CAPITULO III "AROMA"

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Mis viejos me enseñaron disciplina desde que tengo memoria, despertaba temprano todos los días, salía a correr, pasaba una hora en el gym, regresaba a casa a ducharme, me vestía, palpaba las etiquetas de mi ropa, tenía vagos recuerdos de los color...

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Mis viejos me enseñaron disciplina desde que tengo memoria, despertaba temprano todos los días, salía a correr, pasaba una hora en el gym, regresaba a casa a ducharme, me vestía, palpaba las etiquetas de mi ropa, tenía vagos recuerdos de los colores, así que elegía las combinaciones que según Malik eran las indicadas, ese sujeto, le hace mucho honor a su apodo: "Chic".

De pronto noté que alguien había despertado muy feliz hoy.

— ¡Buenos días a vos!

— ¿Estás loca o qué?

— Mira qué guapo te ves hoy. – Atenea me besó la mejilla. – Vos siéntate te voy a acomodar ese cabello que tenés tan lindo.

— ¿Estás bien?

— Sí, lo estoy ¿No te gusta esa canción?

— Es alegre.

— ¿Vos amaneciste mal?

— No, estoy bien. – sentí los tirones que mi hermana menor me hizo con el cepillo.

— Déjame verte. – me giró la cara en su dirección. – Sos tan guapo y bonito.

— ¿No deberías estar en la prepa ya?

— Entro tarde, la boluda de Haylee no ha venido, seguro fue por Jacquie, claro, la prima al final.

— Vos no seas sentida, está enamorada, no tené nada de malo.

— Yo no dije que fuera malo ¿No sentís vos que hablas diferente cuando pronuncias gallego?

— Es una pirada de pelotas, pero no me quejo. – me levanté. – Gracias.

— Bastón. – fruncí los labios. – No me hagas esa cara, no quiero que vos te tires esos dientes perfectos que tenés.

— No lo necesito.

— Sabes que sí ¿Tomaste el medicamento?

— No lo necesito hoy, me iré a la universidad.

— ¿Por qué no solo te vas con Fabián? Ese pelotudo tené un auto amplio, vos podés ir con él.

— No quiero hacerlo.

— Oye, vos sos re genial ya, no tenés que llegar a la universidad en metro y hacernos ver a los demás como unos boludos por perdernos en cada cuadra.

— No lo hago con esa intención.

— Pareciera. – afuera sonó el claxon. – Es esa pelotuda hija del choto.

— Ese choto es el tío Gamaliel.

— Lo amo y él lo sabe, es como nuestro viejo, pero, no sé, es muy, extremo, me voy, por favor, prométeme que vos no dejarás el bastón en casa.

✟ ɢᴀɴɢꜱᴛᴀ'ꜱ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ ✟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora