Hace cerca de veinte años la historia de los Palacios parece no haber terminado del todo bien, en realidad, nada bien. Eiden Palacios había logrado darle un golpe mortal a Albert Briar, pero el precio que había pagado por ello, era demasiado alto, t...
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Estaba herido de muerte y no sabía cómo solucionarlo, mi mente me pasaba largometraje sobre mi ilusión estúpida con Jovanka, me dolía porque la amaba tanto, y todo eso se había destruido en un instante, estaba jodido, por primera vez en mi vida me sentía vencido y estaba de la mierda.
— Hola señor cantante.
— Hola Ollie.
— ¿Sabías que ser guapo y elegante es propio de ser un Palacios? Mi abuelo me cuenta que su padre, Nono Isaac, lucía bien con traje, aunque no los acostumbraba, te ves muy bien ¿Estás nervioso?
— No en realidad.
— Sigues triste.
— ¿Qué?
— Jovanka, escuché a Malik diciéndole a Balam que nadie sabe dónde está, debe estar asustada después de lo que pasó.
— ¿Vos la vas a defender?
— Ghal, tengo casi cinco años, aunque todo el mundo cree que soy mayor, soy muy listo, me doy cuenta de cosas que los demás no quieren darse cuenta, como tú.
— ¿Qué?
— No quieres aceptar que no crees una sola palabra de lo que ella dijo.
— Oye ¿Sabes cuantos años tenía yo cuando vos naciste?
— Unos diecinueve ¿Pero, eso qué tiene que ver? La experiencia no resulta solo por vida, también por conocimiento y persuasión, no te ofendas, pero no puedes ver las cosas como los demás, por eso, no crees lo que ella te dijo, pero te convences que lo crees, porque ella te hizo sentir cosas que no habías sentido, incluida tu desconfianza y tú desespero por recuperar la vista.
— Ya no quiero hablar de eso.
— Deberías escucharla.
— La escuché suficiente ¿Por qué hablas como Jason Briar? Son tan... Listos.
— Escúchala, tú sabes que lo que dijo no es verdad.
— Ash casi muere.
— Pero no lo hizo, hay una enorme diferencia.
— Deja de hablar como si tuvieras vos mi edad, me pones nervioso.
— Oh vamos, eres listo, escucha tu corazón.
— Mi corazón dice tum-tum, tum-tum.
— Late bien ¿Y cuando la percibes? — suspiró.
— Suficiente ¿El moño está perfecto?
— No sé si vas a cantar o estás en una misión, mi querido James Bond. — sonreí. — Yo solo vine a desearte éxito, estaré con tío Gama cerca del escenario, por cierto.
— Gracias por venir.
— Cantas genial, no me agradezcas. — estaba listo para subir al escenario, me guiaron hasta ahí, desde que sucedió lo del percance con... Ella, no había podido volver a caminar sin el bastón, no me sentía seguro ni de mi sombra.
