ahora fue su turno de reír.
—Algo así.
Él pasó a mi lado para poder acercarse al gato que estaba sobre la mesa, me volteé.
— ¿Le dijiste?
Seb bajó la mirada.
—No, no podría hacerlo.
—Bien —respondí aclarando mi garganta dejando la copa sobre un mueble. Me acerqué a la ventana mirando el paisaje, sentí como una mano se posaba en mi cintura y una cabeza se apoyaba en mi hombro —. Esto está mal —murmuré.
—Lo sé.
—Mi hermana terminará con el corazón destrozado...
—Lo sé —repitió.
—Se me están acabando los argumentos.
Él rió contra mi cuello.
—Bueno, es mejor.
—Idiota.
—Ahora me insultas. Primero vienes de Londres como la hermana escritora de mi novia, luego me robas el corazón con tu sonrisa y tu pésimo sentido de humor, después me insultas.
—Esto es incorrecto —dije mirándolo sobre mi hombro.
—Lo sé preciosa, pero es algo que va más allá de mí —suspiró alejándose —. Te conozco hace unos meses y diablos, te quiero más de lo qu-
—De lo que quieres a mi hermana —finalicé. Él asintió.
—Y sé que no es correcto, y sé que tendré que decirle esto a tu hermana pronto por el bien de todos...
Asentí confirmando lo que decía.
Su teléfono sonó y él lo tomó alejándose para poder hablar. Mordí mi labio por los nervios.
»Hey... —dijo apoyándose en el marco de la puerta —. Sólo seremos tú y yo esta noche. Podemos hacer lo que queramos.
Reí y negué con la cabeza mientras él se acercaba con una sonrisa juguetona.
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I'M BACK BITCHES, QUERÍA HACER UNA PREGUNTA ANTES DE MARCHARME ¿ALGUNA QUE SEA FAN DE PEAKY BLINDERS?
