Hace cerca de veinte años la historia de los Palacios parece no haber terminado del todo bien, en realidad, nada bien. Eiden Palacios había logrado darle un golpe mortal a Albert Briar, pero el precio que había pagado por ello, era demasiado alto, t...
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Estaba por irme cuando vi a Hailee afuera de mi casa, fruncí el cejo.
— ¿Qué estás haciendo ahí?
— Vine a verte, pero veo que vas a un lugar.
— Sí, voy a una fiesta. – me quedé callado, no sé qué tan bueno sea esto. — ¿Quieres venir? Es una fiesta de princesas.
— ¿Quién es la festejada?
— Mi hermana, Lana. – se quedó callada.
— Entonces creo que debería conseguir un vestido adecuado y un bonito regalo. – sonreí, después de ir al centro comercial y de que Hailee consiguiera precisamente lo que necesita, tomamos camino a la CCE. – Háblame de ella.
— Hoy cumple dieciséis años.
— Nunca hablas de tu familia.
— Porque no la tengo.
— ¿Seguro?
— La sangre solo nos ha hecho parientes, Hailee, lo que te hace familia es la lealtad, en esta gente, hay todo, menos eso.
— ¿Por qué Lana está en una Casa de Cuidados Especiales?
— Porque lo necesita, Lana, padece una especie de retraso mental, ella, tiene dieciséis pero su mente es de una niña pequeña, físicamente se ve normal, pero no es difícil darse cuenta que ella vive en un cuento.
— Haré una pregunta profunda e incómoda, pero si vos querés que te ayude con esto, vos tenés que decirme la verdad ¿Por qué vos odias a tu vieja? – me quedé callado, apreté el volante.
— Porque no supo ser una madre.
— Entiendo.
— Lana es lo único que me queda, yo solo sé que podría matarla si la veo, la odio.
— ¿No crees vos que eso te hace más daño a ti que a ella?
— No puedo evitarlo. – bajé del auto una vez que llegamos y Hailee me ayudó a bajar algunas cosas, todo estaba listo para el cumpleaños de Lana.
— Sebastian, Sebastian.
— Lana. – dejé lo que traía en las manos y la abracé. – Feliz cumpleaños.
— Gracias por venir. – Lana se tornó seria. — ¿Quién es ella?
— Es una amiga, se llama Hailee.
— Hailee.
— Hola Lana, te ves hermosa.
— Tú también te ves muy hermosa Hailee. – se acercó a ella y tocó su cabello. – Tu cabello es hermoso, muy hermoso, como el de Bella.
— Gracias.
— Mi hermano es un príncipe ¿No te interesa? – me dio tos mientras Hailee se reía.
