CAPITULO LXXVI "SIN MIEDO A NADA"

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Cuando llegué al hospital Ashton ya se había vestido, se veía muy bien y eso me tenía muy tranquila

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Cuando llegué al hospital Ashton ya se había vestido, se veía muy bien y eso me tenía muy tranquila.

— ¿Listo?

— Sí. – me dijo, se acomodaba la camisa, iba a acercarme a él cuando su teléfono comenzó a sonar. – Yo. – respondió. – Ey ¿Cómo llegaste? ¿Todo bien? ¿Cómo está JB? ¿En serio? Me hubieras llevado contigo, no hagan desmadre sin invitarme. – hizo una pausa. – Vaya, los chismes vuelan, sí, anoche, pero estamos bien, sí, Ares y Fabián, pero los tres estamos bien, no, no, tú estás bien allá, tranquilo, lo controlaremos, puedo vivir sin el Zar Nightmare. – me miró levemente y se giró. – De acuerdo, saludos a J, chao. – colgó y volvió a acomodarse.

— Si estuviera aquí tal vez esto no hubiera pasado.

— Es Bass, no Superman ¿Quieres hablar del tema de nuevo?

— Vos siempre lo defiendes.

— Atenea ¿Es en serio? ¿Qué quieres?

— ¿Por qué no aceptas que es un pelotudo?

— No hablaré de ese tema contigo porque no me corresponde juzgar a mi amigo y a ti tampoco.

— ¿Disculpa?

— ¿Quieres pelear? Súbete a un ring, yo no voy a ser tu rival, tú estás furiosa con Bass y yo no veo el mismo efecto en Hailee, así que deja de meterte en asuntos que no son tuyos, supéralo, no quiero volver a tocar el tema ¿Estamos? – tomó su sudadera y estaba dispuesto a salir de la habitación, lo detuve.

— Lo siento, soy una boluda, tenés razón, es problema de Hailee, perdón. – lo abracé. – Me asusté, no quiero estar peleada con vos, porque estos días que estuvimos más tensos, no me aseguré si habías tomado el medicamento, me sentí culpable cuando me dijeron que venías para acá, Ashton, te amo a vos, no quiero perderte. – me correspondió el abrazo.

— Yo también te amo. – estábamos abrazados cuando escuché como mi viejo se aclaró la garganta desde la entrada de la habitación.

— ¿Nos podemos ir ya? – Ash miró a mi viejo. – Te ves muy bien, qué alivio, vos no te metas en problemas Ashton, que esta niña se la pasa llorando como boluda toda la noche, así que vos sé un buen juguete.

— ¿Juguete?

— Es humor argentino. – le susurré.

— Oh, estoy listo. – mi vieja entró después, abrazó a Ashton y le hizo preguntas sobre su sintomatología, era algo irritante, pero a la vez me gustaba que se preocuparan por él.

— ¿Estás entero, Ashton? – le preguntó mi hermano.

— Aun, Galo, muchas gracias. – mis viejos caminaban por delante de nosotros tomados de la mano y pensé que sería bueno que después de tantos años de amor, Ash y yo siguiéramos igual.

✟ ɢᴀɴɢꜱᴛᴀ'ꜱ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ ✟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora