Juego de asesinos: Quiero ser tu nueva obsesión © + 18| Libro 1 |✅

¿Normas, reglas, leyes?

— Él nunca la quiso, solo la utilizo para sacarle información del equipo con el que competíamos. – asiento y espero a que prosiga. – hay normas y reglas que seguimos son como las leyes del mundo de los asesinos.

— ¿normas? ¿Los asesinos tiene normas? – pregunto incrédula enarcado un ceja.

— Sí. – dice como si fuera obvio. – según la regla 16 y la norma 20 Está prohibido complotar contra tu propio equipo o con el equipo contrario, como también está prohibido la distribución de información entre los jugadores. Estos actos son sancionados con la expulsión permanente de la sociedad o incluso la muerte. – me explica. – Arian y Syndey rompieron esta regla y norma. Ambos eran asesinos de distintos equipos. – cuenta. – si bien mi equipo no necesitaba ninguna información para ganar, Arian por codicia y tal vez por su propio ego. Se involucró con Syndey, la enamoro y utilizo su debilidad que tenía por él para sacarle información. – <<tal vez eso sea una buena razón para desconfiar de Arian>>; pienso. – yo no sabía que él filtraba información, creía que él había planeado una buena estrategia de juego. – se detiene. Suspira y frunce el ceño. – lo supe cuando mi padre detuvo el juego y...– lo interrumpo e inquiero. – ¿tu padre? ¿Él sabe que eres asesino y... todo eso? – Enarco una ceja con sorpresa. – ¿Saberlo?, Cooper, soy el hijo de un gran asesino, él es uno de los líderes de la sociedad y deja decirte que mi tío era también un asesino. Es jugador legendario. – asiento con la boca abierta. Ser asesino está en sangre; pienso

— Vaya, eso no lo sabía.

— No tenías por qué saberlo. – Hay un silencio y nuevamente Christopher abre su boca. – como estaba diciendo antes de que me interrumpas... – dice mirándome con mala cara. – mi padre descubrió la filtración de información y ordeno la expulsión inmediata de ambos, pero yo me opuse que él expulsara permanente a Arian de mi equipo. – cuenta. – sin embargo tenía que sancionarlo. Y lo hice. – añade. – lo obligue a casarse con ella, sabiendo que él la detestaba y que no la quería. – pongo los ojos en blanco porque no sé qué hay de malo con eso. No comprendo el punto de eso.

— Perdona mi ignorancia, pero porque ¿eso es malo?

Christopher me mira con una expresión ávida que no comprendo.

— Los asesinos como yo no creemos mucho en el matrimonio, ni el amor con eso no quiero decir que algunos no se casen, o no se enamoren, simplemente no lo hacen, pero la mayoría toma esa decisión y nadie los obliga a eso. – asiento aun incrédula. – yo los obligue hacerlo fue como un castigo para él casarse con la mujer que lo despreciaba y que lo culpaba por su expulsión de la sociedad. Sabía que ellos se terminaría matando por el contrato que les había hecho firmar al dividir sus bienes. Solo uno obtendría todo lo del otro si uno moría. Así aumento su odio y rencor. – explica.

— Pero no fue así.

— No, porque los subestime, se divorciaron e invalidaron mi contrato. Sin embargo hubo una cláusula que no pudieron invalidad.

— ¿y que fue esa cláusula? – pregunto cuando veo que no siguió.

— Sus sentimientos y lo único que los mantenía unidos era el club.

— La historia no termino entonces tal mal como lo suponía. – comento. – ¿y a todo eso cual es la razón por la que no puedo ser camarera?. – indago.

Christopher me mira con seriedad, frunce el ceño.

— ¿Porque necesitas saber la razón?

— Solo dame una razón. – pido

— Esa fue la razón.

— Su historia, ¿en serio? – digo elevando el tono de voz.

— Si.

— ¡Su historia me importa una mierda! – lanzo furiosa. – no se cuál puede ser la razón por la que debo dejar de ser camarera. – añado.

— Ella te matara, Cooper y no puedo permitir eso.

— ¿Porque me mataría? – pregunto con una tono más calmado.

— Por rencor, he visto como mato a todas las mujeres que amo Arian por celos reprimidos y por lastimar a Arian. Es su forma de hacerlo pagar.

— Sí, pero yo no estoy con él.

— No, pero ya cree que sí.

Lo miro con indiferencia y en ese momento algo viene a mi mente.

– ¿Esas reglas y normas alguna vez las has roto por alguien? – pregunto. Pero no me responde. Se acerca mí y me mira con lujuria.