Oferta de trabajo

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Estoy estupefacta por esto. Ahora me pregunto, ¿Cómo es que desde la propuesta de tener sexo con él, pase obtener un trabajo? Sigo sin entender su actitud. No entiendo como yo puede hacerlo cambiar de opinión, ¿más bien que lo hizo cambiar de opinión? ¿Que puede haber hecho yo? ¿Porque que probabilidades había de que obtenga un trabajo así?; Me pregunto.

— ¿¡Acoso es una broma!? – pregunto incrédula.

— No. Quiero que trabajes aquí. – Abro la boca con sorpresa. Inclino la cabeza y pongo los ojos en blanco. No sé qué decir. Las palabras no me salen. – Tienes experiencia como camarera.

— si... mmm... bueno en realidad, yo trabaja en Starbucks, estaba en la sección de caja y servía las bebidas que ordenaban. –digo. – no precisamente era una camarera, pero creo que cuanta como una, cuando tenía que limpiar las mesas y entender a los clientes que te pedían algo. – añado de corrido.

— Sí, eso es suficiente.

Abro los ojos como platos. << Esperada esto>>.

— ¿Eso quiere decir que tengo el trabajo?

— Claro, es tuyo si lo quieres.

— Sí. – digo aun estupefacta. – ¿y cuando empiezo?

— Mañana por la mañana. – asiento. Aprieto un poco los labios y dejo escapar una pequeña sonrisa.

Salgo de ahí y no puedo evitar que se me forme una gran sonrisa en mi rostro ovalado.

Busco a Christopher y lo encuentro sentado en la barra con un vaso de whisky. Me acerca a él.

— ¿está todo...? – deja la pregunta sin terminar y me mira como tratando de descifrar mi expresión.

— Sí, de hecho obtuvo un empleo.

— ¿un empleo? – frunce el ceño.

— Sí. Arian me ofreció ser camarera aquí. – digo extendiendo mis manos para señalar el lugar.

— ¿es broma?

— Eso pensé yo al principio, pero no.

— Cooper, conozco a Arian, y el no da así como así empleos. ¿segura que no te hizo....? – una vez más deja la pregunta sin terminar.

— No. Le he dejado en claro que yo soy tuya. – respondo como si le hubiera leído la mente. Pero la verdad sé que él quería preguntarme si había tenido sexo con Arian.

— Espero que lo haya entendido. – masculla. – sin embargo, no permitiré que trabajes aquí.

Inclino la cabeza con sorpresa. Pongo los ojos en blanco.

— ¿porque? ¿Cuál es tu problema?

— ¿Vas cuestionarme?

— Sí. – digo. – esto no se trató de vos, sino de mí. Esto es algo que quiero. – afirmo.

— Todo lo relacionado a ti se trató sobre mí. Eres mía, Cooper y yo tengo que aprobar todo lo que hagas.

— No, no es así. No puedes, ni tienes derecho a decirme que hacer con mi vida como tampoco te da el derecho a decirme que empleo debo tener o no. – protesto elevando la voz. – es más te iba pedir que me gustaría trabajar las horas que tu estas trabajando, pero ahora no lo veo el caso. – finalizo alejándome de él. Aprieta los dientes en regañadientes.

De pronto ciento un fuerte apretón en mi brazo izquierdo, es la mano de Christopher; de mala gana me agarra del abrazo y me tironea con brusquedad. Me arrastra a hasta la salida. Intento liberarme de su agarre, pero me he es imposible, ejerce mucha fuerza sobre mi abrazo. Me la aprieta con firmeza y con fuerza, no puedo liberarme, cada vez que lo hago me aprieta más fuerte.

— ¡Suéltame! – exijo.

— No. – grita.

— ¡Estas lastimándome! – me quejo con todas mis fuerzas.

— Dejaras el empleo que te ofreció, Arian.

— No.

— Entonces no te soltare.

— Entonces gritare. – lo amenazo. Comienzo a gritar pidiendo auxilio y llamando la atención de todos lo que están afuera esperado a entrar, pero después me doy cuenta que a estas personas les importa una mierda lo que me pase, porque después de todo deben de ser asesinos o lo que mierda sean.

— ¡Ya cállate la boca! O me conocerás enojado.

— Creí que ya te estaba viendo enojado. – retruco frunciendo los labios.

Me suelta con brusquedad.

— ¡Sube al auto! – me ordena.

— No.

— ¡Qué subas al maldito auto! – eleva la voz.

— No. – digo con el mismo volumen de voz que él.

— Cooper, sube al auto, ahora. – su voz sigue siendo fuerte y áspera.

— ¡He dicho que no!

— ¿Si te dejo trabajar aquí, subirás al auto? – me pregunta con ese tono de voz fuerte que ahora está lleno de frustración e ira.

— En ese caso, subiere. – accedo.

Christopher lanzo un largo un suspiro de fastidio. Subo al auto.

— No puedo creer que una mujer me este manipulado de esta manera. – murmura mientras arranca el auto.

Al llegar al penhouse de Christopher, su estado de ánimo, es diría yo el normal que tiene siempre, aún su rostro muestra un poco de enfado.

— ¿Por qué aceptaste ser camarera en su club?

— Me pareció una buena forma de matar el tiempo – asiente.

— Bien. – dice con un suspiro. – si es lo que quieres lo permitiré, pero siempre y cuando estés disponible en las noches para mí. – sonrió ampliamente. 

Juego de asesinos: Quiero ser tu nueva obsesión © + 18| Libro 1 |✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora