No tengo miedo

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 – lo siento yo no... – me detengo porque se acerca a mi muy lentamente. – creo que debo irme. – agrego alejándome de él.

Cuándo estoy en el umbral de la puerta me agarra del brazo y me detiene.

– Lo siento, pero no puedo dejarte ir. Has visto lo que hago y me temo que tendré que matarte. – dice con su ronca voz. – podrías ir con la policía y no puedo correr ese riesgo.

Muevo ligeramente la cabeza y le sonreí.

– No me dabas miedo.

– Deberías de temerme.

Me lanza una mirada malvada. Me agarra desprevenidamente de la cintura fuertemente y me tapa la boca para que no grite o me resista. Me esposa y a continuación me tapo los ojos con una cinta negra. Dejo de verlo. Sigo sin ver nada. Me empuja bruscamente para que camine más rápido, pero se me hace algo difícil poder caminar sin ver nada. Siento que bajo unas escaleras. Las bajo con cuidado por temor a caerme, con lo cual me imagino que debe de estar llevándome a una especie sótano.

He sido capturada por Christopher White y debería estar asustada , pero en ese preciso momento mi corazón late fuerte, y no es no por miedo, es porque siento esa gran atracción que altera todo mi cuerpo.

En lo único que pienso en esos momentos es en comerle la boca, quería besarlo hasta sentir dolor y someterlo al más hermoso amor.

A continuación me quita la venda de los ojos. Lo miro y me doy cuenta de que estoy en un  sótano.

– ¿Era necesario eso? – pregunto

– Sí. No quiero que escapes y sepas el camino.

No lo respondo. Nos miramos el uno al otro y no sé porque noto que hay como una extraña conexión entre nosotros. Una atracción muy fuerte, con lo cual no puede disparame cuando saca su arma. Me quedo mirándolo y le digo:

– Quiero ser tu compañera.

– ¿Qué?

– Déjame ser tu compañera de juegos.

Me mira como si me hubiera salido otra cabeza, dudado de mis palabras y una vez más me apunta con el arma. Lo miro desafiante. Aún tengo las esposas que me impiden mover las manos.

– ¿Podrías quitar las esposas?

– No. – Me responde yéndose.

– ¡Hey, imbécil, no puedes dejarme acaaaaaa! – Grito.

En esos momentos una bronca me invade. Miro para todos lados furiosa. Observo el sótano que parece una cárcel, la pequeña ventana tiene rejas, y las paredes son de ladrillos. Me doy cuenta que estoy sentada en una cama vieja con un colchón muy sucio y de resortes que crujen cada vez que me muevo.

Si quería sobrevivir a él tengo que seducirlo y convertirme en su novia, ser su chica mala. Enamorarlo de mí perdidamente. Hacer que sienta atracción por mí así como yo siento atracción hacia él; pienso Debo demuéstrale que quiero ser su novia. De lo contrario me matara.

Tengo que ser como la chica esa del libro Scheherezade que mantenía el interés del rey con sus relatos y de esa forma él la mantenía con vida para que siga con sus relatos, yo debo de hacer lo mismo con Christopher, claro no contando historias sino seduciendo lo  para que no me mate. Así lo  hare todas las noches, hasta Las mil y una noches como ese libro que tanto me gustaba leer de niña.

En se momento escucho que alguien abre la puerta. Bajo las escaleras. Es Christopher con un cuchillo muy grande. No sé qué va hacerme con él, pero antes de que pueda hacerme algo lo detengo.

– Espera, no me has pregunto mi.... nombre completo – digo con tono seductor y provocador.

Enarco las cejas con indiferencia.

– Porqué tendría que importarme, si serás historia.

– debería importarte, porque seré tu nueva obsesión. – digo con tono seductor.

– Tú sí que te lanzas, nena.

– Solo una cosa. No vuelvas llamarme nena o muñeca. En todo caso llame Zora. Mi nombre es Zora Cooper.

– Si eso ya me lo habías dicho.

– Sí, pero no me apellido.

– Supongo que no tengo que presentarme porque ya saber mi nombre

– Sí.

Menea la cabeza como esperado el momento para atacarme o algo así.

– ¿eres asesino en serie? ¿O a un maniático sexual?

– Ambos. – responde. – Soy un extravagante millonario, que tiene como hobbie asesinar de la forma más placentera.

Eso me excito.

– ¡Wow ! Tú sí que sabes divertirte. – lo examinó con mi penetrante mirada y tan seductora como puedo ser y agrego. – Es decir mal la pasas o ¿no?

– No.

Hay un silencio. Christopher me observa y es en ese momento cuando  esa conexión se convierte una atracción peligrosa. No sé cómo explicarlo, pero es como si estuviera hecha para él y él para mí. Como si nos tendiéramos con solo míranos. Sé que Christopher se siente atraído por mí por esa mirada penetrante y seductora. Es atracción, una atracción fuerte.

Juego de asesinos: Quiero ser tu nueva obsesión © + 18| Libro 1 |✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora