Prisionera

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He conseguido que Christopher no me mate esta noche, pero dedo de hacerlo día y noche.

Me trae algo de comer. Me tira la comida bruscamente al suelo.

– Podrías quitarme las esposas – pido.

– No.

– Como se supone que coma con ellas.

– No lo sé. No es mi problema. – Me responde yéndose.

– ¡Christopher! – grito.

Vuelve y me abofetea.

– ¡Cállate!

Lo miro con cara de pocos amigos. Pero me gusto, sus manos , << son tan hermosas>>; pienso. Cierra la puerta y miro la comida que está en el suelo. No comería comida del suelo. Es asqueroso. Además no me apetece comer.

Esa noche duermo en esa incomoda cama y pienso en él. Realmente me obsesiona, sé que hay una conexión especial entre nosotros , porque por alguna razón no me mato aún. Y porque tuvimos esa pequeña conversación. No puedo dejar de pensar en cómo le comería la boca. De cómo me gustaría probar esos labios y como le haría el amor.

Me despierto con la luz del sol que entra por esa pequeña ventana. Tengo en mente proponerle a Christopher ser su nueva obsesión, quizás cuando se lo propuse no lo entiendo, pero voy hacer que lo entienda.

No puedo negar mis sentimientos obsesivos hacia él, no puedo controlar estas extrañas emociones que siento.

Espero a que venga. En eso lo veo bajar algo furioso. A continuación me clava el cuchillo en la pierna derecha. Se me corto la respiración del dolor y largo un grito de dolor. Lo miro con una expresión de dolor.

– ¿ ¡Porque hiciste eso!? -- exclamó.

Me agarra el cuello y me paso el cuchillo por el cuello. Lo miro y en sus ojos puedo ver una expresión de excitación.

– Quiero ser tu nueva obsesión y no parare hasta que me aceptes. – le digo mirándolo a los ojos.

– Porque quisieras ser mi nueva obsesión. Mis victimas solo me tiene miedo ¿por qué no me tienes miedo?

– No lo sé. – niego con la cabeza sin dejarlo de mirar . – ¡Libérame! – pido – No te delataría porque no soportaría que te alejaran de mí. – añado seduciendolo.

Me observa con atención como dudado de mis palabras y me pregunta:

– ¿Qué quieres?

– Mira tal vez, no quieras una novia o una compañera. Pero no huiré de vos. No me iré.

– Estas tratando de seducirme, otra vez, Zora. De que te servirá.

– Quizás de nada, pero... – No me deja terminar porque me pega una cachetada. – Para mí no existes, eres solo una más de mis víctimas. –Me aprieta la cara muy fuerte

– Si quieres puedes tenerme como tu prisionera por siempre. No me resistiré a eso.

Se rie entre dientes

– Si, eres mi prisionera. Eso es lo que eres. Y no intentes seducirme. No juegues conmigo, muñeca.

Eso me molesto. Una bronca me invadió. Se aleja de mí.

Con bronca golpea la puerta. Creo que es algo temperamental, o tal vez bipolar, pero ahora creo que es más bien << muy temperamental>>. La herida me duele y siento que me muero lentamente.

Trato de no pensar en el dolor. Pero no puedo. Siento que la sangre se me congela y un fuerte calambre me impide mover mi pierna. Es muy doloroso. Me quedo en silencio.

No sé cómo hacer para conquistar su corazón frió. Debo encontrar la manera de conquistarlo y formar parte de su vida.

A la mañana siguiente me despierto y me propongo conquistar a Christopher. Me acomodo el pelo y lo espero sentada en la cama. En cuanto la puerta se abre lo saludo.

– Buenos días, te estaba esperando. – Le sonrió

Me mira sin decirme nada y me libera. En ese momento siento que por fin nos entendemos o al menos eso creo. Al salir del sótano veo esa lujosa casa de nuevo.

– ¡Woow ! – digo con admiración – ¿Acoso robas bancos para tener esta casa? – me atrevo a preguntar.

Se ríe entre dientes y me responde:

– No.

– ¿A qué te dedicas?

– soy un empresario.

– ¿Y ganas mucho con eso o además traficas armas y drogas? ¿Haces algo ilícito?.

Una vez más se rie entre dientes.

– Soy un genio informático, y un gran inversionista de grandes empresas multimillonarias. Aunque alguna que otra vez hago cosas ilícitas como lavado de dinero o desvió de fondos

– ¡Woow! Eres todo un mafioso.

– ¿Y vos a que te dedicabas? – me pregunta curioso.

– Mmm.... antes de aceptar el trabajo en Starbucks. Era ladrona. Era una chica problemática. Me drogaba.

– Suena interesante.

Me quejo por el dolor de la herida. Me ojea con indiferencia, pero no me dice nada. Creo que no le importa mucho.

– ¿Podrías llevarme a un hospital? – Le pido.

– No, no confió en ti. Y a partir de ahora eres mi prisionera.

– Bueno, al menos podrías curarme.

– Sí. – dice con frialdad.

Realmente no entiendo sus cambios de humor. Me deja sola por unos minutos y al rato lo veo entrar a la sala con el botiquín de primeros auxilios y le pregunto:

– ¿Sabes lo que haces?, es una herida profunda. Debería curarme lo un profesional.

– Descuida, cuando te desangres te llevare al hospital.

– ¿Quieres que eso me suceda?

– Tal vez.

– ¿Qué significa tal vez?

No me responde y me cura la herida.

Es obvio que no me quiere o le cuesta quererme. No quiere enamorase de mí. Evita ese sentimiento.

Cuando termina de curarme la herida, nos miramos por unos segundos y me pierdo en su mirada. Me muero de ganas de besarlo. En ese momento el desvía la mirada y me dice:

– Albert, te mostrara tu habitación.

Asiento y voy con el mayordomo quien tiene cara de poker. Me pregunto si sabe de las actividades de Christopher. Subo con dificultar las elegantes escaleras de mármol. Sigo al hombre flaco de pelo canoso hasta una puerta.

– Aquí es su habitación, señorita Cooper. Espero que este cómoda.

– Por favor, llame Zora.

– Sí. – dice con elegancia. – Espero que cambie al señor White, es la única mujer que no ha podía matar.

– ¿Qué?

– No es de mi incumbencia, pero usted ha sido la primera mujer que ha sobrevivido a él, creo que la considera más que su prisionera. Me atrevería a decir que está enamorado.

Pongo una sonrisa furiosa. Es esa sonrisa que uso cuando escucho algo bueno o me salgo con la mía.

Es bueno oír eso. Pronto sera mío.

Juego de asesinos: Quiero ser tu nueva obsesión © + 18| Libro 1 |✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora