DIEZ DE NOVIEMBRE.
Habían pasado casi seis meses y Jason no parecía querer despertar, le habían hecho cirugías en la mitad del cuerpo, prácticamente, lo habían reconstruido. Bass había conseguido buenos médicos en Suiza, así que las cirugías eran allá y el periodo de recuperación lo ejecutaba en el Hospital de Campo, era pacífico y tranquilo, hasta que noté que también podía ser peligroso. Eiden Palacios había decidido traer a su esposa a trabajar aquí y no solo eso, también trajo a su pequeño hijo Oliver, que también se negaba a reaccionar, sin embargo, mostraba mejoría, todo comenzaba a tomar el curso correcto y normal después de lo que había pasado, entonces miré a Jace.
— ¿Y tú cuándo? – susurré.
— Familia. – Bass y su mala costumbre de entrar sin llamar a la puerta.
— Un día de estos, te voy a disparar. – dejé el arma bajo la cama de Jace.
— Tranquilo viejo. – se acercó a Jace. – Oye, JJ, es hora de despertar, ya te gustó que te hagan baños de esponja ¿Verdad hijo de puta?
— Déjalo en paz, Sebastian.
— Cuando despierte se va a molestar en serio, mira esa barba, está a dos centímetros de parecer un náufrago.
— Deja de molestarlo.
— Jason, Jason, Jason. – le picó las mejillas.
— ¡Ya déjalo!
— Eres amargado, te hizo daño el matrimonio, Berlín.
— ¿Vas a joderme a mí?
— No, voy a hacer unas fuercitas con Jace, vamos amigo. – se sentó y tomó la mano de Jace. — ¿No que muy fuerte? Vamos, vamos. – le palmeó el brazo. – Échale, como dicen en México.
— ¿Fuiste a México?
— Es bonito, hay niñas lindas, no me distraigas, vamos Jace. – Bass se comportaba con Jace como si estuviera consciente, a veces me aturdía tanto que esperaba que Jace no pudiera escucharlo, seguro ya lo habría golpeado. – Amigo ¿Estás cansado? Da todo tu plus. – acomodó de nuevo su brazo. – Venga. – silencio. — ¡Oye, tranquilo!
— Deja de jugar y no lo molestes, Sebastian.
— No, viejo, no estoy jugando ¡Ahu! ¡Jason, es mi mano lesionada! ¡No me jodas!
— Deja de jugar.
— ¡No estoy jugando, está apretando mi mano! – elevó la mano y en efecto, Jace le estaba dando un fuerte apretón. — ¡Suelta! ¡Colega! ¡Suelta! – me levanté de inmediato y le miré.
— ¿Jace? – finalmente, abrió los ojos. – Oye, tranquilo.
— ¡Me rindo! ¡Suéltame! ¡Suéltame! – aun estaba adormitado, soltó la mano de Sebastian, todo iba bien hasta que el tubo en su boca comenzó a molestarle.
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✟ ɢᴀɴɢꜱᴛᴀ'ꜱ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ ✟
Teen FictionHace cerca de veinte años la historia de los Palacios parece no haber terminado del todo bien, en realidad, nada bien. Eiden Palacios había logrado darle un golpe mortal a Albert Briar, pero el precio que había pagado por ello, era demasiado alto, t...