Trastornos oscuros

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Salimos de la tienda y nos dirigimos de vuelta al hotel. Ahí en el lobby del hotel Albert esta esperadonos y por su cara sé que algo paso. Este más serio de lo normal y su expresión de preocupación.

– El señor White tuvo uno de sus ataques de histeria y.... – se detiene. Me mira para ver mi expresión. Pero ese momento estoy intrigada por ver que hizo Christopher.

– ¡¿Aquí?! ¡Pero que mierda le pasa ese pelotudo! Acoso quiere que lo descubran. Arruinara todo con sus malditos trastornos oscuros. – ¿trastornos oscuros? – me pregunto en mi fuero interno. Que es eso que mierda le pasa a Christopher. Acaso es bipolar y ellos lo llama así o es otra cosa. Pero dejo pensar en eso cuando escucho la respuesta de Albert

– No lo sé, pero debemos ayudar a limpiar el desastre que causo. Antes de que alguien se cuanta.

– Puedo ayudar. – intervengo.

– No, señorita Cooper. Es mejor que no se involucre en esto, ya demasiado está involucrada en esto.

– Pero como digo Albert ya estoy involucrada. Además soy muy buena actriz.

Albert me mira no del todo convencido como mi participación en todo esto. Aun así me dejo.

Llegamos a la habitación y veo que toda la sala de estar está llena de sangre. Ahí un cuerpo de una chica de contextura delgada, y piel muy blanca como la lecha, claro ahora más blanca del normal. En su piel blanca hay marcas de manos. Claramente son las de Christopher. A unos metros de ahí en el sillón está sentado su autor tomando un Wiski y comiendo maní como si nada. Parece no molestar que ahí un cadáver en la habitación.

– Como se te ocurre arma una de tus escenas de ira aquí en Seattle, no puedes arruinar esto. – le grita Ivanov.

Christopher no responde enseguida sigue en lo suyo.

– Ella me provoco y además no agrava su actitud. – se excusó.

Una vez más miro el cuerpo sin vida de la rubia y pienso que era una hermosa chica, incluso tenía un buen cuerpo.

– Bueno, ¿van ayudarme a limpiar la escena o pienso quedar ahí todo el día? – pregunta con sarcasmo.

Albert e Ivanov un cepillo y un balde de agua. Comienza a limpiar la mancha del piso. Yo conseguí unos aguantes. Muevo el cadáver con ayuda de Christopher.

– ¿y qué hacemos con el cadáver? Porque no creo que lo podamos sacar sin llamar la atención. – le pregunto a Christopher.

Ivanov y Albert escucharon mi pregunta y miran a Christopher para ver que dice, pero no dice nada. Los miro a los tres y pienso en como haremos para ocultar el crimen. << Es imposible>>; pienso. Hasta que se me ocurre una idea.

– Podemos cortarla en pedacitos, meterla en un contenedor y quemarla.- sugiero. Christopher me mira con una sonrisa malvada y parece estar fascinado con esa idea.

Creo que no se esperaba que dijera eso, pero la verdad es que yo también tengo mi lado oscuro y malvado.

– Creo que te subestime, Rora, eres malvada y de mente perversa. – comenta con un hilo de voz. Y yo no pierdo ese apodo que me puso <<¿Rora? ¿el digo Rora? >> nadie me digo así antes, creo que nadie me ha apodado así. Me enamore.

Los tres me miran, al parecer ahora yo estoy a cargo.

– Bien, necesito un cuchillo, bolsas, y algo para limpiar la bañara.

Me sorprendió cuando Christopher me trajo un cuchillo, me da uno y comenzamos a desmembrar el cuerpo. Mientras lo hago pregunto.

– ¿De dónde sacaste los cuchillos?

– Siempre los llevo conmigo.

– ¿te gustan los cuchillos?

– Si, que no es obvio. – me responde por mi estúpida pregunta. Y es que si era estúpida esa pregunta. Pero a veces el me hacía sentir como pelotuda y no podía evitar decir, estupideces. – me gusta coleccionar cuchillos. – comenta.

Terminamos desmembrar a la rubia y la ponemos envolvemos en una bolsa de plástico, y ponemos en una la valija que conseguido al Alfred. Una vez que sacamos todos los partes del cuerpo de la chica de la bañare; Ivanov limpia la bañare muy afondo.

– ¿Qué es lo que hare contigo? – me pregunta Christopher de la nada mirándome con una expresión ávida.

– Puedes coger, o puedes jugar conmigo. – Respondo sin rodeos.

Una vez más me miro con esa penetrante mirada. En su rostro hay una sonrisa malvada

– Bien.

– Me gustaría jugar con vos, seré tu chica mala.

– Te contare un secreto...Me gusta manipular a las personas, hacer que hagan todo lo que quieran. Uno de mis juegos favoritos es el Sexo violento. – al escuchar eso sonrió de oreja a oreja.



Juego de asesinos: Quiero ser tu nueva obsesión © + 18| Libro 1 |✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora