CAPITULO XVIII "NO PUEDO DARME EL LUJO DE PERDERTE"

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En cuanto supe del enfrentamiento entre mi viejo y el tío Eiden supe que la mierda se había prendido y en serio, llegué a casa y para fortuna, no tenía que esperar mucho, mi viejo ya estaba ahí

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En cuanto supe del enfrentamiento entre mi viejo y el tío Eiden supe que la mierda se había prendido y en serio, llegué a casa y para fortuna, no tenía que esperar mucho, mi viejo ya estaba ahí.

— ¿Estás bien? – me miró algo extrañado.

— Sí ¿Vos? – nos abrazamos.

— Bien, supe del quilombo con el tío Eiden.

— No voy a decir que es fácil domar a Eiden, pero mientras pueda, lo intentaré, además fui racional, ésta es mi familia y Ghalion está en zona Viper, así que es básicamente, de nuestro nido.

— ¿Se emputó?

— Como fiero, pero sabe que al menos conmigo, se topa con pared.

— Sos igual a él.

— ¿Vos crees eso?

— Un poco, pero está bien, de otro modo, nadie lo haría entrar en razón, tía Roma lo deja ser y Malik y él no, se llevan muy bien del todo, Malik lo reta demasiado.

— Hay una delgada línea entre retar por pelotas y retar por razón, Fabián, es importante que vos no pierdas de vista esa puta línea, porque el día que lo hagas, te voy a reclutar en la academia para agente de la CIA.

— A la mierda, jamás dejaré de ver esa línea.

— Voy por Ghalion ¿Vos querés venir?

— Obvio. – abordé el auto de mi viejo, es director de la CIA, solo imaginen el pedazo de lujo que se carga. Llegamos al hospital y entramos como si fuere nuestra casa, mi viejo se detuvo con dos sujetos.

— Adelántate y vos ve si tu primo no necesita ayuda, Alex. – asentí para mi viejo, que seguía atendiendo a esos pibes a medio pasillo. Entré a la habitación.

— ¿Galo?

— Hola. – le acomodé la remera. – No sabía qué tan útil es el dedo pequeño hasta que no lo pude usar.

— Estarás bien, vos, tranquilo. – le metí la sudadera. – Cuidado con la frente, che.

— Las etiquetas de la ropa estaban bien hechas ¿Vos las hiciste?

— No, Atenea.

— Es un caramelo, aprendió bien braille.

— Es importante escribirle cartas a tu hermano de vez en cuando.

— Vos también aprendiste.

— Es importante escribirle cartas a tu primo ¿Cómo te sentís?

— Bien. – le vi presionarse el costado izquierdo.

— ¿Tenés costillas rotas?

— No, solo que caí de éste lado, me duele un poco. – mientras le acomodaba la sudadera miré que había una ardilla a un lado de su cama.

✟ ɢᴀɴɢꜱᴛᴀ'ꜱ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ ✟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora