Dominador

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Llego al penhouse de Christopher algo cansada, creo que nunca en mi vida en hecho tanto ejercicio como hoy. Ahí en el sillón sentado veo Christopher mirando su celular, ni si quiera me oyó entrar.

— ¿No me vas preguntar cómo fue?

— No. – dice rápidamente sin mírame.

— ¿No te interesa saber si seré una buena jugadora? – pregunto con seducción acercándome hasta el sillón. Inclino la cabeza para verlo mejor ya que estoy detrás de él. Alzo penas la cabeza y me lanza una rápida mirada y vuelve la vista a su celular.

— No, no me interesa. – responde al cabo de unos segundos. – podrías dejarme de fastidiar, estoy ocupado. – añade molesto por mi presencia.

— ¡Que es más importante que yo! – me quejo como una niña parándome ahora en frente de él. – ¿dime que es más importa que yo? – repito sentándome en sus piernas. Ante esto tengo toda su atención. Sus ojos se claven en mí, me mira fijamente con esos penetrantes ojos azules. Está algo perplejo por mi actitud, creo que no se lo esperaba. Me acerco a su oído y le susurro con seducción. – ¿quieres jugar conmigo? – Me mira con seriedad, pero no es una seriedad cualquiera es esa seriedad de perversión y deseo.

Me sonríe con perversión. Se levanta del sillón junto conmigo y me lleva hasta no sé a dónde, porque no veo por dónde vamos. Ademas de que me besa desenfrenadamente y salvajemente.

Me deja en el suelo cuando llegamos hasta una puerta.

— Pensé que iríamos a tu habitación. – pregunto cuando llegamos abre una puerta que desconozco y que no he visto antes.

— ¿No querías jugar? – me pregunta encarando una ceja.

— Sí.

— Bueno aquí es donde jugaremos. – responde avanzando a la habitación. Entro después de él.

Lo primero que veo es una gran cama de hierro, que parece ser algo incómodo a simple vista. También veo barrotes de hierro que son parecidos haces que su usan para hacer gimnasia. En las paredes hay colgados látigos diferentes tamaños y texturas. Sogas, cintas, mordazas y esposas. También hay estantes en donde veo consoladores. Ademas de muchas que no sé qué son y nunca he visto en mi vida. La gran mayoría parece instrumentos de tortura, algo así. << No eso es, son elementos de tortura, Zora>>; pienso.

Estoy sorprendida por esto y la vez deseo probar todos estos instrumentos con él. a esto se refería el contrato de los juegos oscuros, ¿pero que tan oscuros son estos juegos? ; Me pregunto mientras inspecciono un poco

— Desviste. – me ordena sacándome de mis pensamientos. Sin dudar, ni cuestionar obedezco a su pedido. Se supone que eso hace una buena sumisa. Debo tratar de ser una buena sumisa, aunque no sirva para esto.

Mientras me quito las últimas prendas veo como Christopher se deshace de su ropa. Solo se queda en pantalones.

Sus ojos se clavan en mi cuerpo desnudo, me recorre con la mirada.

— ¿Te rendirás ante a mí? – me pregunta.

— Sí.

— ¿si qué?

— Si, amo. – digo.

— buena, chica. – Christopher agarra unas esposas que son muy grandes y me los coloca.

Me lleva  hasta uno de los barrotes y me encadena ahí. Acto seguido se acerca a mí y comienza a lamer mi cuello. Jadeo y cierro los ojos por sus intensos besos y acaricias que me está provocando en mi cuerpo cuando sus manos se deslizan por todo mi cuerpo. Su mano empieza a subir y bajar por mi entrepierna y con cada caricia siento una leve electricidad que recorre todo mi cuerpo. A continuación siento su mano en mi feminidad. Empieza a hacer círculos sin parar y me retuerzo de puro. << ¡Oh por dios!>>; exclamo y grito en mi fuero interno, <<me estoy excitando mucho>>. Comienzo a moverme y no puedo evitar lanza un gemido.

— Quédate quieta, Rora. – me pide. Pero a mí se me hace imposible quedarme quita ante estas intensas acaricias.

Puede sentir como esa electricidad se hace más fuerte, aparte de que estoy un poco mojada. Tiro mi cabeza hacia atrás de puro placer. Sigue haciendo círculos en mi clítoris cada vez más rápido. Muerdo mi labio inferior y largo un pequeño gemido. Abro más las piernas como acto reflejo y acto seguido siento que mete un dedo en mi feminidad. Gimo al sentirlo dentro de mi.

Christopher lo saca y lo mete rápidamente cada vez más rápido, gimo y siento como cuerpo convulsión cuando llego al orgasmo. Se aleja de mí y yo estoy con el corazón a mil y complemente existida.

Se quita el pantalón y el bóxer. Se vuelve acerca a mí y me alza, yo enredo mis piernas en su cintura. Puedo sentir su miembro duro en mi entrepierna. Gimo. Me agarra de los glúteos, y los aprieta un poco. A continuación siento su pene mi intimidad. Hace un ligero movimiento y me embiste de golpe. Suelto un fuerte gemido echando la cabeza hacia atrás. Primero son embestidas lentas y constantes. Estas se vuelven cada vez más y más rápido. Doy pequeños saltitos ya que mis manos están atadas y no puedo hacer más que eso. <<Esto es muy intenso>>; Pienso. Los movimientos se intensifican y se vuelven más rápidos y salvajes.

Alcanzo el orgasmo acompañado con un gran gemido, Christopher sigue embistiendo duramente y secamente para alcanzar a su propio gemido hasta que lo consigue. Me deja en el suelo. Y sale de mí. << Pero aún tengo que admitir que quiero más de él y estoy segura de que él también quiere más de mí>>

— date vuelta me ordena. – Christopher. Obedezco y como puedo me doy vuelta. No veo lo que está haciendo porque le doy la espalda y no puedo girar bien en la cabeza debido a las esposas. Ciento un cosquilleo raro en mi espalda. Entonces pienso que debe de ser uno de esos látigos que tiene varias cintas. Porque es eso lo que siento en mi espaldas. Desliza el látigo por toda mi columna vertebral, hasta llegar mi trasero. Me da un seco, pero suave latigazo en mi trasero que me hace gemir. Me da otro latigazo ahora en la espalda. Grito emitido un gemido. Acto seguido siento como el látigo se deslizar en mi espalda y me recorre. El placer que siento es indescriptible, es una mezcla de dolor y un cosquilleo incesante. No se exactamente, pero siente tan bien que deseo que siga y no pare de darme latigazos.

A continuación ciento un fuertes latigazos, acompañados por una fuerte penetración su miembro entran en mí. Comienzo a moverse rápidamente y sin piedad mientras desliza as hebras del látigo por mi espalda. Jadeo y gimo al mismo tiempo sin parar.

Me agarra de la cintura y yo me muevo mi trasero contra su entrepierna, absorbiendo todo su miembro. Y sintiéndolo más en mí. Se muevo más rápido y ya ciento que no doy más, las piernas me tiemblan ademas de que las esposas me tiran impidiendo que muevan más de lo que puedo. Aun así esto hace placentero la penetración. Quisiera tocar el cuerpo de Christopher, o besarlo, pero las esposas me lo impiden. Sin embargo estoy disfrutando de sus caricias y sus embestidas que me da. Mi cuerpo comienza convulsionar, siento que voy exploto en mil pedacitos. Siento una fuerte corriente eléctrica que recorre todo mi cuerpo. Seguido por un fuerte gemido. Oigo gemí a Christopher y juntos llegamos al éxtasis total. Clímax.

Siento los brazos cansados y entumecidos. Estoy realmente cansada. No sé cuánto tiempo más pueda estar así. Me embistió secamente y duramente por última vez. Yo solo emito un quejido. Me hace dar vuelta y me mira por nos minutos como buscando algún signo de deseo o algo, pero me doy cuanto de que debo de tener cara de cansada, y me debo de ver aun peor con mis golpes. Me desata. Y se lo agradecí mentalmente.

Tengo el cuerpo muy cansado y pesado, en lo único que pienso es en dormir y creo que Christopher lo noto. Me alza y yo rodeo su cuello con mis brazos. Enseguida me duermo en sus brazos.

Siento como deposita en la cama. 

Juego de asesinos: Quiero ser tu nueva obsesión © + 18| Libro 1 |✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora