Al día siguiente en lugar de asistir a mi primera clase fui al hospital a ver a Sebastian, me sentía culpable, me sentía la más grande de las pelotudas porque alguien había salido herido por mi lengua larga y tenía que solucionar el asunto antes de que fuera peor. Me colé y revisé habitación por habitación hasta encontrarme con Sebastian, tenía un golpe en la frente, mejilla y en el labio, me adentré en la habitación y cerré la puerta, miré la bitácora de su diagnóstico, presentaba una conmoción cerebral, equimosis en abdomen y fractura de dos costillas. Exhalé con pesar, estaba interesada leyendo cuando lo escuché ronronear.
— ¿Bass? – tragó saliva, frunció levemente los labios y finalmente, me clavó sus ojos color ámbar.
— Pero si es la diosa griega. – hizo una mueca.
— Lo siento, Bass, de verdad, lo siento demasiado, yo de pelotuda le dije a Balam que habíamos ido a otro lado, pero si soy una soreta grande, perdóname vos. – sonrió.
— Creo que yo le hubiera dicho lo mismo de haberme preguntado, pero ahora comprendo por qué no lo hizo.
— Lo siento, estás herido por mi culpa.
— No te preocupes.
— Sé que no debo pedirte esto, porque te hizo daño fuera de las reglas, Sebastian, pero, ¿Podrías vos decir que no recuerdas quién te hizo esto?
— ¿Disculpa?
— Por favor, hay muchos problemas en mi familia, se viene una fecha muy difícil para nosotros, por favor, Sebastian, yo sé que soy una pelotuda por pedirte esto, pero a cambio, Balam tendrá que darte algo, lo que vos quieras.
— No va a querer, diosa, esa gente tuya, cree que son los más ricos y sí, mi clan es el de los marginados.
— ¿Querés un auto de Balam? Lo tendrás vos, pero si me prometes que no dirás que le viste.
— No lo sé, Afrodita.
— ¿No confías en mí?
— ¿Tengo razones para hacerlo?
— Creo que no, sin embargo, te pido que confíes en mí, si vos no hablas, te consigo lo que vos quieras de Balam. – suspiró.
— Bien, quiero ese Aston Martin DB10 que presume en la Universidad en días importantes. – asentí.
— Lo tendrás.
— Que me lo entregue, Afrodita.
— Sebastian...
— No voy a pelear con él, mi gente sabrá que, si traigo ese auto, es oportuno, así que lo manejaré como si hubiera sido la paga de una corrida, Balam solo tiene que decir, bajo la circunstancia que quiera, que perdió y ya.
— Hecho, te avisaré cuándo y dónde te entregará el auto a vos. – dije asintiendo, me levanté dispuesta a salir.
— Me dijo que no quería verme cerca de ti otra vez. – me detuve. – No me gusta pensar que me utilizas, Hailee, pero si es así, tienes que parar, no soy juguete de nadie, tampoco soy un puente para llegar a lo que deseas.
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✟ ɢᴀɴɢꜱᴛᴀ'ꜱ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ ✟
Fiksi RemajaHace cerca de veinte años la historia de los Palacios parece no haber terminado del todo bien, en realidad, nada bien. Eiden Palacios había logrado darle un golpe mortal a Albert Briar, pero el precio que había pagado por ello, era demasiado alto, t...