83. history

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Brianna tomó una respiración profunda antes de que Diana y Jackson abrieran la puerta que la llevaría a la habitación de torturas

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Brianna tomó una respiración profunda antes de que Diana y Jackson abrieran la puerta que la llevaría a la habitación de torturas. Por más que manipulaba su propia mente para no sentir nada,le era imposible no cometer el error de mirar los ojos de esos soldados heridos, sus gritos la atormentaban por la noche. Todos los días, sin falta. Winter Soldier decía los papeles sobre la mesa de metal, Brianna lo recordaba, siempre lo hacía. ¿Cómo olvidar tan increíble par de ojos? O los gritos que solía guardar porque sabía que a ella la ponían nerviosa. James Barnes cuidaba a Brianna sin pensar que sería ella la madre de su futuro hijo, el destino a veces era demasiado raro.

La pesada puerta metálica se cerró con fuerza detrás de ella, Barnes estaba con el cabello amarrado unos cuantos mechones se habían logrado escapar del amarre, Brianna sintió que se corazón se aceleró al verlo. Se sentó frente a él como siempre lo hacía, le daba unos minutos antes de comenzar su trabajo, él lo merecía.

—Puedes empezar si quieres —dijo el ojiazul. Su voz profunda hizo que los vellos de Brianna se erizarán.

—Tenemos tiempo.

Él la miró y alzó una ceja. Era la primera vez que cruzaban una palabra.

—Pensé que no tenía voz agente Fraser. Sus padres siempre hablan por usted.

—Ellos buscan lo mejor para mí —murmuró con incomodidad Brianna. No estaba muy segura de eso —. Por eso ellos hablan por mí, ellos saben lo que hacen.

El Soldado miró detenidamente a la pelirroja. No estaba muy seguro pero se sentía cómodo ante la presencia de ella. Y deseo con su vida alejarla de ahí, llevarla a otra parte, en algún lugar que fuera seguro y protegerla de todo estos lugares. Y ahí supo, supo que Brianna no había borrado todos los recuerdos que se suponía tenía que borrar, ella había dejado algunos ahí.

Brianna se removió incómoda en su asiento, era demasiado frío para su gusto, la habitación era lo bastante húmeda que hacía que su cuerpo se enfriara con rapidez y también pensaba que era tan pequeña como el lugar que sus padres la habían encerrado una semana atrás por no desear experimentar con la mente de una mujer Sokoviana. Los ojos de Brianna se llenaron de lágrimas, y James lo había notado.

—No era mi intención molestarte, no sabes cuánto lo siento...

Y realmente lo hacía, James quedó en trance sintiendo que su mundo se caía. No había sentido nada desde hace mucho, su cuerpo tomó un sensación de pesadez. Trató de levantarse pero tropezó con sus propios pies quedando en el suelo junto a los pies de Brianna. Ella se agachó junto a él y tomó su rostro.

— ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? —Barnes asintió controlando su respiración. Los ojos azules de Brianna se conectaron con los de él, sintió la sinceridad en su voz. Ella estaba preocupada por él.

—Estoy bien. Lo prometo.

—Si quieres... Podemos decir que si hice el trabajo y le damos un respiro a tu cabeza —murmuró ella. James se sintió agradecido.

—Eso sería bueno —respondió él.

—Sí, eso sería bueno —concordó ella.

Se sentó junto a él en el suelo. James se acomodó junto a ella, su espalda apoyada en la pared mientras cerraba los ojos agradecido por un pequeño break. Su mente se relajó tanto que no notó cuando se durmió, solo sintió a Brianna moviendo su cuerpo para despertarlo. Ella también se había dormido, lo notó por su cabello desordenado y por el hecho de que su brazo aún estaba sobre los hombros de ella.

—Me dormí.

—Sí, creo que eso es bastante obvio, Soldado.

James asintió ante su nerviosismo. Sus manos temblaban ante la inminente llegada de los agentes de Hydra. Las tomó por inercia, Brianna lo miró sorprendida.

—Tus manos temblaban demasiado... Me estaban poniendo nervioso.

No pasó desapercibido para ambos que sus manos encajaban.

—Lo siento.

James se levantó y ayudó a Brianna. Ambos quedaron frente al otro. Ella se alejó para quedar en una distancia prudente, trató de buscar alguna mente cerca pero no encontró ninguna. Lo más posible es que sus padres se estuvieran preparando para llevar al Soldado a alguna misión.

—Me gustan tus ojos, son... Lindos —declaró él. La pálida piel de Brianna tomó un leve tono rojizo.

—Se parecen a los tuyos —respondió sin mucha importancia ella.

—Sí, no creo eso.

Brianna río con suavidad. El corazón de James se contrajo ante el sonido, era como si fuera feliz de haberla hecho reír. Sonrió ante la imagen de la pelirroja riendo. Él se sentó esperando que ella hiciera algo pero se quedó simplemente ahí, disfrutando de los pocos momentos de risa. Sólo se acercó cuando sintió las mentes de otras personas lo suficientemente cerca para detectarlas. Dejó sus manos sobre la cabeza de James y sus manos se movieron dejando un rastro de humo negro. La madre de Brianna entró junto a tres hombres más, tomaron los brazos de Brianna y la alejaron. La pelirroja miró a su madre entrado a su mente, eran recuerdos, sus pensamientos eran recuerdos, pero no de ella, si no de Brianna y James. La pelirroja miró al hombre y movió sus manos ingresando los pensamientos en su mente. Eran recuerdos que algún día lograrían recuperar

[. . . .]

Su cabeza dolió ante la intervención de Shuri, la morena lo miró con reproche pero él no dijo nada. Si lo hacía estaba seguro que ella no lo seguiría ayudando.

— ¿Por qué haces esto? Tú y Brianna ya están juntos, de hecho lo están hace años.

—Sí, pero aún así parte de nuestra historia se perdió por culpa de Diana y Assbjörn. No es justo que no podamos disfrutarla o recordarla. Ella se merece más de lo que puedo darle, Shuri. Además me gusta ver qué siempre estuve enamorado de ella, aún cuando ella estaba con Pietro.

Shuri rodó los ojo7s, pero en el fondo amaba la relación que tenían Brianna y Bucky. Los dos estaban destinados a estar juntos.

—¿Cómo va con el embarazo? —preguntó la morena. Bucky sonrió ante la mención de su futuro hijo.

—Va bien, pero realmente espero que esta sea una de las últimas misiones. Cada vez se hace más difícil ocultarles a todos sobre el bebé —confesó. Amaba que Brianna fuera fuerte y siguiera con su vida a pesar de todo, pero le preocupaba que su vida se viera en peligro.

—Todo saldrá bien, sólo tienes que mantener la calma. No conozco a mujer más fuerte que Bree.

Bucky asintió, salió de la habitación para caminar hasta la que compartía con Bree. Ella dormía plácidamente, se acostó a su lado dejando una mano sobre el estómago aún algo plano. Se quejó entre sueños volteándose, quedó frente a él.

— ¿Estuvo bien? —preguntó algo somnolienta.

—Sí, lo estuvo.

Y la abrazó deseando quedarse para siempre ahí.

Bucky Barnes »One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora