Hace cerca de veinte años la historia de los Palacios parece no haber terminado del todo bien, en realidad, nada bien. Eiden Palacios había logrado darle un golpe mortal a Albert Briar, pero el precio que había pagado por ello, era demasiado alto, t...
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Mentiría si dijera que no estoy nervioso, si los Royals me descubren en su territorio seguramente terminaré en alguna catacumba rogando por un poco de agua mientras intentan sacarme información, pero luego pienso en los beneficios de esto y pues me siento bien, nunca he dejado solo a un hermanito y no lo haré ahora. Entramos por la puerta B y me impresionó el número de personas reunidas ahí, creo que será muy fácil fingir que no estoy aquí, aunque lo esté.
— Ares, estamos llegando.
— Estoy dentro, mi familia está asignada en asientos del lado norte, si se quedan en el sur no habrá inconveniente.
— Si claro, siempre metido en el sur.
— No seas llorón. — Bass y yo nos quedamos en el sur totalmente, Dorian y yo habíamos acomodado de forma estratégica las ubicaciones, así tendríamos más acceso al recinto, él se quedaría en el centro con Ashton y Ares mantendría el ojo bien abierto en el norte. — Jason, aléjate de Ghalion, si te detecta podría no ser bueno para ocultarlo o pensaría que intentas algo.
— Gracias por el dato.
— Tu vos es tétrica, dicen que hace unos años hubo un ruso que tenía una vos así y que se dio la medida con los Palacios.
— ¿Oh sí? ¿Cuál fue el resultado?
— Rusos muertos y un Palacios comandando todo.
— Las cosas han cambiado. — Bass miró a los lados.
— Eso parece, pero yo los sigo viendo arriba. — entonces apareció Hailee. — Y está perfecto que esté arriba.
— ¿Te gusta ser domado?
— No lo hemos hecho.
— ¿En serio?
— No quiero ir a prisión ¿Sabes quién es su padre? Es Gamaliel Rivas, ese sujeto es tan amable y duro a la vez que me provoca escalofrío, no sé si me deja entrar en confianza mientras alcanza a medir mi cuello.
— Hola guapo. — me miró. — Ares, excelente traje, me gusta. — ladeé la cabeza. — ¿Por qué vos estás tan sentado lejos de mí?
— Al momento del baile todo cambiará, diosa del Olimpo, así que tú tranquila. — deslizó sus dedos por su brazo. — Y yo nervioso.
— Sos tan sensual.
— No más que tú.
— Nos veremos al momento del baile. — le besó la mano y la dejó ir.
— Vaya, estás enamorado de ella.
— Creo que sí. — en ese momento apareció la que había sido más que la mujer perfecta para Bass, Mirela se acercó y lo miró de pies a cabeza, tal vez se pregunten porque a todos los reconocen y a mí y a Ares no, de ahí va el diseño del vestuario que elegimos, la máscara que usamos tanto él como yo, solo nos permite mostrar nuestros pintados labios muy ad hoc al momento.
