Estaba preparando terreno para volver a Santiago cuando Wesh me avisó que la hermana de Sebastian falleció, me golpeteé la frente con el teléfono, mierda, tengo que estar con mi amigo ahora y miren en dónde estoy.
— Minnie. — estaba poniendo a salvo a Mickey. — Tengo que irme.
— ¿Qué quieres que te diga Jace? No puedo hacer que te quedes, es peligroso que vayas para allá, pero si así lo quieres, está bien.
— Lenna.
— Está bien, solo estoy preocupada por ti, tu espalda aún no está lista para que tengas problemas, es todo, estoy asustada, no quiero perderte.
— ¿Crees probable que eso suceda?
— No eres un dios.
— Los dioses no sangramos, mucho menos nos morimos.
— Deja se jugar si algo te pasa no sé qué sería de mí.
— Podrías continuar, Lenna.
— ¿Tú podrías hacerlo sin mí?
— Puedo, pero no quiero hacerlo. — le besé la frente. — Cuando todo esto se estabilice, quiero que te cases conmigo, quiero conquistar España contigo. — le besé la mano.
— ¿Piensas escapar de manera gloriosa de mi enojo cuando vayas a Santiago otra vez de ese modo?
— Quiero hacerlo, quiero que nos casemos. — me miró, se quitó su medalla y me la puso.
— Jace, mientras tengas esto puesto no puedes pelear, no vas a iniciar peleas, ni tomar peleas que no sean tuyas, si es posible, bajarás los puños y huirás, aunque se vea cobarde, quiero un esposo completo cuando me case, porque me caso contigo, una y mil veces. — nos besamos. — Si sigues tocándome así no te irás nunca. — miró su medalla en mi cuello y sonrió. — Vuelve bien ¿Quieres? No quiero hacer explotar Santiago buscando culpables.
— Me abstenerse de morir para que no destruyas Santiago. — sería bueno que nos pudiéramos despedir, así que tomé la iniciativa y comencé a tocarla más provocativamente.
— Si sigues así tendrás que hacerte responsable. — asentí sin dejar de besarla, posterior a ello, la sostuve sobre mis caderas cuando, sin previo aviso, comenzaron a disparar a la casa, me tiré al suelo con ella en brazos.
— Mierda, seguimos después, Minnie. — tomé el arma de la cama, cuando miré a Lenna ya tenía un arma entre las manos.
— ¿Quiénes serán?
— No lo sé, pero seguro que nos quieren hechos coladera. — dije mientras las detonaciones nos pasaban por encima, la abracé para protegerla durante las detonaciones que parecían eternas, hasta que, después de unos minutos cesaron.
— Se fueron. — Elena iba a levantarse y negué con la cabeza, escuché perfectamente cuando abrieron la puerta y entraron.
— Vienen para acá. — susurré. — Van a asegurarse de que estemos muertos.
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✟ ɢᴀɴɢꜱᴛᴀ'ꜱ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ ✟
Teen FictionHace cerca de veinte años la historia de los Palacios parece no haber terminado del todo bien, en realidad, nada bien. Eiden Palacios había logrado darle un golpe mortal a Albert Briar, pero el precio que había pagado por ello, era demasiado alto, t...