Somos más

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Observo como Ariana se retira. Acto seguido me vienen a buscar para llevarme de vuelta a la celda.

No podía creer que Ariana tuviera un hijo con uno de los sangrientos; pienso. Y no tengo tiempo para ponerme pensar en cómo eso es posible, porque ese momento una alarma comenzó a sonar. La reconocí es esa misma alarma, que indica que hay que jugar, eso al menos creo que va pasar. <<< mierda, aquí vamos de nuevo>>; mascullo.

De pronto veo que unos guardias pasan corriendo a mi lado, corren por los pasillos, con ese uniformo de protección, y entonces me doy cuenta de que no es ese tipo de alarma. <<Quizás alguien intento escaparse>>.

— El recluso 742.... Ha matado alguien. – escucho que le dice por la radio al guardia que esta mi lado.

Encaro una ceja confundida.

— ¡Que mierda! – exclama. – quédate aquí. No te muevas – me pide mientras saca el arma y sigue a los uniformados.

<<No es muy listo este chico>>; pienso. Como me le va decir eso alguien que está preso aquí, que puede intentar escapar. Claro que no sería mi caso, ¿y si fuera alguien peligroso lo dejaría solo? es obvio que no me conoce y no sabe que aquí hay asesinos peligrosos con intenciones ocultas.

Sigo observado lo que pasa y como todo el pasillo se volvió una pista de corredores, todos se mueven rápidamente.

– ¡cierren todo el perímetro, que nadie salga!. – ordena un hombre que parecer ser el jefe del ala de psiquiatría eso parece.

Miro para todos lados y no sé porque pasillo ir, << ohoh>>; emito al ver que me he perdido. – mierda lo que me faltaba.

Corro como puedo con las esposas, por un pasillo, pero no encuentro la salida, esto parece un laberinto, todos los pasillos parecer ser iguales, porque no ponen indicaciones; me quejo mientras sigo corriendo << maldita, ala de psiquiatría, porque tenía que ser tan grande>>; vuelvo a quejarme.

Escucho un llanto, es como el llanto de un niño. Me acerco de poco al sonido, pero entonces encuentro a un joven hombre, de cuclillas que tiene la cabeza enterrada entre las piernas.

— ¡hola! – me hago notar. El hombre apenas alza la vista. El hombre parece temeroso. – ¿estás bien? – pregunto. Niega con la cabeza. – Soy Zora. –me presento.

— Eres bonita Zora. – me dice con una voz de niño. Frunzo el ceño con perplejidad.

— Gracias, tú también eres bonito. – Respondo siguiendo le la corriente.– supongo que tú eres el recluso  que escapo ¿no?

— Yo no hice nada, Link lo hizo. – dice

— ¿Link? El mato a... – me detengo. Porque no se quien mato a esa persona.

— Sí, es que intentaron inyectarnos y no nos gusta eso. – no sé porque habla en plural. Habla de una forma de muy extraña.

— ¡Ya deja de hablar!! – dice ahora con otra voz más grave.

En ese instante veo con claridad su rostro. Tiene un rostro redondo con una leve babar. Posee unos ojos azules. Su nariz es alargada y fina. Su cabello es castaño. Es Musculoso y de estatura media. Tiene un atractivo singular, muy agradable a la vista.

— Me tomo por el cuello. – ¿qué quieres?

— Soy Zora te lo dije. – le recuerdo.

— No me lo dijiste. – estoy confundida. – eres una de esas enfermeras, que viene a inyectarnos.

De verdad no comprendo lo que le pasa, y porque actúa de esa forma

— No sé si lo notaste, pero tengo esposas, soy una prisionera. – le dijo.

Juego de asesinos: Quiero ser tu nueva obsesión © + 18| Libro 1 |✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora